El martes, el cobre volvió a acercarse al nivel fundamental de los 10.000 dólares la tonelada, saltando a más de 4,50 dólares la libra, o 9.940 dólares la tonelada en Nueva York, en medio de un sentimiento excesivamente alcista y de nuevas preocupaciones por la oferta en la principal región productora del mundo.
El repunte del cobre, cuyo precio se ha duplicado con creces desde sus mínimos históricos, se ha visto impulsado por la creencia generalizada de que la demanda de este metal, que es el barómetro, recibirá un gran impulso, no solo por el estímulo económico posterior a la pandemia, sino también por el impulso mundial a la descarbonización.
Todo lo que tiene que ver con la transición a la energía verde requiere más cobre, especialmente la electrificación del parque automovilístico mundial y la inversión masiva en redes eléctricas, infraestructuras de energías renovables y almacenamiento.
Aunque casi todos están de acuerdo en que el futuro del cobre a largo plazo es brillante, hay mucho menos consenso sobre cuánto brillará el precio del metal en los próximos años.
Una encuesta mensual realizada por FocusEconomics muestra grandes disparidades en las previsiones de precios de los bancos de inversión, corredores de bolsa, economistas y gobiernos en la encuesta elaborada del 13 al 18 de abril.
La previsión más baja entre las más de dos docenas de participantes para el precio medio en el cuarto trimestre de este año es la de BMO Capital Markets, que predice que el cobre retrocederá hasta el nivel de 7.000 dólares la tonelada.
Otros bajistas destacados son JP Morgan, Societe Generale, BBVA y Capital Economics, que también ven el precio en los 7.000 dólares, con nuevos descensos en 2022.
Esta es una gran diferencia con respecto al pronóstico más alcista: Goldman Sachs ve los precios en una media de 10.620 dólares la tonelada en el cuarto trimestre. Goldman, el principal defensor de la existencia de un superciclo en las materias primas, ve más ganancias en 2022, prediciendo que los precios alcanzarán los 12.250 dólares a finales del próximo año.
El único otro participante que espera que el precio del cobre alcance los cinco dígitos es el United Overseas Bank de Singapur. Sólo ABN Amro, Citi y ANZ ven el cobre por encima de los 9.000 dólares en el cuarto trimestre, pero, aparte de ABN, también ven un retroceso por debajo de ese nivel un año después.
La previsión de consenso para la media del cuarto trimestre es de 8.340 dólares, para bajar a 8.130 dólares en el cuarto trimestre de 2022.
FocusEconomics señala que en su encuesta de abril más de la mitad de los panelistas ajustaron las predicciones al alza (y cuatro se volvieron menos alcistas) con respecto a las previsiones elaboradas en marzo.
Aunque el mercado subyacente del cobre se está moviendo rápidamente en este momento, a menos que más analistas del mercado se acerquen a la idea de un superciclo en los próximos meses, Goldman parece que seguirá siendo una voz solitaria.