Para entender objetivamente lo que está ocurriendo en Cuba, para calibrar cómo estos acontecimientos están afectando de nuevo a Estados Unidos, y para plantear una respuesta, hay que entender la historia de la dictadura castrista y cómo Estados Unidos se ha relacionado con ella.
El gobierno de Cuba es un régimen autodenominado socialista-marxista, tal y como proclamó el propio Fidel Castro. Es un asesino, un perenne abusador de los derechos humanos. Las pruebas de sus 60 años de asesinatos son legión, una de las cuales puede encontrarse aquí.
Relatos de primera mano sobre la tortura y el encarcelamiento durante décadas en condiciones horribles pueden encontrarse en “Contra Toda Esperanza” de Armando Valladares y “Cómo Llegó La Noche” de Huber Matos. Junto con Fidel Castro, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y Ernesto “Che” Guevara, Huber Matos es uno de los cinco comandantes de la Revolución Cubana.
Visite Miami y hable con ex presos políticos para obtener pruebas contemporáneas. El embargo norteamericano -la artimaña con la que la dictadura atribuye la culpa de su incompetencia y sus abusos- no es más que una fantasía. Brevemente, el embargo estadounidense no impide que los más de 195 países del mundo comercien con Cuba. Por ejemplo, Canadá y España han comerciado prolíficamente con Cuba durante décadas. El embargo estadounidense nunca ha impedido que lleguen a Cuba alimentos y medicinas.
¿Y qué hay de los millones de dólares que los cubano-americanos han enviado a sus familiares? ¿O es que el llamado embargo estadounidense ha provocado miles de abusos de los derechos humanos por parte del régimen?
La solución a la crisis de seis décadas en Cuba, una crisis que ha afectado directamente a Estados Unidos, es por tanto bastante sencilla. Hay que poner fin a todo lo que apoye a la dictadura cubana, incluido el turismo, las transferencias de dinero y el comercio. Los alimentos y las medicinas solo deben entregarse directamente al pueblo.
Estados Unidos y los gobiernos afines deben buscar acusaciones penales contra Raúl Castro y el resto de la dictadura del país en la Corte Penal Internacional. Sugerir una intervención armada no tiene sentido y es perjudicial para el pueblo cubano ya que, como señaló San Agustín, “El diablo engaña a los hombres con la desesperación y la esperanza”. Nadie debe negociar con el régimen los derechos del pueblo en Cuba, ya que al hacerlo se presupone que esos derechos los tiene que conceder la dictadura.
Los acontecimientos de hoy no son incidentes aislados
Para aquellos que asumen que lo que está ocurriendo actualmente en Cuba no tiene consecuencias para los Estados Unidos, la historia ha demostrado que están muy equivocados. Pocos meses después de que la revolución cubana de 1959 fuera considerada un éxito, un miliciano vino a mi casa en La Habana para poner a mi padre en arresto domiciliario. Durante los tres años siguientes, mi padre se esforzó por conseguir que emigrara legalmente a Estados Unidos. Lo consiguió y salí de Cuba como huérfano a la edad de seis años.
Durante las seis décadas siguientes he observado cómo unos pocos hombres esclavizaron a un pueblo, convirtiendo un país rico en un verdadero tugurio mientras atropellaban a Estados Unidos. A pesar de las fanfarronadas de las administraciones republicanas conservadoras y la aquiescencia práctica de las administraciones demócratas neo-socialistas, los gobernantes de Cuba siguen saliéndose con la suya.
La agresión asesina del régimen está bien documentada, desde el asesinato del oficial militar estadounidense Mayor Rudolf Anderson, hasta la instalación de armas nucleares estratégicas y tácticas, pasando por la acogida de secuestros aéreos, la acogida de fugitivos, la exportación del marxismo socialista a América Latina, las olas forzadas de migración ilegal, el asesinato de cuatro ciudadanos estadounidenses en el espacio aéreo internacional, el ser un punto de transbordo de cocaína hacia Estados Unidos, y en 2016 la embajada de EE. UU. en La Habana fue atacada con un arma de energía que hirió a aproximadamente 60 estadounidenses.
Por supuesto que los cubanos están enfadados
Hoy nos encontramos con la noticia de multitudes que se manifiestan contra el desaliento que han soportado durante toda su vida. Son un pueblo desesperado que tolera colas de ocho horas para obtener su asignación mensual de cosas como el azúcar. Son un pueblo torturado para el que la atención médica es escasa, racionada y, la mayoría de las veces, inexistente.
Son un pueblo subsumido que no puede asociarse libremente, no puede hablar abiertamente y no puede participar en las riquezas que les ha arrebatado la clase dirigente militar. Incluso el dinero internacional que se les envía tiene que ser blanqueado a través del mercado negro para evitar el tipo de cambio oficial Madoff-Ponzi-Rube Goldberg.
Parece que los cubanos están hartos de todos estos sufrimientos. ¿Y cuáles son las mentiras que les han alimentado durante décadas? Bueno, como todos los socialistas, la dictadura cubana atribuye cada uno de sus problemas a otros, en este caso a Estados Unidos.
Los gobernantes no asumen ninguna responsabilidad por el despilfarro de las riquezas del país en cobalto, cítricos, tabaco, playas vírgenes, azúcar y, sobre todo, un pueblo laborioso. La propaganda estatal no es más que una serie de mentiras que desvían la responsabilidad real que recae sobre el régimen. El pueblo está harto. Tal vez lo que vemos en las calles de Cuba es un presagio de lo que podría suceder en Estados Unidos cuando estemos hartos de las mentiras en serie que nuestro gobierno nos está alimentando.
Sí, podría ocurrir aquí
Lo que me resulta chocante es cómo algunos estadounidenses y un partido político dominante en Estados Unidos abogan activamente por el socialismo. Las manifestaciones de hoy en Cuba son un regalo del cielo al mostrar de primera mano, en tiempo real, lo que sucede cuando el socialismo se afianza.
Las manifestaciones en Cuba ofrecen una visión en vivo de lo que puede ocurrirle a Estados Unidos si acelera las políticas socialistas. Si los estadounidenses consideran que la actual revuelta popular en Cuba no es más que un disturbio en otra república bananera, o que se debe a la fábula del “embargo estadounidense” en combinación con el virus de China, entonces no son más que chulos para instigar el mismo estado totalitario al estilo de Castro en Estados Unidos.
Cuando mi padre finalmente escapó de Cuba muchos años después, siendo yo entonces un hombre joven, me dio dos consejos destacados. El primero, estar agradecido a Estados Unidos y a su pueblo por acogerme con el regalo de vivir en su libertad. El otro fue ominoso y premonitorio: el comunismo es la enfermedad que puede destruir a América.
Mario Sánchez es un científico de datos de una empresa privada. Nació en Cuba y se alistó en el Cuerpo de Marines de Estados Unidos a los 17 años durante la época de Vietnam, donde formó parte de una unidad de Fuerzas Especiales. Posteriormente obtuvo un máster y un doctorado en informática y ha desempeñado funciones ejecutivas de alto nivel en el ámbito de la tecnología de la información en empresas estadounidenses. Vive en Miami.