Un ataque militar contra las instalaciones nucleares de Irán es posible dentro de dos o tres años, según ha declarado Benny Gantz, exministro de Defensa de Israel, en un discurso sorprendentemente oportuno y sustancioso. Debido al hecho de que se trata de una observación directa del entonces ministro de Defensa, cuyo mandato estaba llegando a su fin o, lo que es inusual, su última declaración formal se refiere a un calendario para una guerra anticipada, la declaración ha suscitado un considerable interés por parte de observadores y especialistas. Durante su discurso en la graduación de un grupo de pilotos de la Fuerza Aérea israelí, dijo: “Dentro de dos o tres años, puede que estéis surcando los cielos hacia el este para lanzar un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes”.
Hay algunas cosas que realmente me llamaron la atención en este discurso. Como primera fuente, tenemos al ministro de Defensa saliente, que es también el oponente político más visible del nuevo primer ministro Benjamin Netanyahu. Ha habido conflictos retóricos previos entre ambas partes, sobre todo en torno al expediente nuclear iraní. Están de acuerdo en la naturaleza del peligro iraní, pero discrepan sobre los medios de intervención y el nivel de urgencia.
En esta ocasión, Gantz no comparte el mismo objetivo y, en su lugar, adopta un enfoque más prudente respecto al ataque en sí, optando por discutir primero el tema con el imprescindible aliado estadounidense. Aunque se haya anunciado la hora estimada del ataque, esto plantea dudas sobre su importancia. Como el dosier no cede a los imperativos políticos de la misma manera que otros dosieres, Gantz sabe que lo que escriba sobre este tema es muy considerado.
Y en segundo lugar, a pesar de los resultados electorales, Gantz seguía diciendo que Israel podría atacar a Irán. Pero anticipó que Netanyahu, el primer ministro entrante, tendrá la cabeza nivelada como la tuvo durante sus dos mandatos anteriores. Este comentario es coherente con las actuaciones anteriores de Gantz como primer ministro israelí, en las que se ha opuesto sistemáticamente a un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán y ha instado a Netanyahu a proceder con extrema cautela en lugar de seguir las órdenes de los socios de la coalición.
¿Podrá Gantz convencer a Netanyahu de que lance un ataque contra Irán?
Esto hace que uno se pregunte qué intentaba conseguir exactamente Gantz cuando habló públicamente de un calendario definitivo para el despliegue de aviones israelíes en Irán. ¿Se trata solo de especulaciones, o están tratando de convencer a Netanyahu y a su gobierno para que tomen medidas contra Irán?
Sin embargo, según mi experiencia, este enfoque es poco habitual en la política israelí.
En términos más generales, Gantz parece haber llegado a la conclusión en los últimos días de que Irán ha estado actuando con excesiva audacia tras estrechar sus lazos con Rusia y exacerbar los conflictos entre las principales potencias internacionales; esta evolución de la mayor confianza en sí mismo de Irán afectará a toda la región de Oriente Próximo.
Gantz comprende lo drásticamente que ha cambiado el comportamiento de Irán en la zona. Es insostenible continuar con extrema cautela ante esta intensificación del comportamiento, que supone un peligro creciente para la seguridad y los intereses estratégicos de Israel.
Gantz, que fue ministro de Defensa israelí con Netanyahu, quiere ser recordado por su labor a la hora de sentar las bases para un posible enfrentamiento con Irán. Con este movimiento, se está posicionando para aprovechar cualquier conflicto político que pueda surgir en Israel en caso de que la actual administración sea derrocada, como ha ocurrido en múltiples ocasiones en los últimos dos años.
Dado que Gantz ha admitido que Israel ya ha gastado casi 7.000 millones de NIS en prepararse para una confrontación con Irán y que sigue persiguiendo el progreso, el desarrollo y la plena preparación para cualquier eventualidad, hablar de un calendario para un ataque contra Irán parece menos chocante. Busca solidificar y preservar su liderazgo en el refuerzo de las capacidades militares de Israel como elemento disuasorio contra Irán.
Para que después no se pueda afirmar que el gobierno de Netanyahu se ha amilanado ante la amenaza iraní, se están definiendo los papeles con un fin estrictamente político y no para impulsar el concepto de un ataque militar.
El análisis de contenido del discurso de Gantz muestra más temas cruciales, algunos de los cuales son más malos que buenos, como su insinuación de que Israel estaba “preparándose para ello”, es decir, dirigiéndose hacia Irán. Algunos podrían interpretar esto como una prueba de que Israel aún no está preparado para llevar a cabo un escenario de ataque.
Las afirmaciones de Gantz de que un ataque israelí contra Irán desencadenaría un conflicto más amplio en Oriente Medio son otro factor. Aunque afirme que “Israel entiende mejor cómo hacer frente a las implicaciones de un ataque (militar) de este tipo”, sus palabras sirven como advertencia implícita contra la opción de llevar a cabo un ataque militar. Gantz ya ha instado a Netanyahu a “poner en su sitio” a Smotrich y Ben-Gvir (socios de Netanyahu en el gabinete de coalición).
No cabe duda de que miles de israelíes perecerían en caso de un ataque contra Irán. Hay que considerar tanto el éxito militar a corto plazo de cualquier acción como las ramificaciones estratégicas a largo plazo a la hora de decidir cómo responder a Irán. Un probable ataque dentro de dos años no es algo que Gantz promueva o defienda, como se desprende del contenido del discurso.
Como académico, me parece fascinante observar cómo Irán capta y da sentido a señales aparentemente contradictorias procedentes de Israel. Estas señales muestran que los israelíes están divididos sobre la conveniencia o no de lanzar un ataque militar contra las instalaciones nucleares iraníes, y algunos, como Gantz, apoyan tácitamente la idea de un acuerdo nuclear con Irán siempre que se cumplan ciertas condiciones, entre ellas la garantía de estrictas normas de control nuclear y el requisito de que cualquier acción contra Irán forme parte de un esfuerzo internacional conjunto y no unilateral israelí.
Gantz y otros creen que es crucial tener en cuenta las realidades y los cambios que se han producido a nivel internacional tras la guerra de Ucrania, en la que Irán obtuvo importantes ventajas estratégicas mediante la cooperación con Rusia y el uso de drones, lo que proporcionó a Teherán un importante paraguas diplomático en la ONU.