Los riesgos de que la guerra entre Israel y Hamás se extienda, con efectos más pronunciados sobre la economía, fueron citados como la razón por la que S&P Global Ratings rebajó el martes la perspectiva crediticia de Israel de estable a negativa.
La agencia de calificación crediticia Fitch dijo en una nota: “La perspectiva negativa refleja el riesgo de que la guerra entre Israel y Hamás podría extenderse más ampliamente o afectar a las métricas de crédito de Israel más negativamente de lo que esperamos”.
“Actualmente asumimos que el conflicto permanecerá centrado en Gaza y no durará más de tres a seis meses”, dijo.
Al menos 1.400 personas, en su mayoría civiles, murieron y al menos 220 tomaron rehenes el 7 de octubre, cuando militantes de Hamás lanzaron un ataque múltiple a través de la frontera de Gaza hacia Israel, en medio de un intenso lanzamiento de cohetes.
Según el Ministerio de Sanidad de Hamás en la Franja de Gaza, más de 5.700 palestinos, la gran mayoría civiles, han muerto en ataques aéreos israelíes en toda la zona desde el ataque. Es imposible verificar las afirmaciones del grupo terrorista, pero en general se cree que incluyen tanto a sus propios combatientes como a las víctimas de una explosión en un hospital de la ciudad de Gaza el 17 de octubre, debida al disparo fallido de un cohete de la Yihad Islámica, que Hamás ha atribuido a Israel.
El martes, S&P anunció que había rebajado la perspectiva de su calificación “AA-” a largo plazo, tanto para la divisa extranjera como para la local de Israel.
Moody’s Investors Service, menos de una semana antes de la decisión de S&P, había puesto en revisión a la baja las calificaciones crediticias A1 de Israel, citando el “inesperado y violento conflicto entre Israel y Hamás”.
Las amenazas derivadas de los combates han llevado a Fitch Ratings a poner en vigilancia negativa las calificaciones A+ de incumplimiento de emisor en moneda extranjera y local de Israel.
Entre las causas figuran las perturbaciones relacionadas con la seguridad, el descenso de la actividad económica, el reclutamiento de reservistas y el choque de confianza.
S&P prevé que el déficit público aumente debido al incremento del gasto militar y a otras medidas fiscales destinadas a ayudar a la población y a las empresas.
La calificación podría bajar si la situación se agrava “materialmente”, como advirtió S&P.