Los palestinos tienen ciertas características que algunos podrían considerar negativas, como el fanatismo, la ignorancia (sincera o deliberada) de la historia, su tendencia no solo a crear mitos sino también a auto-convencerse de que estos mitos son ciertos, su convencimiento de que el terror y la violencia son la única solución para cualquier problema, y su jutzpá.
La palabra hebrea jutzpá no es fácil de traducir. Lo más cercano es, en jerga peruana, la palabra “concha”, utilizada en frases como “¡Que tal concha!” refiriéndose al descaro o a la desvergüenza de la persona a la que uno se refiere.
La principal manifestación de la jutzpá palestina es su apropiación de personajes y eventos de la historia judía convirtiéndolos en “palestinos”. Esta nacionalidad recién fue expresada en 1964, cuando los árabes crearon la Organización de Liberación Palestina, tres años antes de la Guerra de los Seis Días en junio del 1967, en la cual Israel desalojo al Ejército jordano de Judea y Samaria, dando así inicio a la llamada “ocupación de territorios palestinos”.
El hecho de que la OLP ya existía tres años antes de la “ocupación” sugiere dos posibilidades: a) Sus líderes son profetas que, tres años antes, en 1964 ya tenían conocimiento delo que ocurriría en 1967, o b) de que la Palestina que debía ser liberada se refiere al Estado de Israel dentro de las fronteras de armisticio de 1949, ya que Judea y Samaria eran territorios anexados por Jordania, país de mayoría palestina, y los ahora llamados palestinos nunca pidieron a los jordanos que les den un Estado en esos territorios.
Una expresión de jutzpá palestina es su intención de pedir a la UNESCO que declare que los pergaminos del Mar Muerto, escritos hace dos mil años por una secta judía, son palestinos. Este intento de robo de identidad es una continuación de la política palestina de negar y a la vez asumir la historia del pueblo judío en la tierra de Israel. Dicen ser descendientes de los canaaneos, lo cual contradice su autoidentificación de ser parte de la nación árabe (que recién conquistó Jerusalén en el siglo 7 de esta era). Declaran que Jesús no era judío sino palestino, y que el Muro Occidental (lo que queda del Templo construido por Herodes), el lugar más sagrado para el judaísmo, en realidad es árabe, ya que, según el mito musulmán, Mahoma, en su vuelo nocturno de La Meca a Jerusalén, amarró allí a su caballo.
Estas absurdas declaraciones podrían ser solo motivo de risa, pero en realidad son graves y preocupantes ya que demuestran las verdaderas intenciones de los palestinos. Ellos no están interesados en dialogar y llegar a un acuerdo de paz con el Estado judío. Lo que realmente quieren es la desaparición de Israel y, si nos atenemos a la constitución del “partido” Hamás, que cuenta con la mayoría del apoyo de los palestinos, exigen también el exterminio de los judíos y la expulsión de los sobrevivientes.