La creación del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948 significó para el pueblo judío, concretar una añoranza milenaria para tener una patria que les permitiera preservar una identidad cultural e histórica, y el desarrollo de una sociedad democrática orientada a valores esenciales del judaísmo, justicia social e igualdad.
En las siete décadas que han transcurrido desde su creación, el desempeño de la economía y de la sociedad ha tenido altas y bajas; la calidad de vida de los israelíes se ha incrementado paulatinamente. En los últimos tres años el avance medio anual del PIB fue de 4.4%, con una baja tasa de inflación 0.8% como promedio al año en ese periodo; con una población de 8.6 millones de personas en el 2016, el PIB per cápita, un buen indicador del nivel de vida, sumó 33,810 euros ese año, Israel es evaluado como una economía desarrollada.
El Estado judío renació en un territorio pequeño, 22,070 km2, con limitados recursos naturales y enfrentando militarmente a sus hostiles vecinos árabes. Israel ha superado la escasez con el desarrollo de la ciencia y la tecnología y con el capital disponible: el espíritu emprendedor e innovador de su gente. La creatividad aplicada a temas de seguridad, “sirvió para cimentar la industria civil; el ejército colaboró y se convirtió en una incubadora tecnológica que permitió a muchos jóvenes trabajar con equipos sofisticados y adquirir experiencia”. El adelanto tecnológico ha provocado profundos cambios sociales en Israel y se han difundido al mundo. De los avances tecnológicos y científicos en la edad moderna, un número significativo procede de inventores y científicos judíos e israelíes.
La población de Israel solo representa 0.2% del total mundial, ha aportado once “de los ganadores del Premio Nobel”. En el sector agrícola es donde se inició el empuje científico de Israel. Grupos de judíos de Europa con un elevado espíritu social emigraron a Israel al principio del siglo pasado, fundaron Kibutzim y Moshavim (comunas agrícolas colectivas) que explotaron de una manera rudimentaria las tierras, se convirtieron con el tiempo en centros productivos que usan tecnología de punta. La promesa bíblica cuando El Eterno sacó a los hebreos de Egipto y los llevó a la tierra de Canaán “donde fluye la leche y la miel” (Deuteronomio 26:8-9) se cumplió cabalmente. En el presente la transformada tierra desértica de Israel está convertida en vergeles agropecuarios, el país produce la mayoría de sus alimentos y también los exporta. Los productores agrícolas se convirtieron en pioneros de la biotecnología, riego por goteo, solarización del suelo y uso de aguas tratadas.
La inteligencia de los israelíes ha brillado para superar los problemas que se generan en diferentes campos de la actividad humana. En este sentido, aunque Israel cuenta con pocas fuentes naturales de energía, ha aprovechado su abundante luz solar para generarla. Israel es líder mundial en este campo con el mayor uso per cápita de calentadores solares domésticos. En los sesentas fue la primera nación en la que fue obligatorio colocarlos en cada vivienda residencial. Hoy día produce la mayor parte de agua caliente doméstica y entre 4.0% y 8.0% de la electricidad de Israel y exporta cada año decenas de miles de calentadores solares. Asimismo, desarrolló una tecnología que utiliza estanques de agua con cierto grado de salinidad y composición mineral para absorber y almacenar energía solar. En el presente existen estaciones de energías geotermales, capaces de extraer calor del suelo y convertirlo en vapor, para activar turbinas.
Israel ha contribuido a la revolución biotecnológica. Ha desarrollado una sólida infraestructura para la investigación médica y paramédica, así como una amplia capacidad en bio-ingeniería, es la cuarta potencia mundial en patentes biotecnológicas por habitante, cuenta con 900 empresas dedicadas al desarrollo de tecnología sanitaria, la mayor parte a aparatos médicos. La aplicación de la tecnología en la medicina está muy avanzada; por ejemplo, el uso de robots para cirugías difíciles; igualmente ha producido una amplia gama de medicamentos para enfermedades neurodegenerativas complejas y actualmente incurables como el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis múltiple; métodos avanzados para el control de la diabetes, al cáncer y enfermedades infecciosas con parches, clips y otras tecnologías no invasivas, así como plataformas en línea que ayudan a pacientes a comunicarse con sus médicos para controlar su salud. Los israelíes también inventaron dispositivos claves de fisioterapia, como el exoesqueleto Rewalk, que permite a pacientes parapléjicos caminar, o el calzado Apostherapy, que mejora significativamente los dolores de rodilla, espalda y caderas cuando se usa regularmente.
En virtud de las necesidades de defensa, se generaron desarrollos tecnológicos de aplicaciones civiles. El Arava (primer avión civil israelí), fue seguido por el jet de ejecutivos. Westwind Satélites fueron lanzados al espacio en cooperación con la Agencia Espacial de Israel. Además, se despliegan, producen y exportan gran cantidad de artículos en ese campo, incluyendo sistemas de exhibición, computadoras aeronáuticas, medios de instrumentación y simuladores de vuelo. Israel es líder mundial en tecnología y producción de aviones sin piloto. Produce robots diseñados para una gran variedad de tareas, incluyendo pulido de diamantes soldaduras, empaques, construcción y otras funciones industriales.
Israel tiene una Agencia Espacial, su ingreso al espacio se produjo en 1988, cuando el satélite Ofek (horizonte) fue puesto en órbita por el cohete lanzador Shavit (cometa) convirtiéndose en el séptimo país en el mundo en lanzar al espacio un satélite propio; el lanzamiento se realizó a un bajo costo, estimado en una décima parte de un operativo similar en otros países. Los satélites de Israel son más livianos que los convencionales, pesan una quinta parte en relación a estos últimos, empero, tienen la misma capacidad operacional. La industrial espacial israelí comenzó con propósitos de defensa, pero pasó con rapidez a las aplicaciones civiles; comunicaciones, alerta temprana de desastres naturales como tormentas. Produce satélites, misiles, cámaras, tecnologías de propulsión, dispositivos de comunicaciones y relojes atómicos.
Israel ha instrumentado tecnologías de ciberseguridad para múltiples usos en la vida privada de los individuos, particularmente para la protección de cuentas bancarias, y en general, para la protección de sus datos. También estas tecnologías sirven para asegurar bases de datos del gobierno contra ataques extranjeros.
La contribución de Israel en el desarrollo de las tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC), es invaluable; entre otras múltiples aportaciones, el código para enviar emails; antivirus y servicios de protección cortafuegos han sido mejorados notablemente con tecnologías de Israel. Los biprocesadores que se usan en ordenadores portátiles, tablets y teléfonos inteligentes están basados en la invención israelí del primer microprocesados para Intel. La experiencia en el Ejército con redes de comunicaciones complejas también ha generado frutos para los empresarios. El más famoso el SMS o mensaje de texto, los mensajes rápidos que se envían como señales en los celulares Otras contribuciones incluyen el concepto de “crowdsourcing” o participación colectiva, o la recolección de información de usuarios individuales para beneficio del grupo. Por lo demás, empresas líderes en el campo de las comunicaciones globales han establecido centros de investigación en Israel para maximizar el potencial innovador del país.
La innovación en Israel ha recorrido un largo camino hasta llegar a el nivel actual, el esfuerzo de su gente ha sido impresionantes a la luz del reducido tamaño de su territorio, de la estrechez del mercado interno, de la feroz competencia global y de las amenazas constantes de guerras y atentados.
Ciertamente, desde el primer día de la creación del Estado de Israel, enfrentó su primera guerra, la denominada guerra de. Las Naciones Unidas acordaron la participación del Mandato Británico de Palestina en dos estados, uno judío con el 55.0% del territorio, incluyendo por completo el desierto de Néguev, y otro árabe, con el resto, excepto Jerusalén, que sería considerada zona internacional.
La resolución de las Naciones Unidas fue aceptada por los dirigentes judíos y rechazada por los árabes en su conjunto. El mismo día de la retirada británica de la región, tropas egipcias, iraquíes, libanesas, sirias y transjordanas, apoyadas por voluntarios libios, saudíes y yemeníes, convocaron la invasión del recién proclamado Estado Judío.
En 1949 Israel firmó un armisticio con Egipto (24 de febrero), con Líbano (23 de marzo), con Transjordania (3 de abril) y con Siria (20 de julio). Tras la contienda, Israel incrementó su territorio en 23.0%, con un saldo de 4 mil soldados y 2,372 civiles muertos, los árabes tuvieron entre 10 mil y 15 mil bajas.
En 1956, del 29 de octubre al 5 de diciembre, Israel atacó a Egipto, apoyado por Francia y Gran Bretaña, la Guerra del Sinaí. El conflicto se debió a la política del recién elegido presidente Gamal Abdel Nasser que nacionalizó el Canal de Suez, (26 de julio de 1956), financiado por Egipto y Francia y Gran Bretaña. Al nacionalizar el Canal de Suez, ordenó el bloqueo de los estrechos de Tiran, vía de acceso a Eilat, principal puerto mercantil israelí en el Golfo de Aqaba, que le permitía comunicarse con los mercados del Sudeste Asiático a través del Mar Rojo y el Indico; simultáneamente Nasser había convertido a su país en uno de los principales instigadores de una guerra de guerrillas contra los israelíes; los guerrilleros suicidas, fedayines, operaban desde la Franja de Gaza sobre territorio de Israel. Esta breve guerra demostró la valía militar y potencia de Israel en la región y Egipto reabrió el paso a los estrechos de Tiran a la navegación.
Sin un cambio de actitud por ninguna de las partes, era evidente que la crisis entre Israel y Egipto no tardaría en repetirse. En junio de 1967, tras un nuevo bloqueo egipcio en los estrechos de Tiran, estalló la guerra de los Seis Días. En este conflicto bélico Israel enfrentó a una coalición árabe formada por Egipto, Jordania, Irak y Siria entre el 5 y 10 de junio de 1967. El despliegue de fuerzas egipcias en la frontera israelí y un nuevo bloqueo de los estrechos de Tiran, Israel asumiendo un ataque inminente, lanzó una operación preventiva contra la fuerza aérea egipcia. Jordania respondió atacando las ciudades israelíes de Jerusalén y Netanya. Al final de la guerra, Israel había conquistado la Península de Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluyendo la Ciudad Vieja) y los Altos del Golán. La humillante derrota de Egipto y Siria produjo un malestar en el mundo árabe, lo que llevó a mantener en los años siguientes una guerra de desgaste con Israel y finalmente, a un ataque conjunto egipcio sirio en la guerra de Iom Kipur, 1973, que no alteró el mapa político establecido tras la Guerra de los Seis Días.
Israel devolvió el Sinaí a Egipto como parte de los Acuerdos de Paz de Camp David en 1978, al tiempo que concedió la ciudadanía israelí a los habitantes de Jerusalén Este y de los Altos del Golán, cuyos territorios se incorporaron administrativame3nte a Israel, si bien solo Jerusalén ha sido anexada. En agosto del 2005. Israel evacuó unilateralmente los asentamientos judíos de la Franja de Gaza para ceder su control a la Autoridad Nacional Palestina.
Las confrontaciones siguieron, entre las más destacadas la guerra con Hezbolá, brazo militar de Irán en Líbano en el 2006; las ofensas del Ejército de Defensa de Israel (EDI) contra Hamás en Gaza, Plomo Fundido del 28 de diciembre del 2008 al 18 de enero del 2009 y la Operación Margen Protector del verano del 2014 que duró 51 días, fue la de mayor envergadura desde el 2005 cuando fueron desalojados los últimos colonos judíos.
Israel también vivió dos intifadas (agitación o levantamiento) de palestinos de Cisjordania y de Gaza. La primera intifada se inició en 1987, en la que los palestinos atacaron con piedras y otros objetos al EDI; la violencia decayó en 1991 y terminó con la firma de los Tratados de Oslo; 13 de septiembre de 1º993; murieron 1,162 palestinos y 160 israelíes. La segunda intifada empezó en septiembre del 2000; finalizó oficialmente el 24 de febrero del 2005; el saldo de muertos fue de mil israelíes y más de 5 mil palestinos.
En este marco de hostilidad entre Israel y sus vecinos; en 1970 después de un Tratado de Paz, Israel estableció relaciones diplomáticas con Egipto; las relaciones entre ambos países han registrado altibajos; sin embargo, con la llegada al poder de al-Sisi en 2014 las relaciones bilaterales han tenido un gran giro ante las necesidades de seguridad de ambos países por el jihadismo y la amenaza de un Irán nuclear. Asimismo, Israel estableció relaciones diplomáticas con Jordania en 1994; durante 46 años Israel y Jordania de facto estaban en estado de guerra, sin embargo, los dos países mantuvieron durante todo ese periodo contactos secretos y concluyeron acuerdos de mutuo beneficio. Las relaciones entre Israel y Jordania han avanzado de manera constante.
Después de décadas de hostilidad entre Israel y Arabia Saudita, en el presente se han convertido en aliados de facto frente al peligro que representan las intenciones hegemónicas regionales del Irán nuclear. La relación está en desarrollo y se está tejiendo debajo de la superficie. El conflicto de intereses entre el Irán chiita y los suníes de Arabia Saudita es abierto Por su parte, Irán enfrentó directamente a Israel el 9 de febrero pasado cuando desde Siria se lanzó un dron dentro del espacio de Israel, el cual fue derribado con un helicóptero Apache israelí. Irán tiene bases y fuerzas militares en Siria que representan una seria amenaza para Israel; de aquí que el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declarara en la Conferencia de Seguridad de Múnich el 19 de febrero pasado que de ser necesario, Israel atacaría directamente a Irán.
En un ambiente de serias tensiones militares en el mundo, el pequeño estado de Israel cumple 70 años de vida, como se dice en la tradición judía cuando alguien celebra su cumpleaños, hasta 120 años, y ¿Por qué no más, para la floreciente democracia israelí?.