A menudo los enemigos occidentales de Israel afirman que las acciones militares de las Fuerzas de Defensa de Israel contra Hamás en Gaza son desproporcionadas porque esas acciones matan a los árabes, mientras que los ataques de Hamás no matan a los israelíes.
Esa es aparentemente la razón por la cual los medios occidentales ignoran los miles de cohetes y bombas aéreas lanzadas desde Gaza para matar a los residentes del sur de Israel, informando en su lugar acciones militares de las FDI para detener tales ataques como la matanza gratuita de civiles.
Sin embargo, cuando un israelí es asesinado por un árabe a sangre fría, no se informa de la matanza gratuita de inocentes, si resulta ser el tipo de israelí equivocado. Entonces se sugiere que su asesinato es su propia culpa.
El asesinato del israelí nacido en Estados Unidos, Ari Fuld, el 16 de septiembre ha causado una gran aflicción en Israel. Los elogios apasionados a él se derramaron no solo porque su esposa, sus cuatro hijos, sus padres y el resto de su familia han sido tan cruelmente afligidos.
Es porque fue un luchador valiente y sobresaliente para Israel y el pueblo judío, y fue admirado incluso por sus oponentes políticos a causa de su naturaleza cálida. Dedicó su existencia a luchar contra un gran mal al que ahora ha perdido su propia vida.
Los medios occidentales, sin embargo, no cuentan a Ari Fuld como una víctima porque, como residente de la ciudad de Efrat en Judea, era un «colono».
El asesinato de otros residentes israelíes en los territorios en disputa es ignorado por los medios occidentales. Para ellos, los «colonos» son deshumanizados y sus vidas contadas de ninguna manera. Por lo tanto, su asesinato es, en efecto, justificado y tolerado.
Esta actitud repugnante es toda una pieza con la depravación moral de gran parte de Occidente sobre la guerra árabe contra Israel. Aludiendo el mantra engañoso de una «solución de dos estados», niegan las verdades de la historia y la ley e ignoran la verdadera agenda árabe de conquista colonial y el exterminio de la nacionalidad judía.
Porque los supuestos «colonos» no están en estas tierras ilegalmente. Ellos tienen derecho a estar allí. En el Mandato Británico para Palestina en 1922, la comunidad internacional les dio a los judíos el derecho de establecer lo que ahora es Israel, la «Ribera Occidental» y Gaza en reconocimiento del derecho único de los judíos a recrear su antigua patria nacional.
Los verdaderos ocupantes son los árabes. Durante siglos, estuvieron entre las oleadas de conquistadores de la tierra de Israel, incluidos romanos, griegos, selúcidas, fatimíes, cruzados, tribus mongolas, tártaros, mamelucos y turcos otomanos.
Aquellos que hoy se han inventado una identidad «palestina» ficticia tal vez ni siquiera hayan descendido de los imperialistas árabes originales. Algunos pueden ser los herederos de aquellos que inundaron Palestina, muchos ilegalmente, de los estados árabes vecinos a espaldas de los judíos que regresaron en los primeros años del siglo pasado.
El historiador William Ziff señaló que los ocupantes en serie de Israel en sí trajeron muchas otras culturas. Ziff describió a la gente de la tierra como un «parche humano de judíos, árabes, armenios, calmucos, persas, cruzados, tártaros, indios, etíopes, egipcios, sudaneses, turcos, mongoles, romanos, kharmazianos, griegos, peregrinos, vagabundos y aventureros, invasores, esclavos «.
Para aumentar su analfabetismo histórico y legal, aquellos que ignoran el asesinato de los «colonos» israelíes también hacen la vista gorda ante la complicidad en estos crímenes por parte de las personas que defienden: la Autoridad Palestina encabezada por Mahmoud Abbas.
A través de sus materiales educativos y otros medios, la Autoridad Palestina habitualmente incita al odio a los judíos y al asesinato de israelíes, enseñando a sus hijos que «todos los israelíes merecen ser asesinados y que morir mientras cometen un ataque terrorista es el camino hacia la excelencia y la grandeza … gran victoria.’ »
El escritor árabe Bassam Tawil ha culpado específicamente del asesinato de Ari Fuld por parte de Khalil Jabarin, de 17 años, por la incitación de Abbas. Según grupos terroristas palestinos, Jabarin decidió asesinar a un judío en respuesta a los «crímenes» israelíes contra la mezquita Al-Aqsa y otros sitios sagrados islámicos.
Dos días antes, en un discurso pronunciado ante el Comité Ejecutivo de la OLP en Ramallah, ampliamente divulgado en los medios árabes, Abbas había repetido la mentira de que Israel estaba planeando establecer zonas de oración judías especiales dentro de la mezquita Al-Aqsa.
No se menciona nada de esto en los medios occidentales. Ni el hecho de que la Autoridad Palestina dijera inmediatamente que le pagaría a la familia Jabarin 1,400 shekels por mes (casi $ 400) por los próximos tres años como recompensa por el asesinato de Ari Fuld. De acuerdo con el Ministerio de Finanzas de la Autoridad Palestina, su presupuesto total de «pago por asesinato» asciende a 1.200 millones de shekels ($ 335 millones) este año y el último.
Hasta ahora, Occidente como bloque ha sido cómplice de la violencia árabe contra los israelíes. A lo largo de los años, ha arrojado dinero a los «palestinos» con la piadosa esperanza de que ayudaría a construir su sociedad y así promover la paz. De hecho, se ha utilizado para ayudar a promulgar el odio e incitar al asesinato masivo.
Ahora, el presidente de EE. UU., Donald Trump, ha pedido tiempo para esta farsa atroz. Estados Unidos ha reducido sus fondos a «Cisjordania» y Gaza, ha cerrado la oficina de la OLP en Washington y ha iniciado acciones para abolir la definición de refugiado palestino de la Agencia de Socorro y Obras de las Naciones Unidas.
Al definir ese estado como heredable de manera única, UNRWA ha multiplicado ridículamente el número de «refugiados palestinos» a lo largo de las décadas.
La definición convirtió a estos «refugiados» en un arma de guerra desplegada contra Israel por el mundo árabe, que los usó como peones para incitar al odio y la violencia, y obtener el respaldo del crédulo y odioso Occidente.
Por lo tanto, la responsabilidad de ellos descansa no en Israel, sino en el mundo árabe mismo, que ahora debe verse obligado a tratar con ellos.
Sin embargo, Gran Bretaña y Europa siguen siendo cómplices de los ataques asesinos contra israelíes porque continúan financiando a la UNRWA y la Autoridad Palestina en lugar de obligarlos a rendir cuentas por su comportamiento.
Ahora Abbas visitará Irlanda, que es virulentamente hostil a Israel. El líder irlandés, Leon Varadkar, ha prometido plantear a Abbas la violación de los derechos humanos por parte de la AP y Hamás. Su prioridad es «el hecho de que la homosexualidad todavía no se ha despenalizado en Gaza».
Varadkar ni siquiera parece saber que Abbas no tiene nada que ver con Gaza, que en su lugar es gobernada por Hamás. Y aunque los homosexuales ciertamente son perseguidos en toda la sociedad «palestina», Varadkar parece no entender que no hay derechos humanos allí para nadie, y la Palestina que tanto desea establecer sería un estado policial.
Esos israelitas no se preocupan por el bienestar de los «palestinos». No les importa la verdad. Ciertamente no les importa el pueblo judío. En el mejor de los casos, son indiferentes a los judíos y, en el peor de los casos, algo mucho más oscuro.
Ari Fuld y los miles de otras víctimas israelíes de ataques árabes (incluidos aquellos que ni siquiera eran judíos) fueron asesinados por un odio insondable hacia los judíos y la nacionalidad judía, ayudados e instigados en Occidente por los ignorantes, los ideológicos y los fanáticos.
Abbas tiene sangre israelí en sus manos, pero Gran Bretaña, Irlanda y Europa continúan ayudando a hundirlos en ella.