Pegasus, el programa espía de la empresa israelí NSO Group, ha sido utilizado para hackear decenas de smartphones de periodistas, activistas de derechos humanos, empresarios e incluso de la prometida de Jamal Khashoggi, el periodista saudí asesinado en Turquía presuntamente por orden del príncipe heredero de Arabia Saudita, según un informe de investigación publicado ayer por la tarde por 17 organizaciones de noticias, entre ellas “The Guardian”, “Le Monde” y “The Washington Post”. El informe se basa en registros filtrados que contienen más de 50.000 números de teléfono.
En la investigación global, dirigida por las organizaciones Forbidden Stories y Amnistía Internacional, los periodistas consiguieron identificar a más de 1.000 personas en cincuenta países que se cree que han sido seleccionadas por los gobiernos clientes de NSO. La lista contiene los nombres de 189 periodistas, más de 600 políticos y funcionarios gubernamentales, al menos 65 directivos de empresas, 85 activistas de derechos humanos y varios ministros y jefes de gobierno.
Amnistía informó de que sus investigadores descubrieron que el programa espía Pegasus, el producto estrella de NSO, se instaló con éxito en el teléfono de la prometida de Khashoggi, Hatice Cengiz, solo cuatro días después de que Khashoggi fuera asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul en 2018. El número de teléfono de la editora de “The Financial Times”, Roula Khalaf, también fue identificado entre los registros, aunque por el momento no está claro si su teléfono fue hackeado.
Según el informe, los periodistas que investigaron los números de teléfono filtrados han llegado hasta el momento a un recuento de diez gobiernos que eran clientes de NSO: Arabia Saudí, Marruecos, Azerbaiyán, Ruanda, Hungría, India, Bahréin, Kazajistán, Emiratos Árabes Unidos y México. Según la investigación, México tiene 15.000 números de teléfono en la lista y Marruecos y los EAU decenas de miles cada uno. Unos mil números pertenecen a ciudadanos europeos.
Una serie de asuntos
NSO, fundada en 2010, fabrica productos cibernéticos ofensivos, el más conocido de los cuales es Pegasus. Pegasus permite entrar en teléfonos móviles y ordenadores, y escucharlos sin que sus propietarios lo sepan. NSO exporta su software con una licencia de comercio de armas que le han concedido el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Asuntos Exteriores israelíes, y lo hace de forma legal.
En los últimos años, el nombre de NSO ha estado vinculado a una serie de asuntos, en los que se reveló que su software había sido aparentemente utilizado para espiar a periodistas, activistas de derechos humanos y opositores a regímenes represivos como los de México y Arabia Saudí. La ley israelí sobre la exportación de armas no hace referencia a la prohibición de la venta de armas a los países que infringen los derechos humanos. Permite la venta de armas a cualquier organismo estatal relacionado con la lucha contra el terrorismo.
“El número de periodistas identificados como objetivos ilustra vívidamente cómo se utiliza Pegasus como herramienta para intimidar a los medios de comunicación críticos. Se trata de controlar la narrativa pública, resistir el escrutinio y suprimir cualquier voz disidente”, ha declarado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
A lo largo de los años, NSO ha negado su implicación en los distintos asuntos, y ha afirmado que no es responsable de las violaciones de los derechos humanos cometidas con su software, alegando que solo proporciona una licencia y no participa en la forma en que se utiliza el software. MSO dijo que su software espía se utiliza únicamente para vigilar a terroristas y otros delincuentes. Hace dos años, NSO dijo que había adaptado su actividad a las directrices de las Naciones Unidas sobre derechos humanos.
También esta vez, según los distintos informes periodísticos, NSO negó las conclusiones del informe y afirmó que la investigación era toda una especulación sin fundamento basada en una interpretación errónea de los datos filtrados de fuentes de información básicas, accesibles y manifiestas, y que la lista de 50.000 números de teléfono que se publicó era “exagerada”.
El NSO declaró a la prensa israelí en respuesta al informe: “Se trata de un informe falso basado en suposiciones erróneas en el contexto de una campaña bien organizada y orquestada por partes interesadas conocidas. La empresa está estudiando sus medidas legales ante las afirmaciones imaginarias presentadas en el informe. Subrayamos que los productos de la empresa se venden únicamente a los servicios de inteligencia y a las fuerzas del orden como parte de la guerra contra el terrorismo y la delincuencia grave en todo el mundo.
“La empresa niega enérgicamente las afirmaciones erróneas que aparecen en este informe, algunas de las cuales se basan en especulaciones sin fundamento que hacen dudar de la fiabilidad de la fuente y de la base de todo el informe. En este contexto, aclaramos: NSO no opera los sistemas que vende a los clientes gubernamentales. Tampoco tiene acceso a la información sobre los objetivos de los clientes. El Estado de Israel no tiene acceso a los sistemas de NSO, y su uso no está aprobado para los números de teléfono israelíes o estadounidenses. Además, NSO ha declarado en el pasado que su tecnología no tenía ninguna relación con el terrible asesinato de Jamal Khashoggi. Hemos investigado esta afirmación en el pasado y no tiene pruebas que la respalden. NSO solo vende sus productos a gobiernos aprobados en un proceso que describimos recientemente en nuestro informe de transparencia.
“El hecho es que la tecnología de la empresa previene el terrorismo, la pedofilia y el tráfico de drogas, e incluso ayuda a localizar a personas desaparecidas y a realizar operaciones de rescate. En pocas palabras, se trata de una empresa que salva vidas. No obstante, NSO seguirá investigando cualquier denuncia de abuso de su sistema y tomará las medidas oportunas, incluido el cierre de los sistemas de los clientes si es necesario, algo que hemos hecho muchas veces en el pasado”.