En la mañana del martes 20 de diciembre, aviones de combate dispararon misiles contra el aeropuerto de Damasco y sus alrededores, destruyendo varias instalaciones de almacenamiento de armas y otras infraestructuras pertenecientes a los proxys locales de Irán. Según la cadena de televisión Al Arabiya, también fue alcanzada una batería antiaérea situada cerca del aeropuerto, poco después de que aterrizara un avión iraní. Las autoridades sirias responsabilizan del ataque a las Fuerzas de Defensa de Israel.
Ese mismo día, un avión no tripulado de Hezbolá intentó penetrar en el espacio aéreo israelí desde Líbano. Las FDI lo derribaron. Fue interceptado cerca del moshav de Zarit (de unos 250 habitantes), situado cerca de la frontera libanesa en la Alta Galilea. El dron fue identificado como un quadcopter, un pequeño aparato con cuatro rotores.
Este intercambio de golpes fue el último de una serie de enfrentamientos militares en lo que desde hace más de una década se denomina la guerra entre guerras. El 9 de noviembre, por ejemplo, The Wall Street Journal informó de que Israel había atacado un convoy que se creía que introducía armas iraníes de contrabando en Siria. Según el informe, el ataque se produjo cerca de la ciudad fronteriza siria de Abu Kamal y destruyó varios vehículos. Hubo al menos 10 víctimas.
Las fuentes israelíes suelen abstenerse de reconocer las contramedidas que adopta, pero el 14 de diciembre, el teniente general Aviv Kohavi, jefe del Estado Mayor de las FDI, pareció confirmar esta operación en particular. En un discurso pronunciado en la Universidad Reichman de Herzliya, Kohavi se refirió a la inteligencia israelí y a su capacidad de ataque. Dijo: “No podíamos haber sabido, hace varias semanas, del convoy sirio que se desplazaba de Irak a Siria. No podíamos saber lo que había allí. No podíamos haber sabido que, entre 25 camiones, este es el camión -camión número ocho- que era el camión con las armas”.
E incluso sabiéndolo, continuó, “debemos enviar a los pilotos. Deben saber cómo evadir los misiles tierra-aire. No se equivoquen. Hay operaciones en las que se les disparan 30, 40 -en momentos punta, 70- misiles tierra-aire durante las salidas. Deben atacar, acertar y volver, y deben, en algunos de los ataques, evitar matar a quien no deben matar. Son capacidades muy avanzadas”.
Recientemente, los operativos de Hezbolá han estado cada vez más activos en la frontera entre Líbano e Israel. Han instalado docenas de puestos de vigilancia, han aumentado sus patrullas y vigilan y documentan abiertamente los movimientos de las tropas israelíes. Además, el uso por parte de Hezbolá de aviones no tripulados suministrados por Irán ha aumentado en los últimos meses. En verano, se enviaron drones para filmar la plataforma de gas en alta mar de Israel antes del acuerdo marítimo entre Israel y Líbano. Fueron destruidos por las FDI.
Además, Hezbolá sigue esforzándose por reforzar su presencia en Siria. A principios de diciembre, se informó de que las FDI habían atacado un radar de Tal Qalib perteneciente al ejército sirio. Al día siguiente, la Fuerza Aérea de Israel lanzó octavillas en la zona de Quneitra, en el suroeste de Siria, advirtiendo a los soldados sirios de que no colaboraran con Hezbolá. “La presencia continuada de Hezbolá en el emplazamiento sirio de Tal Qalib”, decían, “y cooperar con ellos saldrá mal. La presencia de Hezbolá en la región les ha traído la humillación y están pagando el precio por ello”.
El esfuerzo por contener o disminuir los esfuerzos anti Israel de Irán se ha extendido a las redes sociales. El sitio web Al-Monitor informó recientemente de que varias fuentes habían publicado en Twitter que Israel tenía los nombres de 63 pilotos de la aerolínea iraní Mahan implicados en el transporte de armas de Teherán a Beirut. Los tuits prometían publicar pronto los nombres y fotos de los pilotos. No se indicaba qué medidas, en su caso, podrían adoptarse a continuación.
Irán está llevando a cabo un decidido esfuerzo por introducir armas avanzadas por aire a través de varios aeropuertos sirios y también por tierra a través de Irak y Siria con destino a Hezbolá en Líbano. Israel ha estado librando una campaña igualmente decidida durante la última década para frustrar las intenciones de Irán, claramente encaminadas a armar a Hezbolá como preparación para un eventual conflicto con Israel.
Esta campaña dio un nuevo giro el 10 de diciembre, cuando surgieron rumores de que Irán planeaba lanzar una ruta aérea de contrabando desde Teherán a Beirut utilizando vuelos civiles. Meraj Airlines, operada por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI), inició vuelos directos de Teherán a Beirut a mediados de noviembre. Al parecer, este corredor complementaría o sustituiría el contrabando de armas a Hezbolá realizado en los últimos años a través de Siria, envíos que se cree que Israel ha tenido en el punto de mira en repetidas ocasiones.
Hezbolá debe considerarse una gran amenaza estratégica
Israel debe considerar el creciente arsenal de misiles de precisión de Hezbolá como una gran amenaza estratégica, al mismo nivel que el programa nuclear iraní. De hecho, si Irán desarrollara finalmente una capacidad nuclear, nada le impediría armar a sus apoderados de forma similar. El periódico londinense Asharq Al-Awsat informó a principios de diciembre de que Israel había advertido formalmente al gobierno libanés de que consideraría bombardear el aeropuerto de Beirut si servía de destino para el contrabando de armas desde Irán.
Las implicaciones de un ataque de este tipo, si alguna vez se llevara a cabo, son incalculables. La mera amenaza podría ser suficiente para disuadir cualquier intento de la administración libanesa dominada por Hezbolá de utilizar los vuelos civiles como nueva ruta para el contrabando de armas iraníes.
Mientras Irán siga empeñado en proseguir su obsesiva política antiisraelí, la respuesta de Israel debe seguir siendo la disuasión por todos los medios, incluida la destrucción de armamento claramente destinado a convertir Siria en un arsenal iraní o a potenciar la capacidad militar de Hezbolá. Para que la disuasión siga siendo eficaz, Israel debe mejorar aún más sus capacidades de inteligencia de categoría mundial. También debe tomarse muy a pecho el conocido lema del movimiento Scout: Estar preparado. Esta es la única forma de frustrar las malignas intenciones del enemigo sin recurrir a un conflicto total.