El fallo judicial mantiene en secreto el debate sobre el canon de gas natural, con ingresos estatales significativos en juego.
La discusión sobre los beneficios que Israel recibiría del descubrimiento de gas natural ha sido intensa y controvertida. En 2022, el Estado recaudó 1.700 millones de NIS en cánones de gas, acumulando 20.000 millones desde el hallazgo de las reservas. A pesar de la relevancia del tema, el juicio se realizó en completo secreto, violando el principio israelí de transparencia pública.
La sentencia, retenida y publicada 14 meses después, evidencia la brecha entre la teoría de la apertura y la práctica de procedimientos a puerta cerrada. Según el informe del Interventor del Estado, la mayoría de los casos confidenciales no justifican su secretismo. Este enfoque opaco dificulta el acceso a la información sobre decisiones cruciales para el patrimonio público.
La confidencialidad extrema llega al punto de hacer inaccesible la consulta de expedientes, marcando como error cualquier intento de búsqueda. Además, las decisiones sobre la prohibición de publicación se mantienen secretas, eliminando cualquier debate público y convirtiendo automáticamente en confidencial cualquier recurso presentado ante el Tribunal Supremo.
La opacidad en los procedimientos judiciales se extiende hasta el Tribunal Supremo, que, pese a publicar sentencias en casos confidenciales, evita revelar datos sensibles. Esta práctica conlleva a que litigios comerciales entre empresas se manejen de forma anónima, alejando la posibilidad de transparencia y debate público.
La ley permite ciertas excepciones al principio de audiencia pública, como la seguridad nacional o la protección de secretos comerciales. Este último fue el argumento de Chevron y otras compañías en una demanda contra el Ministerio de Energía por supuestos pagos excesivos en cánones entre 2013 y 2015, solicitando procedimientos a puerta cerrada para proteger dichos secretos.
La Fiscalía de Jerusalén, representando al Estado, se opuso a la confidencialidad, argumentando la importancia pública del asunto y la necesidad de su conocimiento por parte de la sociedad. Este conflicto destaca la tensión entre la protección de información comercial y el derecho del público a estar informado sobre litigios de relevante interés público.
El juez Rafael Yaakobi accedió a la solicitud de las empresas de mantener el caso bajo secreto, con la posibilidad de levantar la prohibición tras el juicio. Sin embargo, el Tribunal Supremo, bajo el juez David Mintz, desestimó la apelación de la fiscalía, aunque sugirió que la prohibición de publicación podría reconsiderarse tras dictar sentencia.
Durante siete años, el caso permaneció oculto, manteniendo su confidencialidad incluso después del veredicto en 2022. La solicitud para levantar la prohibición, presentada tras la jubilación del juez Yaakobi, encontró dificultades en alcanzar un consenso sobre qué información publicar.
Finalmente, se acordó un texto limitado para su divulgación, pero la guerra retrasó este proceso. La demora en la publicación del veredicto, sumada a la continuidad del secreto en el procedimiento, ha sido criticada por su excepcionalidad, evidenciando las complejidades y desafíos de equilibrar la confidencialidad con el interés público.
Esta serie de eventos subraya las tensiones inherentes al sistema judicial israelí, entre la protección de información sensible y la transparencia hacia la sociedad, especialmente en casos de significativa relevancia pública como el pago de cánones por las empresas energéticas.
Actualmente, un recurso contra el veredicto sobre los cánones de gas natural se encuentra pendiente en el Tribunal Supremo desde febrero de 2022, manteniéndose en estricta confidencialidad. Este enfoque de anonimato plantea interrogantes sobre qué información podría considerarse tan sensible como para justificar esta medida. La reticencia de las empresas energéticas a comentar el asunto subraya la opacidad prevalente en este litigio.
La Autoridad Judicial israelí ha expresado su compromiso con la mejora de la transparencia judicial, reconociendo la importancia del informe del Contralor del Estado sobre la excesiva confidencialidad en casos judiciales. Se enfatiza el trabajo hacia una mayor divulgación de sentencias y decisiones, especialmente en casos complejos y de gran alcance como este, donde se discuten demandas significativas contra el Estado por parte de las empresas gasistas.
El litigio, que se ha prolongado en secreto por aproximadamente ocho años, culminó con una solicitud del Estado para publicar la sentencia, enfrentando desafíos para conciliar los detalles confidenciales. La falta de consenso sobre qué información revelar resultó en un retraso significativo, exacerbado por circunstancias imprevistas como la guerra.
La Autoridad Judicial recalca que, aunque el caso se clasificó inicialmente como confidencial, la práctica estándar del Tribunal Supremo de publicar sentencias en su sitio web se mantiene, buscando equilibrar la necesidad de confidencialidad con el principio de transparencia. Este caso destaca las complejidades y desafíos de administrar la transparencia judicial en asuntos de considerable importancia económica y pública, reflejando un esfuerzo por navegar entre la protección de secretos comerciales y el derecho del público a estar informado.