Muchos israelíes se preguntan cómo es posible que a los funcionarios electos que apoyan los actos de terrorismo contra la misma nación en cuya legislatura se sientan, se les haya permitido presentarse en primer lugar. La legitimidad de las candidaturas de varios miembros árabes a la Knesset y de un judío que sostienen tales opiniones ha sido cuestionada en el pasado y ninguno ha tenido éxito.
Permítanme decir de entrada que, como democracia, creo que Israel puede soportar tener entre su población a aquellos que no aceptan el hecho de que este es un país judío. No importa si son judíos o árabes. Son libres de expresar sus opiniones siempre que éstas no se conviertan en actos criminales. Sin embargo, es un asunto completamente diferente cuando estos individuos quieren sentarse en la Knesset.
Los miembros de la Knesset determinan las leyes del país. También son representantes oficiales de Israel cuando participan en conferencias y reuniones internacionales. Lo primero me molesta menos que lo segundo. Confío en que los procesos democráticos se ocupen de los proyectos de ley antisionistas que los MK que apoyan el terrorismo puedan intentar aprobar. Sin embargo, es ciertamente perjudicial para este país cuando los representantes oficiales que se oponen a la existencia del Estado como Estado judío interactúan formal e informalmente con sus colegas en otros países.
Nos guste o no, Israel está comprometido en una batalla continua por la legitimidad y la justicia contra aquellos que en las Naciones Unidas, Europa y otros lugares tratan de socavar su seguridad y bienestar. No podemos permitirnos confundirlos teniendo, por ejemplo, a un MK que dio una conferencia a estudiantes de la Autoridad Palestina, diciéndoles que es bueno ser un shahid contra la ocupación (Ahmad Tibi), o a uno que se unió a una flotilla claramente antiisraelí de Turquía (el ex MK Hanin Zoabi).
Además, hay un gran potencial de peligro. Escapamos por poco de tal peligro después de las elecciones de marzo de 2020. Si se hubiera formado una coalición entre el Likud y todo el bloque del partido Azul y Blanco, el líder de la oposición habría sido Ayman Odeh, líder de la Lista Conjunta. Se reconoce que Odeh apoya el terrorismo contra Israel y se opone a las medidas defensivas israelíes contra el fuego de misiles desde Gaza. Si hubiera sido el líder de la oposición, por ley habría tenido acceso a información clasificada de seguridad.
Hay una ley que se supone que proporciona las herramientas para descalificar a los candidatos que apoyan el terrorismo y se oponen a Israel como el Estado del pueblo judío. Sin embargo, esta ley ha demostrado hasta ahora ser desigual para la tarea.
En el caso más reciente, el intento de prohibir que MK Heba Yazbak se presentara en marzo fue derrotado por poco en la Corte Suprema por un voto de 5:4. Argumentando contra su descalificación, cinco jueces aceptaron su explicación de que sus puestos en los medios de comunicación social alabando a terroristas y prisioneros políticos fueron sacados de contexto. Todos estuvieron de acuerdo, sin embargo, en que Yazbak se acercó mucho a la línea y concluyeron que:
“El ajustado resultado demuestra lo cerca que estuvo MK Yazbak de verse a sí misma fuera de las puertas de la Knesset. No hay que ‘celebrar’ los resultados finales. Este es un llamado a la auto-examinación con respecto a si esta es la manera de avanzar en los temas de interés para los árabes israelíes”.
Con el fin de evitar que esto se repita, Ofir Katz (Likud) ha propuesto enmiendas a la ley que deberían cerrar las lagunas por las que los MK como Yazbak se las arreglan para deslizarse. Por ejemplo, Katz añadió el criterio de que el elogio de los actos de terrorismo sin ningún signo de haber participado activamente en ellos sería suficiente para descalificar al individuo, al partido o al bloque del partido. También en su propuesta hay un punto que establece que no se requiere un número mínimo de ejemplos de apoyo directo o implícito al terrorismo. Algunos jueces han afirmado que no había una “masa crítica” de pruebas pertinentes para el caso y que, por lo tanto, el candidato no podía ser descalificado.
Otro cambio propuesto por Katz fue eliminar la conexión directa entre el Comité de Elecciones y la Corte Suprema. En el estado actual de la ley, cada vez que el Comité vota para prohibir un candidato, partido o lista, la Corte Suprema es informada automáticamente de ello y solo después de que la Corte apruebe la prohibición puede entrar en vigor. En la enmienda propuesta, el comité informa al candidato, partido o lista y ellos pueden apelar la decisión en la Corte Suprema si lo desean.
Por último, propuso decidir que se puede impedir que un partido se presente a las elecciones aunque haya formado un bloque con otros partidos y la lista en su conjunto no merezca ser descalificada.
Las enmiendas propuestas han sido presentadas al Departamento Jurídico de la Knesset y aún no han llegado al Presidium que determina la fecha de su primera lectura en la Knesset.