Las tensiones en el Cáucaso Meridional parecen no disminuir tras la segunda guerra de Karabaj en 2020. Esta vez, el actor que aumenta las tensiones es Irán. Tras la victoria azerbaiyana, Turquía e Israel pudieron reforzar su lugar y su postura en la región gracias a la alianza con Bakú. Incluso Rusia, que medió en el acuerdo de alto el fuego entre Azerbaiyán y Armenia, podría encontrar un lugar en el nuevo statu quo, mientras está ocupada con su fuerza de mantenimiento de la paz en Nagorno-Karabaj. Sin embargo, los límites y las funciones de esta fuerza siguen siendo ambiguos.
Así, Irán, excluido del nuevo equilibrio de poder en el Cáucaso Sur, se siente frustrado y enfadado. A pesar del llamamiento de Erdogan a una plataforma de seis miembros (con la participación de Ankara, Moscú, Bakú, Tiflis, Ereván y Teherán) en junio de 2021, y del discurso pacífico de Aliyev frente a Irán en Jodaafarin en 2020, las autoridades iraníes optaron por provocar un conflicto con su vecino del norte. El discurso iraní es realmente severo. Irán lleva apoyando a Armenia desde los años 90 (Ereván ha reconocido recientemente el apoyo iraní) y transportando mercancías a la llamada República de Nagorno-Karabaj a través de territorio azerbaiyano de forma ilegal.
La reacción de Azerbaiyán ha tenido una base legal y ha sido justa al detener a los conductores iraníes que entraban en ese territorio. Pero Teherán actuó con tanta dureza contra Bakú que es imposible no ver las verdaderas razones de su reacción.
En primer lugar, Irán no acepta los resultados de sus actos: Su apoyo a Armenia y su rechazo al nuevo statu quo han provocado su exclusión de los asuntos regionales. En segundo lugar, Irán está en contra de las relaciones de Israel -y de Turquía- con Azerbaiyán. Las acusaciones de Teherán sobre la base israelí en Azerbaiyán demuestran el nivel de su malestar y paranoia. Por último, cabe pensar que Rusia ha utilizado la reacción iraní para construir una plataforma con seis Estados de la región, en paralelo a la propuesta anterior de Turquía. De este modo, Moscú podría crear (de nuevo) un equilibrio de poder, que no está a favor de Bakú y Ankara.
Un último punto es el momento de la reacción iraní. Desde hace más de dos meses, Azerbaiyán y Turquía intentan construir la estabilidad y la seguridad regionales ofreciendo una rama de olivo a Armenia. Los llamamientos de Ankara y Bakú, especialmente de Bakú, muestran la aspiración a la paz y la estabilidad, a pesar de los horrores del pasado.
En segundo lugar, la reciente evolución de las relaciones entre Azerbaiyán e Israel nos muestra que la apertura de la embajada azerbaiyana en Israel está muy próxima. Aunque Irán no está contento con la naturaleza de estas relaciones, sus acciones no han hecho más que reducir el tiempo para la tan esperada apertura. A pesar de sus estrechas relaciones desde el colapso de la Unión Soviética, Azerbaiyán no ha abierto una embajada en Israel. Sin embargo, como demuestran las recientes declaraciones de funcionarios azerbaiyanos, se acerca un momento histórico en la historia del Cáucaso Sur y de Oriente Medio.
Irán no puede arriesgarse a entrar en guerra con Azerbaiyán, que cuenta con el pleno apoyo de Israel y Turquía. Mientras Rusia intenta aumentar sus ganancias en el juego de poder, no podemos decir que dejará que Irán desencadene un conflicto militar en la región. Por eso, el juego de guerra iraní no es más que una réplica de lo que hizo Rusia cerca de la frontera ucraniana en abril de 2021. Sin embargo, Irán no tiene los recursos y el poder que ha tenido Rusia. Con decenas de millones (según diversas estimaciones) de turcos étnicos viviendo en Irán, Teherán no podría aventurarse en una guerra contra Azerbaiyán y Turquía.
Aquí hay otra cuestión, que implica a Israel y a Turquía. Aunque Ankara y Bakú persiguen casi los mismos objetivos de política exterior, una de sus escasas diferencias es la relación con Israel. Sin embargo, si Teherán sigue provocando algún conflicto con Azerbaiyán, no es imposible pensar que los ministerios de defensa israelí y turco y otros funcionarios actúen juntos. La comunicación ya establecida entre ambos países podría facilitar el acercamiento gracias a Irán.