Tres cuestiones fundamentales cristalizan la distinción entre las diversas posiciones sobre la cuestión de la soberanía israelí en el Valle del Jordán.
La primera pregunta: ¿Qué tan amplia es la franja del Valle del Jordán que Israel debe mantener para satisfacer sus necesidades de seguridad? ¿Debe simplemente abarcar el área entre los cruces fronterizos y la Ruta 90, o ir más al interior para incluir los más de 15 kilómetros (9 millas) al oeste?
La segunda pregunta: ¿La demanda israelí de que el Valle del Jordán sea una barrera defensiva natural en su frente oriental se basa únicamente en las actuales circunstancias de seguridad, lo que lo hace susceptible de futuras reconsideraciones y negociaciones, o es un imperativo fundamental e intratable para el futuro de Israel?
La tercera pregunta es cómo esta región geográfica coincide con el plan nacional general para construir y ampliar las comunidades, las carreteras y la infraestructura en ese lugar, como pilar oriental del país.
La mayoría de las personas que están familiarizadas con estas cuestiones están de acuerdo en que, en las actuales circunstancias, el Valle del Jordán es vital para Israel como espacio aislado controlado por las FDI. La cuestión se refiere al ancho del territorio.
De acuerdo con la doctrina de guerra de las FDI, a efectos de su defensa, Israel necesita controlar toda la zona desde la frontera actual del río Jordán hasta las colinas de Samaria al oeste. Esta doctrina cita dos líneas principales de defensa. La primera línea son las colinas que dan a la Ruta 90, que corre de norte a sur a lo largo de la frontera con Jordania. Israel debe controlar esta línea para salvaguardar la libertad de movimiento a lo largo de la ruta crítica. La segunda línea se refiere a las colinas al oeste de la carretera de Allon (rutas 458, 508 y 578 en Judea y Samaria).
Quienes abogan por el fin de la presencia israelí en el Valle del Jordán, entre ellos los ex primeros ministros Ehud Barak y Ehud Olmert, no rechazan esta valoración militar. Barak, que en el año 2000 aceptó en Camp David renunciar a todo el Valle del Jordán, era ciertamente consciente de que él mismo, como jefe del Estado Mayor de las FDI, determinó que la línea defensiva oriental de Israel debe extenderse desde el río Jordán hasta las crestas occidentales samarianas del Monte Ebal y el Monte Gerizim.
Muchos cambios han ocurrido en la región desde las concesiones de Barak y Olmert, incluyendo la amenaza estratégica que ha surgido de Gaza y la amenaza iraní en forma de las milicias del régimen islámico en Siria, Líbano e Irak. A través de estos cambios, se nos recuerda nuevamente las limitaciones de confiar en las fuerzas internacionales, que luchan por imponer una presencia efectiva en las áreas hostiles a lo largo del tiempo.
La respuesta de la derecha a estas tres preguntas es clara: el Valle del Jordán en su totalidad es crítico para la seguridad de Israel y no está sujeto a negociaciones.