Durante muchos siglos los judíos de la diáspora disfrutaban de una vida relativamente tranquila mientras vivían en países musulmanes. Comunidades judías florecieron al alero de las naciones árabes, en las cuales muchos sabios rabinos crecieron y desarrollaron sus enseñanzas. Sin embargo y paradójicamente, al mismo tiempo los judíos que residieron en los países cristianos tuvieron que sufrir el antisemitismo en sus distintas expresiones a lo largo de los años. El antisemitismo es de hecho un fenómeno de origen cristiano, que tiene fundamentos teológicos nacientes desde la misma acusación por el asesinato de Cristo.
Pero si hoy alzamos nuestra mirada hacia Estados Unidos vamos a contemplar la existencia de dos grandes estructuras de índole evangélica, que apoyan fuertemente a Israel y que a su vez ejercen una considerable presión política que siempre se deja entrever en la agenda exterior del país del norte. Nos referimos a Christians United for Israel (Cristianos Unidos por Israel) y Friends or Zion (Amigos de Sion), que aglutinan literalmente a miles de congregaciones religiosas de los dos extremos de la nación.
Cada día son más las iglesias y comunidades sensibles hacia Israel, lo cual es un fenómeno interesante, digno de todo un estudio fenomenológico, si consideramos que esto no fue siempre así, en efecto nunca lo fue, sino todo lo contrario.
Si bien es cierto que el cristianismo tuvo que seguir su propio camino cuando se escindió del judaísmo en el primer y segundo siglos, sin embargo, la ola de la historia le impulsó muy lejos, llegando a extremos inusitados en la formulación de sus teologías, adoptando doctrinas basadas en el menoscabo por el judío y hasta el menosprecio por su religión. En algunos de los llamados debates de la edad media entre judíos y cristianos, las condiciones generadas solo tenían por objeto la ridiculización de los postulados del judío, que aunque su argumentación pueda resultar muy brillante, nunca pudo vencer un solo debate, puesto que no le era técnicamente permitido. Los cristianos siempre vulneraron los derechos de los judíos, en toda Europa. Fue la Alemania protestante la que ejecutó el mayor intento de exterminio de la historia del judaísmo, hito que requirió la acuñación de un nuevo término: genocidio.
Es por ello que este fenómeno actual de apoyo hacia los judíos es algo sorprendente y no tiene comparación alguna en la historia de la fe cristiana. Nunca los cristianos, sean estos protestantes, evangélicos o católicos, se han expresado tan claramente en relación al pueblo judío como en la actualidad. Lo cual merece un aplauso.
Sin embargo, es dable apuntar que desde el mundo judío también existe un despertar en cuanto al deseo de establecer puntos de relacionamiento con los cristianos. Lo cual contiene en sí un mérito mayor, ya que en este caso ellos, los judíos, conforman a la parte ofendida o afectada de este litigio histórico, pero ellos se han dispuesto a olvidar el pasado afectado por el prejuicio y el derramamiento de sangre, para establecer marcos de sana convivencia y enriquecimiento mutuos. Sin dudas de esta manera se construye un mundo mejor.
Pero es necesario apuntar lo siguiente: el planteamiento del acercamiento cristiano hacia el universo judío (y cuán amplio y diverso es éste) debe basarse en una actitud humilde y consciente de su propia historia. Es decir, el cristiano que dice apoyar a Israel lo debe hacer primeramente con el objeto de reparar el daño histórico. Los hechos no se pueden borrar mágicamente y los cristianos están en deuda, por ende se requiere de acciones concretas en esta línea.
Y segundo, los cristianos que se acercan a Israel no pueden hacerlo con el objeto de incrementar una escatología antijudía. Es común escuchar decir a muchos predicadores cristianos de hoy, que en el futuro Israel tendrá que afrontar una nueva guerra donde acontecerá un nuevo Holocausto, o circunstancias similares. Lo mismo aplica para aquellos que entremezclan la doctrina cristiana del Dispensacionalismo con las teorías de conspiración, dejando lugar para las arcaicas acusaciones de “dominación mundial” pretendidas por los judíos conforme al famoso panfleto antisemita de “Los Protocolos…” y que ahora hacen calzar con una escatología que es espuria y fundamentada en el antisemitismo (aunque evidentemente no muchos saben esto). Aunque parezca incoherente, muchos son los cristianos dispensacionalistas que dicen apoyar a Israel pero que a su vez están esperando que acontezcan estos dos eventos: un nuevo Holocausto y el advenimiento de un líder supremo mundial judío. Sin embargo, realizan oraciones por Israel y dicen apoyarles, algo evidentemente anacrónico y hasta incluso, tragicómico.
No, el apoyo a Israel deber ser genuino, transparente y reparador. Sin estas tres palabras esenciales no se lograrán establecer las bases para una nueva era en las relaciones de ambos pueblos y la herida histórica continuará. Nunca podrán los judíos confiar verdaderamente en los cristianos y los cristianos nunca podrán demostrarse probos y rectos si no se toman las medidas necesarias que aquí brevemente esbozamos. Le corresponde al pueblo cristiano enarbolar una alta ética, reconocer y actuar en base a los hechos, corregir su escatología que ha bebido de fuentes antisemitas. Creemos que el pueblo cristiano tiene la altura moral para comprender y actuar en base a sus convicciones. Es tiempo de poner las cosas en orden, a fin de establecer un poco de verdad y justicia en este mundo.