La Guarida de los Leones es un nuevo grupo terrorista con sede en la ciudad de Judeo samaritana de Nablus, controlada por la Autoridad Palestina (AP). El grupo está formado por docenas de terroristas afiliados a varias facciones palestinas, como Hamás, la Yihad Islámica Palestina y el partido gobernante Al Fatah, dirigido por el presidente de la AP, Mahmud Abbas.
La AP, que cuenta con cientos de agentes de seguridad en Nablus, no ha tomado ninguna medida para frenar a los terroristas de la Guarida de los Leones, que han reivindicado una serie de ataques a tiros contra soldados y civiles israelíes en la zona de Nablus durante las últimas semanas.
En lugar de asumir su responsabilidad de detener los ataques terroristas desde las zonas bajo su control, los palestinos siguen violando los acuerdos que firmaron con Israel.
El artículo XV del Acuerdo Provisional Israelí-Palestino sobre Judea y Samaria y la Franja de Gaza de 1995 establece:
“Ambas partes adoptarán todas las medidas necesarias para impedir los actos de terrorismo, los delitos y las hostilidades dirigidas la una contra la otra, contra las personas que estén bajo la autoridad de la otra y contra sus bienes, y adoptarán medidas legales contra los infractores”.
El artículo XIV establece:
“Salvo la Policía Palestina y las fuerzas militares israelíes, no se establecerá ni operará ninguna otra fuerza armada en Judea y Samaria y la Franja de Gaza. Salvo las armas, municiones y equipos de la Policía Palestina, y los de las fuerzas militares israelíes, ninguna organización, grupo o individuo en Judea y Samaria y la Franja de Gaza fabricará, venderá, adquirirá, poseerá, importará o introducirá de cualquier otro modo en Judea y Samaria o la Franja de Gaza armas de fuego, municiones, armas, explosivos, pólvora o cualquier equipo relacionado”.
Sin embargo, la realidad sobre el terreno demuestra que la Autoridad Palestina no ha cumplido sus acuerdos con Israel.
En la Franja de Gaza, la AP no tomó medidas reales para impedir que Hamás construyera una enorme infraestructura terrorista. Posteriormente, Hamás utilizó su arsenal de armas no solo para atacar a Israel, sino también para derrocar el régimen de la AP y hacerse con el control total de la Franja de Gaza.
El mismo escenario se repite ahora en Judea y Samaria, concretamente en las zonas controladas por las fuerzas de seguridad de Mahmud Abbas.
Desde principios de año, han surgido en estas zonas varios grupos terroristas, entre ellos la Guarida de los Leones, ante las narices de Abbas, que parece no querer o no poder hacer que sus fuerzas de seguridad persigan a los terroristas. Esto, por supuesto, es una clara violación de las obligaciones de los palestinos según los términos de los acuerdos firmados con Israel.
En lugar de intentar contener a los terroristas, Abbas y la AP condenan a Israel por detenerlos o matarlos. En lugar de instar a los grupos armados a detener sus intentos diarios de asesinar israelíes, los dirigentes palestinos siguen glorificando a los pistoleros como “héroes” y “mártires”.
Cuando las fuerzas de seguridad israelíes finalmente atraparon y mataron a algunos miembros del grupo de la Guarida de los Leones en Nablus, el portavoz de Abbas, Nabil Abu Rudaineh, acusó a Israel de cometer un “crimen de guerra” contra los palestinos. Esta es la lógica retorcida de los dirigentes palestinos: En lugar de denunciar a los terroristas por atacar a los israelíes, como se han comprometido oficial y repetidamente a hacer, arremeten contra Israel por defenderse de la actual ola de terrorismo.
Mahmoud Habbash, asesor de asuntos religiosos de Abbas, describió el asesinato de los terroristas en Nablus como una “masacre atroz”. Habbash fue un paso más allá al respaldar activamente los ataques terroristas contra Israel al afirmar que los terroristas tienen derecho a “resistir” a Israel. Cabe señalar que los terroristas también describen sus ataques contra los israelíes como una forma de “resistencia”.
Cuando un alto funcionario palestino como Habbash dice que los terroristas tienen derecho a llevar a cabo ataques de “resistencia”, en realidad les está diciendo que sigan atacando a los israelíes. Tales declaraciones no solo son una violación de los acuerdos que los palestinos firmaron con Israel, sino también una orden para lanzar más ataques terroristas contra los israelíes.
Un día antes de que las fuerzas de seguridad israelíes asaltaran una base del grupo La Guarida de los Leones en Nablús y mataran a uno de sus comandantes, el ministro de Sanidad de la AP, Mai al-Kaila, elogió abiertamente a los terroristas. Durante una visita a Nablus, al-Kaila dijo: “Saludamos y respetamos a la Guarida de los Leones y a las familias de los mártires”.
Los “mártires” se refieren a los terroristas que murieron a manos de las fuerzas de seguridad israelíes después de haber perpetrado atentados terroristas contra israelíes. Las declaraciones del ministro dejan tristemente claro que los dirigentes palestinos apoyan y glorifican a cualquier palestino que lleve armas y decida matar a israelíes.
Los dirigentes palestinos, en una política que se conoce como “pagar por matar”, ya proporcionan estipendios mensuales a los terroristas palestinos encarcelados por Israel y a las familias de los terroristas que murieron mientras cometían atentados. Es de suponer que las familias de los terroristas de Nablus también se beneficiarán de estos pagos.
La facción de Al Fatah de Abbas también sigue elogiando a los terroristas. Monir al-Jaghoub, un alto funcionario de Fatah en Judea y Samaria, elogió a Uday Tamimi, un terrorista que mató a tiros a una soldado israelí en Jerusalén a principios de octubre.
Otro alto cargo de Al Fatah, Abbas Zaki, también se deshizo en elogios hacia el grupo de la Guarida de los Leones:
“Cada uno de nosotros es un [miembro de] Lions’ Den. Cada uno de nosotros es un [miembro de] las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa [el brazo armado de Fatah]”.
Evidentemente, los dirigentes palestinos no tienen ningún problema en que sus leales en Al Fatah lleven a cabo ataques terroristas contra Israel. Las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, que han respaldado a algunos de los terroristas de la Guarida de los Leones como sus propios “combatientes”, pertenecen a la facción dirigida por Mahmoud Abbas.
El respaldo y la glorificación del terrorismo por parte de los dirigentes palestinos no es ninguna sorpresa. Lo que sí es sorprendente -e intensamente preocupante- es que los gobiernos extranjeros que prestan ayuda financiera y política a la Autoridad Palestina, especialmente los estadounidenses y los europeos, no llamen la atención a Abbas y a los dirigentes palestinos por su apoyo público al terrorismo y por su continuo incumplimiento de los acuerdos que firmaron voluntariamente con Israel.
“No recurriremos a las armas, no recurriremos a la violencia”, declaró Abbas en su último discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, “no recurriremos al terrorismo, combatiremos el terrorismo”. Sus palabras iban dirigidas a la comunidad internacional, no a su propio pueblo. Desde su discurso, los palestinos que viven en zonas controladas por las fuerzas de seguridad de Abbas han llevado a cabo docenas de ataques terroristas contra israelíes.
El silencio de los estadounidenses y los europeos ante las acciones y la retórica de los líderes palestinos equivale a dar luz verde a los leones y otros terroristas para que continúen con sus ataques terroristas.
Si la administración Biden y los europeos creen que Abbas o cualquier otro líder palestino va a impedir que un terrorista asesine a judíos, están incurriendo en un asombroso autoengaño.