Explicar los detalles del voto del presupuesto presentado al Parlamento libanés por el recién nombrado gobierno esta semana es una tarea difícil, pero es un buen símbolo de la situación actual y de lo que está por venir. El punto más interesante fue la acción del Movimiento del Futuro liderado por el anterior primer ministro Saad Hariri, que había preparado el presupuesto él mismo. Pidió a sus diputados que se unieran a la sesión, lo que permitió obtener el quórum, pero luego hizo que votaran en contra del presupuesto. Sabía muy bien que los votos de sus diputados no serían suficientes para desbaratar el presupuesto y, por lo tanto, el programa de gastos, que no tiene en cuenta la actual crisis financiera, fue aprobado. Su acción estaba básicamente dirigida a permitir que el nuevo gobierno controlado por Hezbolá aprobara el presupuesto, mientras fingía oponerse a él. Esto, por lo tanto, no fue bien recibido por los militantes ni los manifestantes, y con razón.
Si tuvieron la suerte de entender esta tragicomedia de la votación del presupuesto, entonces quedará claro que el gobierno del nuevo primer ministro Hassan Diab no es más que una continuación del de Hariri. La única diferencia es que su apariencia ahora refleja su contenido, no hay más disfraces. Hezbolá estaba en control durante el tiempo que Hariri estuvo en el cargo y aún lo está ahora: Ni más, ni menos. También parece claro que Hezbolá puede seguir contando con el apoyo continuo de Hariri al nuevo gobierno. Ya no representa una oposición creíble. La oposición a Hezbolá y al sistema está en las calles. El eslogan, “Todo significa todo” no desaparecerá pronto.
Por lo tanto, se ha especulado mucho sobre la postura que la administración del presidente de Estados Unidos Donald Trump tomará hacia el nuevo gobierno. Una cosa que está clara es que Estados Unidos seguirá oponiéndose a Hezbolá y lo tratará como el representante iraní que es. Por lo tanto, mirará de cerca las acciones tomadas por Diab y aumentará su presión, especialmente si el gobierno toma decisiones unilaterales o usa un exceso de violencia contra los manifestantes. Pero el margen de maniobra de los Estados Unidos es estrecho, ya que es un año electoral y otros archivos podrían resultar más apremiantes. Mientras tanto, parece que el presidente francés Emmanuel Macron lidera la posición europea y apoyará al nuevo gobierno de Hezbolá, mientras intenta encontrar soluciones para la crisis económica del Líbano. El principal objetivo de su política es continuar el apaciguamiento con Irán y contrasta deliberadamente con la posición de los Estados Unidos. Es incluso posible que Macron intente convencer a los EE.UU. de que suavice su postura contra el nuevo gobierno.
Esto tampoco es nada nuevo. A finales de 2018, Macron se preparaba para una visita a Teherán, y su objetivo entonces era iniciar las negociaciones después de que los EE.UU. se retiraran del acuerdo nuclear con Irán. Parece ser que por esta razón Macron buscó entonces y sigue buscando hoy en día apaciguar a Hezbolá para crear una relación especial de Francia y Europa con Irán. Era consciente del control de Hezbolá en ese momento y, según se informa, animó a Hariri a seguir trabajando y protegiendo los intereses de Hezbolá a nivel internacional bajo la falsa afirmación de que eran indisociables de los del Líbano.
La posición francesa y europea es clara y, más allá de la estabilidad regional, tiene mucho que ver con los intereses comerciales. Las empresas francesas y alemanas se beneficiaron de contratos con Irán que alcanzaron la cifra de 30.000 millones de euros (33.000 millones de dólares) tras la firma del acuerdo nuclear en 2015. El Líbano es un pequeño precio a pagar para complacer a los iraníes. Una vez más, esto explica en parte por qué Francia y Alemania han dado la espalda a los manifestantes en el Líbano, al tiempo que dan su pleno apoyo al régimen representado por Hezbolá, con la cobertura del presidente Michel Aoun y Hariri.
¿Qué significa esto para el Líbano, ya que se avecina el riesgo de incumplimiento soberano y el país podría necesitar pronto una ayuda exterior desesperada? Si EE.UU. no pierde su enfoque en presionar a Hezbolá y al régimen iraní, entonces poco puede hacer Francia. Será difícil para Hezbolá sortear las objeciones de los EE.UU. y se verá obligada a aceptar grandes concesiones a favor de los manifestantes si el Líbano necesita urgentemente un rescate internacional. La otra solución para Hezbolá sería la confrontación total, lo cual es poco probable dada la situación regional. Sin embargo, si los EE.UU. se desvían del expediente libanés por cualquier razón, entonces Hezbolá podrá escapar de la presión internacional, principalmente gracias a Francia y otras naciones europeas, pero también gracias a cualquier acción terrorista iraní en otras regiones más sensibles. Sin embargo, se está convirtiendo en una situación mucho más difícil para el jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, ya que se está convirtiendo en el centro de las protestas.
Una última cuestión que cambia las cosas es qué capacidades tendrá el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) tras la desaparición de Qassem Soleimani y cómo afectará a Hezbolá. El CGRI es el salvavidas de Nasrallah, verdadero maestro y patrocinador financiero. Cualquier cambio, como una guerra de sucesión entre las altas esferas, podría conducir a su debilitamiento y tener un impacto directo en Hezbolá. Los manifestantes y los Estados Unidos sabrán cómo explotarlo, y podría cambiar drásticamente el panorama político del Líbano. Por lo tanto, los manifestantes no deberían perder la esperanza, ya que muchos factores podrían jugar a su favor.