Como resultado de la frustración del reciente ataque iraní en Chipre, hay varias implicaciones que se desprenden. Algunas de estas consecuencias pueden llenarnos de satisfacción, mientras que otras nos deberían sumir en una profunda preocupación.
En primer lugar, la situación nos permite recalcar la excelencia del Mossad, agencia que una vez más ha demostrado poseer un alcance de inteligencia notable en lo referente a Irán. Desde los entresijos de los aparatos operativos, los individuos que orquestan las operaciones, hasta las rutas de contrabando, y el modus operandi, el Mossad tiene la capacidad de efectuar vigilancia en tiempo real. Estas habilidades extraordinarias, que solo comparten unas pocas agencias de inteligencia, son rarísimas y de un valor inestimable cuando se trata de salvaguardar vidas.
En segundo lugar, y tocamos madera para que continúe así, Irán ha sufrido fracasos constantes en sus intentos de perpetrar ataques letales contra israelíes en el extranjero desde el atentado de 2012 en Bulgaria. Muchos de estos complots se han desbaratado, a menudo en el último momento o a través de operaciones antiterroristas que hacen erizar la piel, como la que se llevó a cabo el verano pasado en Estambul.
La tercera lección a tener en cuenta es que el Mossad mantiene una estrecha colaboración con otras agencias de inteligencia en todo el mundo, especialmente en la región. Esta cooperación ha sido crucial para frustrar complots terroristas en Estambul y Georgia a comienzos de este año, y también fue un factor esencial en la operación de Chipre. Este nivel de cooperación internacional es una herramienta estratégica de suma importancia que debe ser fomentada y valorada, especialmente teniendo en cuenta que muchas veces se desarrolla paralelamente a los lazos oficiales de Israel con otros países.
Como cuarto punto, no podemos olvidar las capacidades sorprendentes del Mossad en territorio iraní. Esto se ha evidenciado repetidamente en el pasado mediante una serie de explosiones, asesinatos y otros eventos misteriosos. Sin embargo, la detención e interrogatorio casi en tiempo real de un posible perpetrador principal y la obtención de una confesión incriminatoria que incluye nombres de cómplices, representa un logro destacado. Ojalá este éxito se traduzca también en un fuerte elemento disuasorio para los funcionarios iraníes y otros actores, quienes, por miedo a convertirse en objetivos de Israel en Irán, esperemos disminuyan sus operaciones.
La quinta conclusión es que Irán mantiene su determinación por dañar a los israelíes. El año pasado, el jefe del aparato de inteligencia de la Guardia Revolucionaria fue destituido después de que su complot para atentar contra israelíes en Estambul fuera frustrado. Su reemplazo ha sufrido un destino similar. Los líderes cambian, pero la motivación iraní persiste, en parte porque Irán no ha tenido que asumir un costo significativo por sus intentos de asesinato a israelíes.
Finalmente, cabe destacar que el intenso esfuerzo de Irán no ha suscitado indignación mundial. El Mossad desmantela complots, presenta pruebas incriminatorias y datos de inteligencia en casi todos los idiomas, y los comparte con los principales líderes y responsables de la seguridad de países aliados y no tan aliados. Sin embargo, la respuesta a menudo se reduce a un encogimiento de hombros colectivo. La conclusión es que Irán seguirá intentando dañar a los israelíes, y la diferencia entre el éxito y el fracaso se reduce, en última instancia, a la eficacia del Mossad.