El Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu advirtió recientemente de nuevas amenazas que requieren medidas de emergencia inmediatas, y el Jefe de Estado Mayor de las FDI, el Teniente General Aviv Kohavi, ha hecho advertencias similares. Sin embargo, algunos afirman que esto es alarmismo con fines políticos.
Es cierto que ninguna de estas amenazas es nueva, pero su convergencia sin precedentes bajo la inspiración y orientación de Irán ha creado un nuevo sistema estratégico que hace que el estallido de la guerra en varios frentes al mismo tiempo sea un escenario realista.
Los asesores políticos y de seguridad, obstaculizados por la falta de imaginación, con frecuencia no han dejado de identificar los procesos políticos y estratégicos y de anticiparse al futuro. En palabras de David Ben-Gurión: “Los expertos son expertos en lo que fue, no en lo que será”.
El debilitamiento del dominio norteamericano en Oriente Medio tiene muchas implicaciones de largo alcance, sobre todo, un mayor riesgo de guerra sin la influencia de la superpotencia limitante a la mano para ayudar a llevarlo a su fin. Esta realidad no se deriva únicamente del cambio en la política de Oriente Medio de la Casa Blanca. También se relaciona con cambios importantes que han ocurrido en el campo de batalla, como el surgimiento de armamento ampliamente disperso, sofisticado y de fácil acceso, que ha mermado seriamente la superioridad militar de Estados Unidos.
Las publicaciones recientes del Departamento de Defensa de los Estados Unidos reflejan una gran conciencia de las implicaciones de este fenómeno, especialmente la disponibilidad de tecnologías militares avanzadas y hardware para los actores civiles y estatales, incluido Irán. Así, por ejemplo, en el ataque iraní a las instalaciones petrolíferas saudíes, los misiles de crucero y los aviones no tripulados se guiaron por sofisticadas tecnologías de procesamiento de la información que les permitieron pasar desapercibidos y obtener resultados precisos. Los rebeldes Hutíes respaldados por Teherán han estado usando aviones no tripulados y misiles de crucero durante bastante tiempo, e incluso están siendo construidos en Yemen bajo la tutela iraní. Este nuevo equilibrio de fuerzas aumenta la influencia de Teherán en Yemen, Irak, Siria y Líbano, y pone en peligro la estabilidad de Jordania.
Otro aspecto del cambio sistémico es el fortalecimiento militar de Hezbolá y Hamás, organizaciones terroristas que hace mucho tiempo se transformaron esencialmente en fuerzas militares regulares. Estos “ejércitos del terror”, como los llama el Jefe de Estado Mayor Kohavi, están estructurados en batallones y brigadas y están dotados de una formidable potencia de fuego y capacidades de inteligencia, así como de avanzados sistemas de mando y control. Bajo la dirección y la orientación del Irán, estos grupos también poseen sistemas de armas sofisticados, como aviones teledirigidos, cohetes y misiles, cuya precisión sigue mejorando.
En tiempos de guerra, estos acontecimientos plantearán serios desafíos a Israel en lo que respecta a la protección de la población civil y la infraestructura del país. En un artículo reciente, el Mayor General Tamir Yadai, jefe del Comando del Frente Nacional, expuso los elementos del nuevo desafío. Dijo: “Aunque todos en el Comando del Frente Interno y en las FDI conocen las direcciones del cambio en la amenaza al frente interno, la naturaleza agregada de la amenaza emergente aún no está definida”.
Entre los aspectos que conforman la nueva amenaza, no solo enumeró una ofensiva de fuego de gran alcance dirigida a paralizar el frente interno israelí, con un gran número de bajas civiles y ataques a la infraestructura nacional, sino también los esfuerzos en desarrollo de Hezbolá y Hamás para llevar la guerra al territorio israelí con ataques terrestres de gran envergadura.
La convergencia de estas amenazas, que pueden surgir de una sola vez en una sincronización coordinada, cambia la ecuación de la amenaza a una fundamentalmente diferente de la del pasado: el cambio cuantitativo se convierte en un cambio cualitativo que exige una nueva y adecuada reorganización. El actual orden de batalla de las FDI, tanto en las fuerzas en pie como en las de reserva, es insuficiente para una guerra multifrente total y no puede dar una respuesta adecuada a todas las amenazas combinadas.