Washington también podría temer que China pudiera utilizar su participación en la Operación Centinela para justificar una expansión de su presencia en la región del Golfo Pérsico que podría incluir la obtención de derechos de una base allí.
China fue el último país en mostrar interés en participar en el plan de seguridad naval de Estados Unidos para el Golfo Pérsico. El 6 de agosto, el embajador chino en los Emiratos Árabes Unidos, Ni Jian, dijo que China estaba considerando escoltar a sus barcos mercantes en la región por las fuerzas navales y que Beijing también estaba considerando una propuesta estadounidense de escolta en el Golfo Pérsico. Ni Jian se aseguró de que China solo se movería en esta dirección en el caso de una “situación muy insegura” en el Golfo Pérsico. Si los chinos deciden seguir adelante, esto supondría un importante paso adelante en la presencia militar y naval de China en la región.
Ampliación de la cobertura marítima de China
China ha querido durante mucho tiempo ampliar su espacio marítimo. Y sus importantes fuerzas navales estarán bien combinadas con los esfuerzos propuestos por los Estados Unidos de América bajo el nombre de “Operación Centinela”, que tiene por objeto garantizar el paso seguro de los buques mercantes a través del Golfo Pérsico. Además de contar con una gran flota, China ha adquirido una experiencia considerable durante la última década en el seguimiento del comercio marítimo, enviando más de 30 flotas al Golfo de Adén desde 2008 para protegerse de los piratas somalíes. La participación de China ampliaría significativamente la misión dirigida por Estados Unidos, de la cual solo el Reino Unido sigue siendo un socio oficial. También satisfaría la prioridad política de Estados Unidos, a menudo declarada, de conseguir que otros países hagan más para soportar la carga de la seguridad mundial.
Sin embargo, todavía no está claro si los Estados Unidos han pedido o pedirán a Pekín que se una al Centinela. China no es un aliado ni un socio de los Estados Unidos. En cambio, Washington ve a China, y en particular a su armada, como su adversario potencial más fuerte en la lucha por el poder.
Primero el Golfo de Adén, ¿ahora el Golfo Pérsico?
El entusiasmo inicial de los Estados Unidos por las misiones de escolta en el Golfo de Adén ha hecho sospechar de la importante experiencia que la marina china ha adquirido en la realización de tareas que ha realizado hasta ahora fuera de China. Los Estados Unidos también están preocupados por el uso que hace Beijing de sus operaciones en Adén para justificar la necesidad de asegurar su primera base extranjera en Djibouti, en el estratégico Cuerno de África, diciendo que es necesaria para el apoyo logístico. Washington también puede temer que China utilice la Operación Centinela para justificar una expansión de su presencia en la región del Golfo, lo que podría incluir la concesión de derechos fundamentales en esa región.
Desde la perspectiva de China, la posible participación en una misión de coalición dirigida por Estados Unidos sería una forma barata de expandir sus operaciones navales en el extranjero y dar los primeros pasos en una región dominada por la arquitectura de seguridad de Estados Unidos. También es un medio ideal para desviar la atención de las acusaciones de larga data de Washington de que Pekín se está aprovechando de un paraguas de seguridad estadounidense sin costo alguno. Además, China tiene intereses económicos fundamentales que ayudarán a garantizar su participación en la coalición marítima multilateral. Alrededor del 43% del total de las importaciones de petróleo crudo de China pasan por el Golfo Pérsico, por lo que es fundamental que las rutas marítimas vitales permanezcan abiertas, como Pekín trató de hacer diplomáticamente, siendo parte del Plan de Acción Global Conjunto (más conocido como el Acuerdo Nuclear con Irán).
Sin embargo, otras consideraciones significan que Pekín podría verse disuadida de participar en la Operación Centinela. La primera es la considerable desconfianza que existe actualmente entre Estados Unidos y China, debido a la guerra comercial y a la escalada de rivalidades estratégicas; la propuesta de Ni Jian representa un vistazo poco frecuente a la posible cooperación chino-americana que China podría destacar en las negociaciones comerciales. La segunda es los temores de China de participar en una operación militar que podría conducir a enfrentamientos con Irán, uno de sus principales proveedores de petróleo. De hecho, incluso si la participación en la Operación Centinela hubiera tenido algún impacto en el camino hacia el desarrollo de China, ésta solo habría tenido una capacidad limitada para poner fin al conflicto abierto entre el Irán y los Estados Unidos.
Por estas razones, China habría preferido participar mucho más en una operación de escolta regional no dirigida por los Estados Unidos. Con este fin, Pekín ha apoyado recientemente el mecanismo de seguridad colectiva propuesto por Rusia para el Golfo Pérsico, aunque la falta de un apoyo europeo significativo a la propuesta rusa hace improbable su éxito. Por lo tanto, si las tensiones en el Golfo Pérsico continúan intensificándose, puede que Pekín no tenga otra opción que unirse a la Operación Centinela si los Estados Unidos están de acuerdo, o quizás iniciar sus propios esfuerzos de escolta en coordinación con otros actores externos y posiblemente incluso con Teherán. Los crecientes intereses económicos de China y su deseo de fortalecer su capacidad para perseguir esos intereses significan que los beneficios de un mayor compromiso en materia de seguridad en el inestable Oriente Medio superan los riesgos.