Opinión

Cuando Israel se vio envuelta en una campaña militar de múltiples frentes, las fuerzas de reserva acudieron con un profundo sentido del deber y un compromiso extraordinario.

El hambre de los gazatíes recibe cobertura antes que el hambre de nuestros secuestrados. Ese es el nuevo orden. ¿Cómo puede ser? Esta semana vi varios noticieros con ese enfoque y no lo podía creer.

Todavía hay decenas de familias desplazadas de Gush Katif que no han logrado reconstruir sus vidas ni rehacerse.

Durante los últimos días, el sentimiento antiisraelí y antijudío se ha incrementado hasta alcanzar niveles de frenesí absoluto. Cada pocas horas emerge un nuevo acto de hostilidad.

En su columna en The New York Times titulada “Soy un experto en genocidio. Sé reconocerlo cuando lo veo”, Omer Bartov acusó a Israel de cometer genocidio en Gaza.

El discurso público vincula el problema del desgaste entre los reservistas y la escasez de combatientes con el fin de la exención de los haredíes, como si una ley de reclutamiento supuestamente igualitaria pudiera resolver esta apremiante cuestión nacional relacionada con la formación del poder militar.

El portavoz de las FDI en árabe, Avichay Adraee, emitió esta mañana (domingo) una declaración en la que, por primera vez, exigió a los residentes de Gaza que habitan la zona suroeste de Deir al-Balah evacuar la región en previsión de una posible maniobra terrestre.

La ocasión fue un concierto inolvidable e inspirador de la Orquesta Nacional Juvenil, creada por Clive y Carnegie Hall, que está a punto de iniciar una gira por Asia, con China como uno de sus destinos más relevantes.

Siempre que termine la guerra en la Franja de Gaza, y sea cual sea la circunstancia en la que ocurra, debe concluir con una victoria israelí.

¿Se han dado cuenta de que el pleno de la Knéset está abierto, verdad? Se abrió y seguirá abierto hasta el jueves de esta semana, con el fin de alcanzar a aprobar una gran cantidad de leyes que esperan votación y confirmación.