El mes pasado, Irán intensificó la violencia contra Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos para obligar a Estados Unidos a negociar con ellos bajo los términos de la República Islámica, negociaciones indirectas dirigidas a levantar las sanciones estadounidenses.
Para los Estados Unidos, el propósito de las conversaciones es muy diferente: requieren cambios en el Plan de Acción General Conjunto y el fin de la expansión y las actividades subversivas del Irán en la región, así como restricciones al programa de misiles balísticos del Irán.
La respuesta de Estados Unidos a la escalada militar de Irán ha sido doble: envió portaaviones a la región y decidió aumentar sus fuerzas en el Golfo Pérsico, al tiempo que expresó su voluntad de entablar conversaciones indirectas con Irán y de tomar medidas conciliadoras para hacerlo posible.
Estas medidas incluían el aplazamiento de la entrada de portaaviones en el Golfo Pérsico, el aplazamiento de la aplicación de sanciones contra la industria petroquímica iraní, así como la declaración del Secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, el 2 de junio de 2019, de que EE.UU. estaba dispuestos a negociar con Irán sin condiciones previas, que habían sido previamente liberadas.
Las negociaciones indirectas entre Irán y Estados Unidos a través de intermediarios aparentemente ya están en marcha, pero no han llevado a nada ni para Irán ni para Estados Unidos debido a la insuperable brecha entre las demandas y los objetivos de las partes.
Aunque Estados Unidos rechazó la propuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Javad Zarif, del 24 de abril de 2019, de intercambiar prisioneros, es evidente que estaba negociando, y el 11 de junio fue liberado un residente permanente de Estados Unidos y un ciudadano libanés, Nazar Zak, detenido por Irán desde noviembre de 2015 bajo cargos de espionaje. Además, se están llevando a cabo negociaciones indirectas sobre la definición de la frontera marítima entre Israel y el Líbano, lo que requiere la participación indirecta de los Estados Unidos e Irán.
Estas medidas conciliadoras estadounidenses fueron presentadas por Irán como una prueba de debilidad. Así lo afirmó el presidente iraní Hassan Rouhani en un discurso en una conferencia de atletas celebrada en Teherán el 1 de junio:
“El mismo enemigo que hasta hace un año declaró que ‘mi objetivo es destruir el régimen de la República Islámica’ [de Irán] anunció claramente hoy que no quiere hacer nada contra el régimen [iraní]. El mismo enemigo que dijo hace unos meses que era la mayor fuerza militar del mundo y que, si quería, podía derrotar a las fuerzas armadas iraníes, dijo hoy que no tenía intención de luchar”.
“Hace unos meses, el Golfo Pérsico era un lugar donde sus portaaviones navegaban libremente, pero hoy en día no se sabe nada de su flota, y atracaba en aguas internacionales, a 300 y 400 millas [del Golfo Pérsico]. Durante este tiempo demostramos que no nos sometimos a la burla y a los superpoderes codiciosos. Somos personas razonables y negociadoras, siempre que nos sentemos a la mesa de negociaciones con pleno respeto y en el marco del derecho internacional, y no con órdenes de negociar. Si ese es el caso, no obedeceremos”.