En unas pocas horas, los embajadores de todo el mundo participarán en la Asamblea General de las Naciones Unidas y votarán sobre una resolución histórica.
“La Asamblea General de la ONU condena el lanzamiento de cohetes y la incitación a la violencia de Hamás contra el Estado de Israel”, se leerá en la resolución propuesta. En el momento en que voten, los enviados decidirán de qué lado de la historia están, del lado de una organización terrorista asesina o de la verdad. La actividad sin precedentes estuvo detrás de la votación, cuyo resultado sabremos el jueves por la noche. Durante muchas semanas fuimos de embajador a embajador, de países pequeños y grandes, porque cada voto cuenta y cada voto es igual. Les dijimos que este era un momento histórico.
“Su voto determinará si está a favor o en contra del terrorismo”, le dije a mis compañeros embajadores, “el terror de una organización asesina que tiene como rehenes a civiles israelíes y los cuerpos de los soldados caídos de las FDI Oron Shaul y Hadar Goldin”.
Hamás, habiendo comprendido el significado de la resolución, se dirigió a la presidencia de la Asamblea, pidió ayuda a Irán, reclutó a sus propios enemigos en la Autoridad Palestina y amenazó a la Unión Europea. Era obvio para todos que, en su desesperación, Hamás estaba revelando su verdadero rostro. Antes de la votación, vimos signos tempranos de éxito: unimos a la UE a la iniciativa y cultivamos una animada discusión en los pasillos de la ONU sobre Hamás y el régimen iraní, que está orquestando y financiando el terrorismo mundial. Lenta pero seguramente, numerosos países dejaron de vacilar y se unieron al frente unido encabezado por Israel y los Estados Unidos. En el pasado, los árabes fueron abrazados automáticamente por la ONU. En los últimos años, sin embargo, la actitud hacia Israel ha cambiado y el apoyo que recibimos para esta propuesta es una evidencia innegable de esto. Demostramos que un enfoque agresivo genera éxito.
En el espíritu de Januka, es importante agradecer a la embajadora estadounidense Nikki Haley, quien en los últimos años ha sido una luz en la oscuridad de la ONU. Ella es una verdadera guerrera por Israel, con quien tuve el honor de colaborar en nombre de nuestra causa común: fortalecer el vínculo entre nuestras dos naciones. El resultado de la votación no importa, porque Israel ya ha ganado. Cuando una coalición de países de todo el mundo se reúna para votar en contra de Hamás, se escribirá otro capítulo en los anales de la ONU.
Danny Danon es el embajador de Israel ante las Naciones Unidas.