La anticipada incursión de las FDI en Gaza se posterga, evaluando riesgos y estrategias en medio de tensiones crecientes.
El escenario estaba listo desde el jueves: la contraofensiva en Gaza por las FDI parecía inminente, posiblemente comenzando entre viernes y sábado. Se habían establecido plazos específicos para la evacuación palestina del norte de Gaza, con un límite definido para el mediodía del viernes. Los ecos de la invasión resonaron fuertemente desde el domingo hasta el lunes, intensificándose mientras la fuerza aérea preparaba el terreno con días de intensos bombardeos.
Sin embargo, al cierre del lunes, los signos, que podrían interpretarse como tácticas de guerra psicológica, indican que la invasión se ha alejado de ser inmediata. El aplazamiento parece haber sido influenciado por múltiples factores. Informantes han revelado al The Jerusalem Post que una preocupación creciente es que Hezbolá podría estar aguardando a que las FDI estén ampliamente desplegadas en Gaza para iniciar un enfrentamiento total en el norte.
Esta estrategia, evidenciada por el hecho de que Hezbolá no escaló el conflicto desde el amanecer del sábado y ha mantenido sus hostilidades hacia Israel en mínimos, no necesariamente indica disuasión. En cambio, sugiere un esquema calculado para sumir a las FDI en una falsa seguridad, un eco de las tácticas que Hamás utilizó en el sur.
Refuerzan esta teoría las voces que insisten en que la inteligencia israelí y la esfera política necesitan adoptar una nueva modestia en sus interpretaciones de los objetivos enemigos, habiendo subestimado previamente a Hamás. Mientras que esto no detendrá la invasión de las FDI en Gaza, podría haber generado una pausa necesaria para interpretar más claramente las señales de Hezbolá y fortalecer las defensas del norte.
Internamente, las FDI y los políticos admiten que no han enfrentado una situación similar en décadas, y que actuar precipitadamente, cediendo ante el deseo público de represalias rápidas, podría resultar en un error severo. En retrospectiva, la ofensiva terrestre durante la Segunda Guerra del Líbano en 2006 es recordada como un fracaso, con solo la campaña aérea obteniendo éxitos significativos, y las incursiones en Gaza entre 2008-9 y 2014 fueron mayormente simbólicas.
En este contexto, incluso con múltiples “rondas” de conflictos, las FDI deben mantener cautela sobre su habilidad para ejecutar invasiones terrestres a gran escala. Aunque la “sorpresa” estratégica es inviable, ya que Hamás inició este conflicto, las FDI aspiran a alcanzar una sorpresa táctica, lo cual demanda una meticulosa planificación.
Otros elementos que contribuyen al retraso podrían incluir la presión de Estados Unidos para minimizar bajas civiles, la inquietud por los rehenes israelíes en Gaza, y permitir más tiempo para las evacuaciones palestinas. Adicionalmente, la reacción global y de Estados Unidos hasta ahora también juega un papel.
Actualmente, Israel percibe un fuerte respaldo, sintiéndose con un margen más amplio para maniobrar contra Hamás. No obstante, surge la duda si la dirigencia civil y militar de las FDI está malinterpretando la situación. Con reportes de Hamás indicando miles de palestinos ya fallecidos y muchos más lesionados, se recuerda que en 2014, de los 2.000 palestinos fallecidos, al menos la mitad eran civiles, a pesar de los esfuerzos de las FDI. Tal es la incertidumbre nebulosa de la guerra.
A medida que las estadísticas escalen, anticipándose al posible inicio de una invasión en toda regla, se espera una intensa presión tanto de Estados Unidos como a nivel global para buscar un alto al fuego. Adicionalmente, según confirmaciones del Post a través de múltiples fuentes, aún persiste la incertidumbre sobre el destino de Gaza una vez que las FDI supuestamente desmantelen el liderazgo de Hamás.
Esta situación, sumada a otros factores previos, ha llevado a los altos mandos israelíes a una búsqueda frenética de descripciones aún más impactantes para sus próximas acciones contra Hamás. Sin embargo, en esencia, se ha observado poca novedad en sus maniobras durante cerca de una semana.
Solo cuando la guerra concluya podremos determinar si este tiempo adicional ha sido utilizado prudentemente para desarrollar una estrategia de invasión y post-invasión más astuta y efectiva. Alternativamente, este lapso podría ser visto como la pérdida de días valiosos, que podrían haberse aprovechado para “transformar la realidad en Gaza” y prevenir ataques de Hamás en el futuro próximo.