A mediados de enero, Irán lanzó un satélite. El lanzamiento tuvo lugar en el Centro Espacial Imam Jomeini. El satélite de doscientas libras, llamado Payam (mensaje en farsi), fue diseñado y producido en la Universidad de Tecnología Amirkabir de Teherán. Según el ministro de Telecomunicaciones, Mohammad-Javad Azari Jahromi, el cohete que lleva el satélite Payam no logró alcanzar la “velocidad necesaria” en la tercera etapa de su lanzamiento. Los científicos iraníes analizarán este intento fallido y lo intentarán de nuevo. De hecho, Teherán planea lanzar dos satélites en 2019: Payam y Doosti (amistad en farsi). Ambos están destinados a recopilar información sobre los cambios ambientales en Irán. Después del lanzamiento, el secretario de Estado Mike Pompeo declaró que el programa espacial de Irán podría ayudarlo a desarrollar un misil capaz de transportar armas nucleares al continente estadounidense.
El país se enorgullece de los avances tecnológicos que ha logrado en su programa espacial. La República Islámica es una de las pocas naciones con capacidad de lanzamiento espacial nativo. Desde 2009, ha dedicado un Día Nacional de la Tecnología Espacial para celebrar sus logros científicos. Un paso importante se dio en febrero de 2009 cuando Teherán utilizó con éxito el vehículo de lanzamiento espacial Safir (embajador en farsi) (SLV) para lanzar el satélite Omid. Este cohete fue diseñado para llevar una carga útil liviana a la órbita terrestre baja. Uno más poderoso, Simorgh (fénix en farsi), fue diseñada para llevar la carga útil más pesada a la órbita. Desde 2009, las actividades espaciales de Teherán han progresado lentamente, y ha lanzado otros satélites a la órbita, incluidos Rassad (Observación) y Navid-e Elm-0 Sanat (Heraldo de la Ciencia y la Industria).
El interés de Irán en el espacio ultraterrestre se remonta a finales de la década de 1950, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas creó la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (COPUOS). Irán, junto con varias otras naciones, fue miembro fundador de este comité. La COPUOS busca fomentar la cooperación internacional y promover la exploración y el uso del espacio para la paz mundial, la seguridad y el desarrollo. En 2003, el gobierno iraní estableció la Agencia Espacial de Irán (ISA) bajo el paraguas del Ministerio de Comunicación y Tecnología de la Información. Su misión es coordinar todas las “actividades espaciales pacíficas”.
Los Estados Unidos y otros países han sospechado del programa espacial de Teherán. La oposición ha argumentado que desarrollar la capacidad para colocar satélites en la órbita de la Tierra brinda a los ingenieros iraníes una experiencia crítica que se puede utilizar para aumentar sus capacidades para lanzar misiles de largo alcance, incluidos los misiles balísticos intercontinentales (ICBM). En otras palabras, los usos pacíficos y las aplicaciones militares son inseparables. En julio de 2017, Irán afirmó que había lanzado con éxito su cohete satelital más avanzado, Simorgh, al espacio. El cohete mejorado puede alcanzar una mayor altitud y llevar una carga útil más pesada. El Centro Nacional de Inteligencia Aérea y Espacial de los Estados Unidos afirma que Simorgh podría actuar como un “banco de pruebas para desarrollar la tecnología necesaria para producir ICBM”.
Un examen detallado del programa espacial de Irán ofrece resultados mixtos. A pesar de algunos avances, el país todavía tiene una base industrial espacial relativamente débil. Ha demostrado la capacidad de lanzar y operar satélites, pero todavía deben superarse muchos otros obstáculos tecnológicos antes de poder incorporar plenamente su programa espacial en sus fuerzas armadas. Por otro lado, Irán tiene un “registro extenso de uso de formas electrónicas de ataque contra sistemas espaciales, incluyendo interferencias y falsificaciones”. En otras palabras, Irán ha demostrado su capacidad para intervenir con señales satelitales hostiles. Finalmente, a pesar de algunas similitudes entre la tecnología necesaria para fabricar cohetes que transportan satélites y la necesidad de hacer ICBM, también hay diferencias fundamentales. La tecnología ICBM se ha desarrollado desde la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, ha habido varios ejemplos de Estados que convierten ICBMs en SLVs o que desarrollan las dos tecnologías en paralelo. Sin embargo, nunca sucedió que los SLV se hayan transformado en ICBM.
Un examen detallado del programa espacial de Irán y los esfuerzos regionales y globales para detenerlo sugiere las siguientes conclusiones: primero, el hecho de que los intereses de Irán en la tecnología espacial se iniciaron bajo el régimen de Pahlavi sugiere que el programa no está impulsado por la ambición ideológica de exportar la Revolución Islámica o promover el chiismo y desestabilizar o atacar a los países sunitas. Más bien, se puede argumentar que, bajo cualquier régimen, Irán se percibe a sí mismo como una potencia regional importante, y los misiles y la tecnología espacial (y otros sistemas de armas) desempeñan un papel en la proyección del poder.
Segundo, las evidencias disponibles no prueban las afirmaciones de que Irán tiene un ICBM. Estas capacidades requieren años de pruebas. Si Teherán decide desarrollar el ICBM, la comunidad internacional tendrá tiempo suficiente para enfrentar este desafío. Más bien, las evidencias disponibles indican que el programa de misiles es convencional y busca disuadir a los poderes regionales y las fuerzas estadounidenses en el Medio Oriente.
Tercero, los rápidos avances en la tecnología de misiles agregan más incertidumbres a los esfuerzos regionales y globales para abordar el programa espacial y de misiles de Irán. Por ejemplo, algunos analistas militares consideran que los misiles hipersónicos que actualmente están siendo desarrollados principalmente por Estados Unidos, Rusia y China son los que cambian el juego. Vuelan a altitudes inusuales y disfrutan de una velocidad y maniobrabilidad asombrosas. Estas características significan que los misiles hipersónicos pueden representar un tremendo desafío para los sistemas de defensa de misiles. No se sabe que Irán tenga esta tecnología hipersónica hoy en día, pero si la historia sirve de guía, la tecnología prolifera. Irán puede tener acceso a la tecnología hipersónica y otras tecnologías que cambian el juego en los próximos años.
Finalmente, desde el inicio del programa espacial y de misiles, las potencias regionales y mundiales se han centrado esencialmente en restringir los suministros a Irán. Se necesitan esfuerzos iguales para abordar el lado de la demanda. En otras palabras, la determinación de Teherán de adquirir y desarrollar capacidades de misiles y espaciales, y su disposición a pagar un alto precio por ellos, debe ser examinada. La enorme disparidad en los gastos de defensa entre Irán y sus vecinos sugiere que el amplio equilibrio militar regional debe ser negociado. El programa espacial y de misiles de Irán no puede separarse de las carreras de armamentos regionales y solo puede abordarse adecuadamente en una amplia discusión del panorama de la seguridad regional.