¿Cuál es la diferencia entre Gaza y Líbano? Esta pregunta, que se repite constantemente entre quienes abogan por ceder ante todas las exigencias de Hamás, no apunta a una diferencia geográfica, sino a una disyuntiva política. Si ampliamos un poco su argumento, este se expresaría de la siguiente manera: las FDI llevaron a cabo una operación militar intensa, pero de corta duración en Líbano, eliminaron una cantidad significativa de la capacidad bélica, el armamento y el liderazgo de Hezbolá, y promovieron un alto el fuego tras el cual se retiraron del sur del país. Desde entonces, realizan ocasionalmente operaciones limitadas con el objetivo de impedir que la organización terrorista logre reconstruirse y vuelva a representar una amenaza en la frontera norte de Israel. Si esa estrategia funcionó en Líbano, ¿por qué no replicarla aquí?
El diputado Ram Ben Barak (Yesh Atid) reflejó esta postura cuando, en una entrevista con Radio 103FM, propuso su plan para el día después de la guerra: “Alcanzar ahora un alto el fuego de largo plazo, replegarse al perímetro y liberar a los rehenes, para luego avanzar hacia acuerdos internacionales que instauren un nuevo gobierno en la Franja. Y si Hamás vuelve a levantar la cabeza, reanudaremos los combates”.
Entonces, ¿por qué no? ¿Por qué no aceptar las condiciones de Hamás, replegarse de la Franja, llegar a un acuerdo internacional y volver a combatir si Hamás reaparece? ¿Acaso no es, aparentemente, lo mismo que en Líbano? Para responder a esta pregunta, desglosaremos esa afirmación y luego analizaremos cada una de sus partes.