Con la dimisión de MK Idit Silman de la coalición, ahora hay cuatro posibles escenarios de lo que vendrá después:
Efecto dominó
1. Otro miembro de la Knesset abandona la coalición y ayuda a la oposición – encabezada por el líder del Likud, Benjamin Netanyahu – a aprobar un proyecto de ley que disuelve a la Knesset y lleva a Israel a unas nuevas elecciones.
En este caso, inmediatamente después de la dispersión de la Knesset, el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, se convertiría en primer ministro hasta la formación de un nuevo gobierno.
Para Silman, la situación ideal sería que otro miembro de Yamina se separara del partido para poder entonces -junto con el anterior MK disidente de Yamina, Amichai Chikli- formar una nueva facción que pudiera fusionarse con un partido existente y presentarse a unas nuevas elecciones.
Gantz abandona el barco
2. Antes de que se disuelva la Knesset, el presidente de Kajol-Laban, Benny Gantz, decide unirse a la oposición y convertirse en primer ministro de Israel. Este escenario es probable por varias razones. La primera es que Gantz, que actualmente es ministro de Defensa, ha estado descontento con el actual gobierno desde su inicio. Le molestó especialmente que Bennett -con seis escaños y ahora con cinco- se convirtiera en primer ministro mientras él -Gantz- tenía ocho escaños.
Además, Gantz podría preferir esta opción a la disolución de la Knesset, que haría que Lapid se convirtiera en primer ministro. Recordemos que los dos políticos se separaron -con el Partido Yesh Atid de Lapid abandonando la alianza Kajol-Laban- cuando Gantz decidió en 2020 unirse al último gobierno de Netanyahu, que finalmente se desmoronó.
Aunque Gantz ha dicho que aprendió la lección de sentarse con Netanyahu y que no volvería a cometer el mismo error, podría argumentar que al unirse a Netanyahu no sólo estaría sirviendo como primer ministro, sino que también estaría evitando otras elecciones y más inestabilidad política.
Un regreso para Netanyahu
3. Netanyahu consigue de algún modo formar gobierno en la actual Knesset o se aparta como presidente del Likud -algo muy poco probable- y permite que lo haga otro MK del Likud. Es más probable que prefiera coronar a Gantz que a alguien de su propio partido, algo que podría haber hecho antes de que Bennett se convirtiera en primer ministro el pasado junio.
Cojeando hasta la línea de meta
4. El gobierno -ahora pato rengo e incapaz de aprobar leyes- consigue sobrevivir hasta principios de 2023, cuando debe aprobar un nuevo presupuesto. Aunque no podría aprobar ninguna ley, este podría ser el mejor escenario ahora mismo para Bennett.