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Portada » Opinión » Las protestas en Irán muestran al régimen que el cambio se avecina

Las protestas en Irán muestran al régimen que el cambio se avecina

Por: Majid Rafizadeh

por Arí Hashomer
21 de enero de 2022
en Opinión
Las protestas en Irán muestran al régimen que el cambio se avecina

Getty Images/Sean Gallup

Los últimos acontecimientos sociales y políticos en Irán indican que los vientos de cambio soplan con fuerza contra el régimen.

Por ejemplo, el 5 de enero se instaló una estatua gigante de Qassem Soleimani en la ciudad de Shahr-e Kord. Se inauguró a bombo y platillo justo antes del segundo aniversario de la eliminación de Soleimani en un ataque de drones estadounidense. Sin embargo, apenas unas horas después, la estatua quedó envuelta en llamas tras ser incendiada por disidentes, lo que supuso un duro golpe para la propaganda estatal que presenta al antiguo comandante de la Fuerza Quds como un “héroe”.

Apenas un par de días antes, el presidente iraní Ebrahim Raisi pronunció un discurso televisado en el que prometió venganza por la muerte de Soleimani. Pero la audaz quema de la estatua sirvió como un recordatorio más de que el pueblo iraní desprecia al régimen y a sus funcionarios.

El incidente fue también un indicador de la valentía de la oposición, de su rápido ascenso y de su creciente capacidad de organización. Cuando las imágenes del atrevido acto se difundieron ampliamente en las redes sociales y en los canales de televisión por satélite, el régimen quedó atónito.

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Por ello, el representante del líder supremo en la provincia donde se erigió la estatua emitió una encendida declaración en la que instaba a la participación de los adeptos al régimen en un “acto conmemorativo” para expresar “el odio y la repugnancia” hacia los que cometieron el acto. Está claro que la procesión que siguió fue cuidadosamente organizada por las autoridades del régimen.

Teherán se apresuró a reclamar el control del legado de Soleimani organizando la primera de sus concentraciones escenificadas. Pero la campaña de propaganda parece haber fracasado estrepitosamente, sobre todo porque el pueblo de Irán reconoce quién era realmente Soleimani.

Solo en los últimos cuatro años, Irán ha sido testigo de varios levantamientos a nivel nacional y de muchas protestas locales más pequeñas. Durante el levantamiento nacional de noviembre de 2019, el régimen abatió brutalmente a unos 1.500 manifestantes pacíficos en cuestión de pocos días. A partir de entonces, el poder judicial, dirigido entonces por Raisi, emprendió una campaña de detenciones y torturas sistemáticas que duró meses.

Sin embargo, esta represión no impidió que decenas de miles de ciudadanos iraníes salieran a la calle en enero de 2020 después de que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica derribara un avión comercial en el cielo de Teherán, matando a las 176 personas que iban a bordo. Durante estas protestas, las redes sociales estallaron con innumerables vídeos de manifestantes coreando contra el CGRI y quemando varias vallas publicitarias con la imagen de Soleimani.

El pueblo iraní también boicoteó de forma abrumadora las elecciones parlamentarias de 2020 y las presidenciales de 2021 del régimen para protestar contra la República Islámica.

En los dos últimos años, el alcance de las actividades contra el régimen ha aumentado gracias a las llamadas Unidades de Resistencia de la oposición política, con notables repuntes en torno a la toma de posesión de Raisi y el aniversario de la muerte de Soleimani. La quema de la estatua se produjo después de que otras imágenes de Soleimani fueran quemadas o desmontadas por activistas a lo largo de varias semanas. Estos actos de resistencia han sido muy populares en Irán y en las redes sociales.

Tras incidentes similares, el régimen iraní suele culpar al Consejo Nacional de Resistencia de Irán. Por ejemplo, en el momento álgido de un reciente levantamiento, el líder supremo Alí Jamenei dijo en un discurso que el grupo opositor había “planeado durante meses” popularizar lemas contra el régimen como “muerte al dictador” y facilitar las protestas simultáneas en muchas ciudades y pueblos. Esta confesión contrasta con la propaganda que el régimen ha hecho durante décadas de que el NCRI era un movimiento marginal, sin base popular e incapaz de plantear un verdadero desafío al poder de los mulás.

Al mismo tiempo, cualquier sospechoso de simpatizar ligeramente con el grupo se arriesga a ser detenido, torturado e incluso ejecutado. A lo largo de los años, numerosos activistas han sido condenados a largas penas de prisión o ejecutados por distribuir su literatura u ofrecer contribuciones financieras a la organización. Las autoridades iraníes hacen sonar constantemente las alarmas sobre el crecimiento y la creciente popularidad del NCRI. A medida que se agudiza el malestar social, esas preocupaciones se han ampliado. Las autoridades han mostrado su preocupación por la rápida propagación, politización y organización de las protestas en Irán y han culpado al grupo. El NCRI, considerado el movimiento de oposición iraní más organizado y poderoso, ha buscado el cambio democrático en el país durante las últimas cuatro décadas.

En conclusión, los últimos hechos sobre el terreno en Irán indican que el cambio está en el aire. Esto conlleva un importante mensaje para la comunidad internacional en 2022: el reloj está corriendo para la teocracia gobernante y los ayatolás se enfrentan a un creciente desafío en casa. Esto promete un futuro brillante para un Irán democrático y no nuclear.

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