Cuando cinco ejércitos árabes, cientos de terroristas árabes palestinos y miles de cohetes árabes palestinos no consiguieron destruir el Estado judío de Israel, al anciano dirigente de la AP, Mahmud Abbas, se le dio una plataforma para alabar la “Naqba” en un acto especial de la ONU contra Israel.
El antisemita Abbas, hablando desde la tribuna de las Naciones Unidas en Nueva York, comparó a Israel con los nazis diciendo que los israelíes “mienten igual que Goebbels”.
Cuando Abbas afirmó que Israel prohibía a los musulmanes entrar en el complejo de Aqsa, en el Monte del Templo, estaba mintiendo a las Naciones Unidas y al mundo; en realidad, casi 200.000 musulmanes celebraron allí su culto todos los días durante el Ramadán.
Abbas, siempre manipulador, culpó a Estados Unidos y al Reino Unido de la expulsión “de un millón de palestinos durante la guerra de 1948”, calificándola de “Naqba del pueblo palestino” y afirmando que ambos países “son responsables políticos y éticos directos de la «Naqba del pueblo palestino»”.
Dijo que lo habían hecho “por sus propias metas y objetivos coloniales”.
Omitió el hecho de que Egipto estaba protegido y las naciones musulmanas de Jordania, Siria, Irak, Líbano y Arabia Saudí fueron fundadas por la misma organización mundial.
El extravagante Abbas también hizo la impresionante afirmación de que la Biblia hebrea “incluida la Torá” prueba que “los palestinos eran descendientes de los cananeos bíblicos”.
El farragoso discurso del líder árabe palestino tuvo varias incoherencias. Afirmó falsamente ante las Naciones Unidas que no estaba en contra de los judíos, a pesar de su largo historial de desvaríos antisemitas e incitación contra los judíos y “sus pies inmundos”.
Y ello a pesar de que la Autoridad Palestina no ha abolido la pena de muerte por la venta de tierras a judíos.
La contradicción más flagrante fue cuando murmuró algo sobre estar abierto a conversaciones con Israel sobre una solución de dos Estados, pero luego procedió a exigir los derechos de los árabes palestinos a la tierra dentro del Israel soberano, así como en “Cisjordania” y la Franja de Gaza, así como el derecho de retorno de los ficticios “refugiados palestinos” a la tierra dentro de las líneas anteriores a 1967.
Mahmoud Abbas concluyó su declaración exigiendo que se suspenda la pertenencia de Israel a las Naciones Unidas.
Sin las naciones relativamente normales que boicotearon el irrespetuoso acto de la ONU Naqba, me pregunto cuál habría sido el resultado de tal votación.
Probablemente Israel ya no sería miembro de las Naciones Unidas.