Saudi Aramco está buscando acuerdos que impulsen la confianza de los inversores en la mayor empresa petrolera del mundo. Estos acuerdos podrían incluir la venta de activos o acuerdos de suministro, según un informe de Reuters que cita al director ejecutivo de Aramco, Amin Nasser. La vida era fácil para el gigante saudí hasta hace poco. Extraía petróleo, lo vendía en los mercados internacionales y utilizaba los ingresos para financiar gran parte de la economía saudí.
Ahora, las cosas son muy diferentes.
Aunque la principal prioridad de Aramco sigue siendo su mayor accionista, el gobierno saudí, las tendencias mundiales le empujan hacia la diversificación.
El plan de venta de activos es similar al de su vecino emiratí Adnoc, que ha estado vendiendo participaciones minoritarias en sus activos energéticos para monetizarlos mientras pueda. Ahora que los precios del petróleo se han recuperado de los mínimos pandémicos, es el mejor momento para ello. Sin embargo, Adnoc lleva cuatro años desprendiéndose de activos y hasta ahora ha generado unos 30.000 millones de dólares de ingresos en ese periodo. El último plan de desinversión es la salida a bolsa del negocio de perforación de la empresa emiratí. Los ingresos se destinarán, al parecer, a proyectos de energía limpia.
Aramco se encuentra en una posición muy similar a la de Adnoc, por lo que no es de extrañar que haya tomado una página de su nuevo libro de jugadas. Ambas empresas estatales se han encontrado en un territorio desconocido con el impulso de la transición energética, que ha sacudido los cimientos de su existencia. Al igual que los demás productores de petróleo, ambas deben encontrar la manera de sobrevivir en un mundo en el que se espera que la demanda de petróleo sea mucho menor.
La forma más obvia es expandirse hacia proyectos de energía con bajas emisiones de carbono, tal y como están haciendo las grandes petroleras. Y este parece ser el camino que han elegido Adnoc y Aramco. A principios de esta semana, tras la publicación de los resultados del segundo trimestre y del primer semestre de Aramco, su director general, Amin Nasser, declaró que la empresa estaba estudiando nuevos acuerdos para desbloquear capital.
Aunque no detalló estos acuerdos, Reuters recuerda un informe anterior basado en información de fuentes no identificadas que decía que Aramco planeaba vender una participación en su negocio de gasoductos en un esquema idéntico al que utilizó para desprenderse de una participación minoritaria en su negocio de oleoductos. Ese acuerdo, con un consorcio liderado por EIG Global Energy Partners, tuvo un valor de 12.400 millones de dólares.
Otro posible campo de actuación es el hidrógeno. En la convocatoria de publicación de resultados financieros con los analistas, Nasser dijo: “Queremos captar un gran porcentaje de ese mercado, tenemos una ventaja”, haciéndose eco de las declaraciones realizadas por el director de tecnología de Aramco a principios de este año.
“Vemos que se está formando un verdadero mercado”, declaró Ahmad Al Khowaiter a la CNBC a finales de junio. “Es una oportunidad para nosotros de abastecer un nuevo mercado, un mercado creciente, y un mercado sostenible, porque es un producto energético descarbonizado”.
El ejecutivo también dijo que el mercado del hidrógeno estaba en un punto de inflexión, con tecnologías para el uso del gas cada vez más maduras y disponibles comercialmente.
“Tenemos los hidrocarburos con menos emisiones”, dijo también entonces Al Khowaiter. “Tenemos la capacidad de capturar el CO2 y, por tanto, de suministrar hidrógeno de forma fiable a un coste razonable, sin el CO2”.
Este mes, Aramco dijo que había firmado un acuerdo preliminar con el gobierno alemán para trabajar conjuntamente en el área del hidrógeno, que, según los comentarios de Nasser, se concretará en el suministro de hidrógeno saudí a Alemania.
Estos planes parecen sencillos, pero siguen existiendo interrogantes. Por ejemplo, ¿podría este cambio al hidrógeno y posiblemente a otros productos con bajas emisiones de carbono generar el mismo nivel de ingresos que el negocio principal de Aramco? Esta pregunta es vital porque la empresa saudí ha estado trabajando duro para llegar a fin de mes -es decir, distribuir los dividendos que ha prometido- en medio de la pandemia, la caída de la demanda de petróleo y ahora el impulso de las renovables. Incluso ha recurrido al endeudamiento para lograrlo.
Por supuesto, pasará bastante tiempo antes de que Aramco se vea obligada a elegir entre el petróleo y la energía de bajo carbono, si es que se le presenta la opción. Lo que la empresa parece estar haciendo ahora es reverdecer su CV mientras monetiza sus activos energéticos en un entorno de precios favorable.
Todo el Golfo está haciendo esto precisamente porque el entorno de precios es favorable. Las grandes petroleras también lo están haciendo, y por las mismas razones. Pero ya se le ha llamado la atención sobre lo que algunos pueden ver como un farol de lavado verde.
Nada menos que Larry Fink, de BlackRock, señaló el mes pasado que “la desinversión, tanto si se hace de forma independiente como si la impone un tribunal, puede hacer que una empresa individual se acerque a la red cero, pero no hace nada para que el mundo se acerque a la red cero”.
Sin embargo, para ser justos, no es tarea de Big Oil ni de Aramco o Adnoc trabajar para reducir la demanda mundial de petróleo. Esa es la labor de los gobiernos y quizá de titanes de las finanzas como BlackRock. Las compañías petroleras han aprendido a seguir la corriente y a ajustarse a medida que ésta los lleva a nuevos territorios, ya sean supermajes públicos o gigantes estatales como Aramco.