Al cumplirse cinco años de la operación denominada “Margen Protector”, llevada a cabo por el Ejército de Israel a través de los ojos de las comunidades fronterizas, se hace evidente la realidad de la vida bajo una amenaza constante.
No hay sensación de seguridad a lo largo de la frontera. Los primeros tres años y medio después de los combates, los residentes del sur se sintieron seguros y disfrutaron de una apariencia de normalidad, que desde entonces se ha disipado. Los residentes dicen que la pregunta no es si se reanudarán los combates, sino cuándo se reanudarán.
La guerra de 2014 dejó a muchos residentes con cicatrices después de vivir bajo un intenso fuego y tener que buscar refugio más al norte con familiares, amigos o en viviendas temporales.
El objetivo de la lucha, según los dirigentes políticos, era destruir los túneles de ataque de Hamás excavados en Israel. Ese objetivo se había alcanzado con la mayoría de los túneles destruidos en los años posteriores a los combates.
Se está construyendo una barrera terrestre en el lado israelí de la frontera, parte de la cual está sobre el terreno y otra parte se ha excavado profundamente en el suelo para evitar la infiltración por el túnel. Se cree que el sistema de túneles en Gaza se encuentra dentro de la franja, lo que sigue siendo peligroso en caso de incursiones, pero sin cruzar la frontera.
Los residentes de las comunidades fronterizas están generalmente satisfechos de ver la progresión de la barrera y se espera que se complete para el año 2020.
Hoy su preocupación se centra en el flagelo de los últimos 15 meses: los globos y las cometas incendiarias.
Desde el final de la campaña de 2014, ha habido 12 rondas de combates con misiles y cohetes lanzados contra comunidades civiles a lo largo de la frontera, lo que ha desestabilizado aún más sus vidas y su bienestar.
Los servicios de salud mental del sur informan de un aumento de la demanda de ayuda, especialmente de los niños.
“Cada ronda de combates parece reducir otra capa de resistencia de los residentes aquí”, dijo un miembro de alto rango de los servicios de bienestar social en una sesión a puerta cerrada celebrada recientemente.
Los residentes exigen con enojo que el gobierno tome medidas para encontrar una solución a largo plazo y restaurar la calma en la zona.