Terminó el Shabat y abrí mis redes sociales. Una de las primeras publicaciones que vi fue la de Deborah Lipstadt. La misma Lipstadt que escribe sobre la negación del Holocausto. El presidente Joe Biden la nombró enviada especial de Estados Unidos para vigilar y combatir el antisemitismo.
Ha sido citada para servir como testigo experto en el caso (civil) contra los organizadores de la manifestación Unite the Right de Charlottesville. Ella testificará sobre la ideología, la retórica y el simbolismo antisemitas que, según ella, fueron evidentes en la manifestación. Sin embargo, es curioso que ella no estuviera allí. Por lo general, los testimonios de oídas no están permitidos en los tribunales. Ella ha sido una franca anti-Trumper durante años. Apuesto a que a Mort Klein de ZOA no se le pidió que testificara. Klein es hijo de supervivientes del Holocausto en un campo de desplazados en Günzburg, Alemania, y reconoce los peligros del antisemitismo de izquierdas.
Anthony Blinken, nuestro Secretario de Estado, promociona en su biografía a su padrastro superviviente del Holocausto. Ese hecho es utilizado a menudo por los principales medios de comunicación como una credencial al defender a Blinken. El último ejemplo del liderazgo de Blinken fue el fracaso de la retirada estadounidense de Afganistán, que vio cómo Estados Unidos abandonaba a los talibanes a un pueblo en peligro.
Según un correo electrónico de la Organización Sionista de América, “el presidente Biden y el secretario de Estado Blinken no tienen derecho a comprometerse unilateralmente a abrir un peligroso consulado árabe palestino en Jerusalén”. Socavaría la unidad de Jerusalén y la soberanía y seguridad de Israel, a la vez que violaría la ley estadounidense y los Acuerdos de Oslo. Peor aún, recompensaría a la dictadura terrorista y de apoyo al terrorismo llamada Autoridad Palestina.
Dentro de Estados Unidos, el fiscal general Merrick Garland fue noticia al comparar a las madres que asisten a las reuniones del consejo escolar porque no están de acuerdo con el plan de estudios “woke” con terroristas domésticos. La empresa de educación obsesionada con la raza del yerno de Garland insta a las escuelas a presionar a los legisladores para que adopten sus ideas y hagan recaer los costes sobre los contribuyentes. Son los mismos contribuyentes a los que quiere investigar si se manifiestan en contra de los planes de estudio progresistas.
No es la primera vez que se cuestiona la profesionalidad de Garland. Ya en 2013 se publicó que Merrick Garland permitió que Obama mantuviera en secreto su libro de nombramientos a cambio de la nominación de Garland al Tribunal Supremo, lo que ocurrió un par de años después. Las demandas para hacer público el libro de nombramientos de Obama y las reuniones de éste con Bill Ayers y George Soros fueron básicamente ignoradas.
Garland nunca llegó a ser juez del Tribunal Supremo.
Otro aliado judío de Obama es el actual Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas. Ha sido noticia esta semana por su cancelación de los contratos del muro fronterizo en Texas, a pesar de los llamamientos de republicanos y demócratas para asegurar la frontera.
Además, ¿dónde está su consejo para aconsejar al Presidente que visite la frontera? ¿Exigir pruebas de COVID? ¿Qué causó la renuncia de su jefe de personal? ¿Qué participación tiene en las investigaciones del 6 de enero? La gente exige respuestas y su destitución inmediata.
Los judíos y el dinero siempre han sido estereotipos antisemitas y con la secretaria del Tesoro judía, Janet Yellen, se está agitando de nuevo. La inflación, el aumento de las cifras de desempleo y la defensa de una norma del IRS para informar de todas las transacciones superiores a 600 dólares son los catalizadores.
Es increíble. Estos judíos quieren que usted viva bajo restricciones que no tienen que seguir bajo las directrices de los empleados federales. Los informes dicen que cada uno de ellos vale millones.
Los medios de comunicación judíos no tienen ningún problema en publicar artículos sobre cómo se conectan con su judaísmo. De hecho, los medios demuestran ser “fake news”. Cuando Kamala Harris fue investida como vicepresidente, su hijastra, Ella Emmoff, se encargó de contrarrestar las historias de que es judía. Emmoff afirma que su madre no es judía y que ella no fue educada en esa religión. Por ello, las publicaciones en las redes sociales deseando “Shana Tovah” no parecen más que maniobras publicitarias.
Cómo los ve el mundo
Independientemente de la afiliación religiosa o del partido político, el mundo etiqueta a cada uno de ellos como “judíos”.
Su dinero y sus poderosas conexiones no les habrían salvado del suicidio de Masada, de la Inquisición española de 1492 o de las marchas de la muerte de Babi Yar hace ochenta años.
Los que odian a los judíos en todo el mundo se regodean en el aumento del antisemitismo con estas personas, en posiciones de liderazgo, dándoles un pase.
No son diferentes del rabino Stephen Wise y su relación con el presidente Franklin Roosevelt. La historia demuestra ahora que Wise fue utilizado como una “herramienta” mientras la administración de FDR no hizo nada para ayudar a los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Evitó que FDR se reuniera con los 500 rabinos de renombre que marcharon a Washington para rogar a Estados Unidos que ayudara a salvar a los judíos de Europa.
Hay más que podríamos añadir, Randi Weingarten, Presidente de la Federación Americana de Profesores, David Cohen, Director Adjunto de la CIA, Ronald Klain, Jefe de Gabinete, Rachel Levine, Subsecretaria de Salud- y Wendy Sherman, Subsecretaria de Estado y una de las principales defensoras del Acuerdo Nuclear con Irán.
Su participación es en políticas fallidas y en un gasto sin fin que perjudica a jóvenes y mayores, negros, asiáticos e hispanos, LGBTQ, pobres y ricos, sanos y discapacitados.
Y lo más perjudicial es que permite a los antisemitas de todo el mundo atacar a los judíos en las calles, profanar edificios judíos y crear coaliciones para destruir a Israel.
Cindy Grosz es la presentadora de Cindy’s Celebrity and Political Corners que se puede descargar internacionalmente en Jewish Podcasts y a través de las redes iHeart y Spotify.