La declaración del primer ministro británico, Keir Starmer, de que su país reconocerá un Estado palestino, constituye otro clavo en el ataúd de la moral y la lógica de los países de Europa occidental respecto al conflicto israelí-palestino.
Aunque Starmer sostiene que esta medida contribuirá a promover la paz en Oriente Medio, conviene subrayar que en el Reino Unido existen profundas divisiones en torno a la decisión del gobierno laborista de reconocer un Estado palestino. Nigel Farage, líder del partido derechista Reform UK —que encabeza las encuestas con amplia ventaja sobre el laborismo y se perfila como próximo primer ministro— declaró que un reconocimiento británico, en las actuales circunstancias, representaría un premio para Hamás. A diferencia de Starmer y de la izquierda británica, Farage mantiene una postura coherente con la lógica y los principios morales en lo relativo al conflicto israelí-palestino, y recalcó que muchos han olvidado que el objetivo de Hamás en su ataque terrorista del 7 de octubre fue exterminar al Estado de Israel y a su población.