El yacimiento de gas del Golfo Pérsico se convierte en piedra angular de tensión entre Arabia Saudí, Irán y Kuwait, poniendo en jaque el naciente acercamiento entre las naciones saudí e iraní.
Disputa de derechos por yacimiento en el Golfo Pérsico
Un reciente incremento en la disputa en torno al yacimiento de gas del Golfo Pérsico implica un desafío al reciente intento de reconciliación entre Arabia Saudí e Irán, proceso que contó con mediación de China. Los mencionados estados y Kuwait se encuentran enfrascados en una contienda por los derechos del yacimiento Al-Durra, también conocido por Irán como Arash.
Las conversaciones mantenidas en marzo no dieron fruto a un acuerdo claro sobre la demarcación fronteriza y la propiedad del yacimiento. Nasser Kanaani, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, manifestó recientemente la intransigencia del país respecto a cualquier vulneración de sus derechos en el asunto.
Kanaani añadió que, en ausencia de interés por la utilización conjunta del yacimiento, Irán considera priorizar la exploración y aprovechamiento de sus recursos en este ámbito. Paralelamente, Kuwait anunció su intención de iniciar la explotación del yacimiento sin esperar un acuerdo final.
Arabia Saudí y su postura en el conflicto
Arabia Saudí respalda la postura de Kuwait en este asunto, considerando que ambos estados detentan la propiedad exclusiva del yacimiento y solicitando a Irán retomar las conversaciones. Esta postura se da en un escenario en el que Arabia Saudí e Irán han reiniciado formalmente sus relaciones diplomáticas, tras siete años de suspensión, y donde mantienen posturas enfrentadas en distintos conflictos de Oriente Próximo.
Además de ello, Arabia Saudí se encuentra en negociaciones con Estados Unidos respecto a una posible normalización de las relaciones con Israel, una postura que genera tensión con Irán, que ha manifestado reiteradamente su rechazo hacia tal proceso.
Implicaciones y contexto de la disputa
La disputa por los derechos del yacimiento de gas, que se remonta a la década de 1960, añade un elemento de tensión adicional en el Golfo Pérsico, donde ya existe un ambiente de inestabilidad debido a las acciones iraníes sobre buques comerciales y petroleros. Por su parte, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en respuesta a lo que considera provocaciones iraníes.
Arabia Saudí y Kuwait, por otro lado, pactaron el año pasado la explotación conjunta del yacimiento. Kuwait proyecta producir 1 billón de pies cúbicos de gas natural y 84.000 barriles de gas licuado al día, una acción que Irán ha condenado como ilegal, insistiendo en su inclusión en cualquier plan de explotación del yacimiento.