El ataque de Irán a las instalaciones petroleras saudíes, incluida la refinería de petróleo más grande del mundo, ha sido el acontecimiento más dramático en Oriente Medio desde que la administración estadounidense se retiró del acuerdo nuclear en mayo de 2018.
En los últimos meses, la administración Trump ha demostrado su voluntad de reanudar las negociaciones con los ayatolas para llegar a un nuevo acuerdo. Pero Teherán parece estar avanzando en la dirección opuesta, comenzando con un amplio ataque que puede interpretarse como una flagrante y deliberada provocación contra Arabia Saudita y Estados Unidos.
¿El ataque iraní conducirá a concesiones adicionales por parte de Washington? Ya entendemos que es muy difícil apostar en lo que hará el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Hasta ahora, la reacción del presidente ha sido relativamente suave, y está más inclinado a dialogar con los iraníes que a la confrontación, y no responde al desafío planteado por Teherán.
El golpe del 14 de septiembre a las dos refinerías más grandes de Saudi Aramco, la compañía petrolera nacional saudita, puede considerarse un acto de guerra. Los propios saudíes dicen que el ataque detuvo casi la mitad de su capacidad de producción de petróleo y que el precio del petróleo subió de 10 a 20 dólares por barril en dos días. Contrariamente a los informes iniciales, no fue un ataque con aviones teledirigidos por parte de los rebeldes husitas yemeníes. Se trataba de misiles de crucero con ojivas potentes, que probablemente fueron disparados desde territorio iraní. Se trata de una operación militar inesperada, traicionera y destructiva, y los saudíes estaban impotentes, incapaces de impedir el ataque.
Impacto en Israel
Hay posibles consecuencias para Israel. En primer lugar, la renovada tensión entre Irán y Arabia Saudita, y posiblemente los Estados Unidos. La situación puede salirse de control y llevar a una escalada regional, e incluso a una guerra, que por supuesto no puede sino afectar a Israel.
En segundo lugar, el ataque actual demuestra que la capacidad del arsenal de misiles de crucero del Irán está mejorando. Aunque Israel está fuera del alcance de estos misiles (solo los misiles balísticos pueden volar desde Irán), no podemos descartar el hecho de que en un momento dado este potencial de misiles podría caer en manos de Hezbolá. Es posible que los iraníes quieran lanzar ataques devastadores e inesperados contra objetivos de infraestructura. Esto demuestra la necesidad de una pronta modernización de los sistemas de defensa antimisiles de Israel, centrándose en la protección de lugares estratégicos.
Teherán, que sigue negando cualquier implicación en el ataque, anunció que no habrá ninguna reunión entre el presidente Hassan Rukhani y Trump al margen de la Asamblea General de la ONU a finales de este mes. La combinación del ataque y esta declaración parece un aumento de lo que está en juego. El 17 de septiembre, el ayatolá Jamenei declaró firmemente que no habría negociaciones con Estados Unidos en absoluto.
Irán se asfixia con las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y habló de su disposición a negociar solo después del levantamiento total de las sanciones. Los iraníes están caminando sobre la hoja de un cuchillo, pero hasta ahora los estadounidenses no han dado ninguna indicación de que el último ataque a Arabia Saudita vaya a cambiar su política hacia Irán.
Tuits de Trump
Trump habló varias veces en Twitter sobre el ataque e incluso dijo que Estados Unidos había estado demasiado ocupado hasta ahora para tomar en serio a Irán. Algunos vieron esto como un indicio de una posible respuesta militar. Pero al mismo tiempo, describió el ataque como un problema saudí y no americano, declarando su voluntad de negociar con Irán.
Sin embargo, dijo que la información sobre su disposición a reunirse con Rouhani sin condiciones previas no era cierta. Trump también dijo que no quería una guerra con Irán, aunque dijo que Estados Unidos estaba totalmente preparado para ello. Es difícil llegar a una conclusión sobre la consistencia de la política de Estados Unidos hacia Irán.
Resumiendo los resultados de los últimos acontecimientos, podemos decir que Irán ha asestado un duro golpe a Arabia Saudita, demostrando su capacidad para socavar la industria petrolera mundial y lanzando un poderoso desafío a Trump. El presidente de Estados Unidos aún no ha decidido cómo reaccionar, aunque expresa claramente su renuencia a confrontar.
Es muy posible que los iraníes descubran más tarde que fue una operación excepcionalmente “exitosa”, tan efectiva que sus resultados destructivos no dejaron a los estadounidenses otra opción que responder militarmente, contrariamente al enfoque original del presidente. El intercambio de señales entre Teherán y Washington no ha terminado todavía, y también puede continuar en el campo de batalla, junto con los contactos diplomáticos.