El Mossad, el servicio secreto de inteligencia de Israel que lleva a cabo operaciones especiales, está a la altura de su reputación en estos días, mientras los medios de comunicación nos informan de sus actividades en todo el mundo para combatir el coronavirus.
Cuando se habla del Mossad, la gente suele pensar en una agencia secreta de “James Bond” que lleva a cabo asesinatos cinematográficos, espionaje, operaciones antiterroristas y otras acciones atrevidas. Aunque hay algo de verdad en esto, un componente importante en la actividad del Mossad son las operaciones civiles especiales, como escuchamos en estos días, mientras que la principal actividad de inteligencia continúa, lejos y profunda.
Los esfuerzos y éxitos del Mossad en la lucha contra el COVID-19 son mucho más difíciles en una época en la que las calles están casi vacías y las fronteras están cerradas.
Los audaces hombres y mujeres del organismo pueden camuflarse en cualquier muchedumbre y operar en total invisibilidad mientras participan en una vigilancia, un allanamiento u otro objetivo de inteligencia en momentos rutinarios. Pero en una época en la que todo parece estar congelado, operar en las sombras es más difícil, mucho más difícil.
La historia del Mossad incluye otras operaciones civiles, algunas no menos complejas y desafiantes que las operaciones de inteligencia regulares, comenzando con el secuestro de Adolf Eichmann en Argentina en 1960, y otras misiones secretas para cazar a oficiales nazis de alto rango; el caso de Yossele Schumacher, en el que el Mossad devolvió un niño pequeño a su familia desde los Estados Unidos; y operaciones de inmigración a gran escala, sacando a los judíos de países hostiles como Etiopía, Yemen y Siria.
Una de estas operaciones a gran escala tuvo lugar en Sudán, donde el Mossad construyó todo un club de buceo, incluyendo agentes especiales que actuaban como instructores de buceo durante el día y rescataban a judíos etíopes usando barcos navales israelíes por la noche.
Una misión civil se lleva a cabo de la misma manera que otras misiones. Comienza con un extenso informe de inteligencia, una planificación detallada y la elaboración de un guion con tantos escenarios diferentes como sea posible y las formas de abordar cada uno de ellos, definiendo los puntos de acceso y evaluando los riesgos. Ahora imagina hacer todo eso en la era de las ciudades vacías.
Según los medios de comunicación, el Mossad ha conseguido hacerse con decenas de ventiladores, decenas de miles de máscaras de respiración y equipos de prueba, y 10 millones de mascarillas quirúrgicas, gracias a la rama de asuntos internacionales de la agencia, que se encarga de las relaciones con los Estados y regímenes amigos y no tan amigos.
En tiempos de necesidad, como el que todos afrontamos, el Mossad sabe cómo tratar a los gobernantes, reyes y negociantes de todo el mundo, gracias a sus muchos años de profunda red de contactos bajo el radar.
En Israel confiamos en que estos valientes y brillantes equipos e individuos sigan haciendo lo que mejor saben hacer: misiones especiales en el mundo de las sombras.