Las negociaciones de alto el fuego entre Israel y Hamás se complican por el control del Corredor Filadelfia, clave para la seguridad y el rearme de Gaza.
Israel defiende su presencia militar en el Corredor Filadelfia para frenar a Hamás
Un punto clave de las estancadas negociaciones de alto el fuego entre Israel y Hamás es el control del Corredor Filadelfia, una franja de tierra de 14 kilómetros situada entre la Franja de Gaza y la Península del Sinaí, en Egipto. Este corredor es estratégico, ya que podría utilizarse para el contrabando de armas a Hamás. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, subrayó recientemente la importancia de mantener una presencia militar en la zona para impedir que el grupo terrorista Hamás se rearme. En una conferencia de prensa, Netanyahu lo calificó como un “imperativo estratégico”.
No obstante, tanto Hamás como Egipto se oponen firmemente a esta medida. Para Hamás, la razón es evidente: el Corredor Filadelfia es su único vínculo con el mundo exterior, además de Israel. El Cairo también ha mostrado resistencia a esta posibilidad, a pesar de que ya comparte una extensa frontera con Israel, que supera las cien millas al sur de Gaza.
El analista Ziada, radicado actualmente en Washington, D.C., explicó que los negociadores egipcios deberían trabajar con Israel en cooperación, en lugar de ejercer presión. Argumentó que la seguridad de ambos países está interconectada y recordó la ayuda que Israel brindó a Egipto en el pasado contra las milicias islamistas en la península del Sinaí. Sin embargo, el discurso oficial egipcio ha cambiado desde los ataques del 7 de octubre, y ya no se refiere a Hamás como un grupo terrorista, sino como un “grupo de resistencia”.
Razones de Egipto para oponerse al control israelí del Corredor Filadelfia
Ziada identificó tres factores principales detrás de la negativa de Egipto a colaborar con Israel en el Corredor Filadelfia. El primero es la oposición de las tribus beduinas del Sinaí, quienes se han beneficiado durante décadas del contrabando hacia Gaza, incluidas armas. En 2015, Egipto intentó inundar los túneles de contrabando bajo la frontera con la ayuda de Israel, pero las tribus y Hamás reanudaron sus actividades en poco tiempo, en parte debido a la corrupción entre las fuerzas de seguridad egipcias.
El segundo factor es el fracaso del gobierno egipcio en asegurar su propia frontera con Gaza. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han descubierto recientemente numerosos túneles que conectan con Egipto, uno de ellos lo suficientemente grande como para el paso de vehículos. Según Ziada, esto avergüenza a las autoridades egipcias, quienes niegan la existencia de dichos túneles, a pesar de las pruebas presentadas por Israel. Este descubrimiento pone de manifiesto el fracaso del ejército egipcio en proteger su territorio.
El tercer factor es la posible repercusión en la imagen del presidente egipcio, Abdul Fatah el Sisi, tanto a nivel interno como en el mundo árabe. Aceptar la presencia israelí en el corredor sería visto como una colaboración con el gobierno israelí, algo que podría afectar negativamente su popularidad, ya que el apoyo a la causa palestina es fuerte en la región.
La crisis económica egipcia influye en su postura sobre Gaza
La crisis económica que atraviesa Egipto es otro factor importante en su postura hacia Gaza y Hamás. El país ha experimentado un aumento del descontento social debido a años de mala gestión económica, la pandemia de COVID-19 y los efectos de los conflictos en Europa y Oriente Medio, especialmente en Gaza, Sudán y Libia. La situación se ha visto agravada por ataques hutíes a rutas marítimas en el mar Rojo, lo que ha afectado los ingresos del canal de Suez, y por las medidas de austeridad implementadas desde 2016, que han incrementado los precios.
Cerca del 30% de la población egipcia vive en la pobreza, y durante los meses de verano han sido comunes los cortes de electricidad, dejando a muchas personas sin aire acondicionado en medio de altas temperaturas. Mientras tanto, videos que muestran la Nueva Capital Administrativa, totalmente iluminada y en construcción en las afueras de El Cairo, han generado indignación. Aunque se han realizado llamados a manifestaciones, estos no han tenido respuesta debido al temor a represalias por parte del gobierno.
Ziada señaló que el gobierno egipcio utiliza la causa palestina para desviar la atención de sus problemas internos. Según él, Gaza y la guerra con Israel son una oportunidad para desviar la indignación pública hacia la situación en Palestina, en lugar de enfrentar las críticas por la gestión económica del país.
La postura de Ziada y su exilio en Estados Unidos tras criticar a Hamás
Ziada ha sido una firme crítica de Hamás, especialmente tras los ataques del 7 de octubre. A raíz de sus declaraciones, en las que calificó a los seguidores de Hamás como “cómplices de sus crímenes”, y su participación en entrevistas con medios israelíes, enfrentó una fuerte reacción en Egipto, con denuncias ante la justicia y amenazas de muerte.
Finalmente, Ziada se vio obligada a exiliarse en Estados Unidos, una decisión que describió como muy difícil. Desde Washington, D.C., ha asumido el papel de investigadora senior en el Centro de Seguridad y Asuntos Exteriores de Jerusalén, donde trabaja en colaboración con otros activistas para influir en la narrativa sobre la guerra entre Israel y Palestina.
En sus intervenciones, Ziada ha resaltado que la guerra es esencialmente territorial, similar a otros enfrentamientos como el de Chipre, pero con el tiempo ha adquirido dimensiones religiosas, convirtiéndose en una disputa entre el Islam y el judaísmo. Su objetivo es corregir lo que considera un malentendido sobre la verdadera naturaleza de la guerra y su relación con el contexto regional.
Ziada denuncia la influencia de Irán y Qatar en la narrativa de la guerra
Ziada ha destacado cómo la narrativa sobre la guerra entre Israel y Palestina ha sido manipulada por actores externos, en particular por grupos islamistas y los gobiernos de Qatar e Irán. Según su análisis, estos países han influido negativamente en la percepción global de la guerra, presentando a Hamás como un grupo de resistencia y a Israel como el agresor que busca asfixiar a la población de Gaza.
Este cambio en la narrativa ha afectado la manera en que la comunidad internacional interpreta la guerra, y Ziada trabaja para presentar una versión más equilibrada. Desde su perspectiva, el enfoque debe centrarse en las dimensiones territoriales y en la búsqueda de soluciones que consideren las realidades políticas y sociales de ambas partes.
A pesar de las dificultades, Ziada continúa abogando por una mayor cooperación entre Israel y Egipto en materia de seguridad y por la necesidad de una narrativa que refleje mejor las complejidades de la guerra, evitando simplificaciones que favorezcan a un solo lado.