El cese de Operación Rough Rider evita costos y riesgos innecesarios, preservando recursos de EE. UU. frente a las amenazas hutíes.
Trump finaliza Operación Rough Rider contra hutíes
El presidente Donald Trump anunció el 6 de mayo de 2025 el fin de la Operación Rough Rider, una campaña de 52 días con más de 1,000 ataques aéreos estadounidenses contra los hutíes en Yemen. La decisión, mediada por Omán, estableció un alto el fuego que detuvo los ataques hutíes contra buques, aviones y drones estadounidenses en el mar Rojo, restableciendo el statu quo previo al inicio de la operación el 15 de marzo. Este acuerdo, alcanzado tras intensas negociaciones, evitó una escalada costosa e innecesaria, permitiendo a EE. UU. redirigir recursos estratégicos. La campaña, que costó más de 1,000 millones de dólares, no logró neutralizar las capacidades militares hutíes ni establecer superioridad aérea, según reportes de The New York Times.
Los hutíes, respaldados por Irán, iniciaron ataques contra el transporte marítimo en el mar Rojo desde noviembre de 2023, en respuesta a la ofensiva de Israel contra Hamás en Gaza tras el ataque terrorista del 7 de octubre de ese año. Su objetivo declarado era presionar a Israel y sus aliados, aunque los ataques no afectaron directamente buques estadounidenses hasta que Trump intensificó las operaciones. La Operación Rough Rider buscaba restaurar la libertad de navegación, pero los resultados fueron limitados. Los hutíes mantuvieron su capacidad de atacar, y el transporte marítimo global evitó el mar Rojo, redirigiendo rutas por África sin impactos económicos significativos en EE. UU., según expertos citados por Reuters.
La decisión de Trump de detener los bombardeos respondió a la falta de resultados estratégicos. A pesar de los más de 2,000 misiles y bombas utilizados, valorados en 775 millones de dólares, los hutíes continuaron sus ataques, incluyendo un misil que impactó cerca del aeropuerto Ben Gurion en Israel el 4 de mayo. La campaña también enfrentó contratiempos, como la pérdida de dos cazas F/A-18 Super Hornet de 67 millones de dólares que cayeron al mar desde un portaaviones, según NBC News. La resistencia hutí, forjada tras años de soportar bombardeos de la coalición liderada por Arabia Saudita, demostró que el poder aéreo por sí solo no podía eliminar su infraestructura militar ágil y dispersa.
El alto el fuego, anunciado tras negociaciones lideradas por el enviado especial Steve Witkoff y apoyadas por Omán, también reflejó preocupaciones sobre las tensiones con Irán. La amenaza del secretario de Defensa Pete Hegseth de atacar a Irán por su apoyo a los hutíes puso en riesgo las conversaciones nucleares, según Reuters. La pausa en los bombardeos evitó una escalada que podría haber arrastrado a EE. UU. a un conflicto más amplio, preservando la posibilidad de avances diplomáticos con Teherán.
Claves del alto el fuego con los hutíes
- Costos: La Operación Rough Rider gastó más de 1,000 millones de dólares en 52 días, incluyendo 2,000 bombas y misiles.
- Pérdidas: Siete drones y dos cazas F/A-18 de EE. UU. fueron destruidos o perdidos durante la campaña.
- Mediación: Omán facilitó el acuerdo, anunciado el 6 de mayo, para detener los ataques mutuos entre EE. UU. y los hutíes.
- Impacto económico: Las navieras redirigieron rutas por África, evitando el mar Rojo sin alzas significativas en precios para consumidores.
- Contexto regional: Los hutíes continuarán atacando a Israel hasta que cese la ofensiva en Gaza, según su portavoz Mohammed Abdul-Salam.
Razones estratégicas para el cese de la campaña
La Operación Rough Rider no cumplió con los objetivos de seguridad de EE. UU., ya que los intereses económicos estadounidenses no estaban directamente amenazados por los ataques hutíes. Las navieras globales adaptaron sus rutas, y el impacto en los consumidores fue mínimo, según análisis de Al Jazeera. La campaña también desvió recursos críticos, como portaaviones y sistemas Patriot, debilitando la preparación de EE. UU. en el Indo-Pacífico. El uso de interceptores de 2 millones de dólares contra drones hutíes de 2,000 dólares resultó insostenible, según expertos citados por Fox News.
Además, la campaña enfrentó críticas internas. El vicepresidente JD Vance, descrito como un “restrainer” por Yahoo News, cuestionó la justificación de la operación, argumentando que los intereses comerciales de EE. UU. no estaban en riesgo significativo. Las evaluaciones de inteligencia, según Reuters, indicaron que los hutíes podían reconstituir rápidamente sus capacidades, lo que hacía improbable un éxito duradero mediante bombardeos. La historia de los hutíes, que resistieron años de ataques aéreos saudíes, reforzó esta evaluación.
El riesgo de escalada con Irán fue otro factor clave. Las amenazas de Hegseth contra Teherán pusieron en peligro las negociaciones nucleares, un objetivo estratégico para EE. UU.. La mediación de Omán permitió a Trump aprovechar una oportunidad diplomática, evitando un conflicto más amplio. La decisión también respondió a la presión de aliados como Steve Witkoff, quien vio en el alto el fuego una forma de proteger los avances en las conversaciones con Irán, según The New York Times.
La campaña también generó costos humanos y materiales significativos. Un ataque estadounidense el 28 de abril en un centro de migrantes en Yemen mató a 68 personas, según medios hutíes, lo que aumentó las críticas por la falta de precisión en los bombardeos, según Al Jazeera. La pérdida de activos militares, como los cazas y drones, y el gasto de municiones de precisión agravaron las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la operación.
Presiones para reanudar la campaña y enfoque en Gaza
A pesar del alto el fuego, las presiones para reanudar los bombardeos persisten. Senadores como Rick Scott y Lindsey Graham han criticado el acuerdo por no incluir a Israel, que continúa enfrentando ataques hutíes. El 4 de mayo, un misil hutí impactó cerca del aeropuerto Ben Gurion, y los hutíes han jurado continuar sus ataques hasta que Israel detenga su ofensiva en Gaza, según Reuters. Trump mismo advirtió el 15 de mayo que podría “volver a la ofensiva” si los hutíes atacan buques estadounidenses, según Fox News.
El acuerdo no aborda los ataques hutíes contra Israel, lo que ha generado tensiones con el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien afirmó que Israel “se defenderá solo”. Los bombardeos israelíes en Yemen, como los del 6 y 7 de mayo en el aeropuerto de Saná y el puerto de Hodeidah, reflejan esta postura, según CNN. Sin embargo, la distancia geográfica y la falta de objetivos militares valiosos en Yemen limitan la efectividad de las operaciones israelíes, según Al Jazeera.
La solución a largo plazo para los ataques hutíes podría estar en un alto el fuego en Gaza. Los hutíes detuvieron sus ataques durante un cese al fuego en Gaza en enero de 2025, según DW. Un acuerdo duradero en Gaza podría reducir los incentivos hutíes para atacar el transporte marítimo, beneficiando a EE. UU. y sus aliados. La administración Trump debería priorizar la diplomacia en Gaza en lugar de reanudar una campaña militar costosa e ineficaz, según expertos citados por WBUR.
La decisión de Trump de detener la Operación Rough Rider refleja un reconocimiento pragmático de sus limitaciones. Al evitar una escalada innecesaria, EE. UU. preservó recursos y mantuvo abiertas las puertas a la diplomacia con Irán y otros actores regionales. Aunque el alto el fuego no resuelve la guerra con los hutíes, representa un paso hacia la desescalada, permitiendo a EE. UU. centrarse en prioridades estratégicas más amplias.