Rusia acusó a los “servicios secretos” de Ucrania de estar detrás del asesinato de Daria Dugina, la hija del conocido intelectual ruso Aleksandr Dugina.
“El asesinato de la periodista rusa Daria Dugina ha sido resuelto, ha dicho el servicio federal de seguridad ruso FSB”, según el medio estatal ruso TASS. “Fue preparado por los servicios secretos ucranianos. La autora -una ciudadana de Ucrania identificada como Natalia Vovk- escapó a Estonia, declaró el centro de relaciones públicas del FSB”.
Hace días, cuando se produjo la explosión, Rusia se mostró más circunspecta. Pero ahora la investigación parece abierta y cerrada. “Como resultado de las medidas detectivescas urgentes, el servicio federal de seguridad ha resuelto el asesinato de la periodista rusa Daria Dugina, nacida en 1992”, subrayó el FSB. El servicio especial descubrió que “el crimen fue preparado y cometido por los servicios secretos ucranianos”, informó TASS en Moscú.
Los relatos no coinciden
No está claro cómo sabe Rusia todo esto, pero es una de esas narraciones simples que parecen demasiado buenas para ser verdad. Rusia dice que el autor, nacido en 1979, llegó a Rusia el 23 de julio de 2022. Tiene una hija y “el día del asesinato, Vovk y Shaban asistieron al festival literario y musical Tradición, donde Dugina estaba presente como invitada de honor”.
¿Es razonable concluir que un autor solitario fue capaz de instalar “un dispositivo por control remoto” en un Toyota Land Cruiser Prado y luego activarlo? “Para planear el asesinato y reunir información sobre el estilo de vida de Dugina, Vovk y su hija alquilaron un apartamento en Moscú en el mismo edificio donde vivía la víctima”, informó TASS. “Para espiar a la periodista, el criminal utilizó un coche Mini Cooper”.
Como todas las buenas operaciones de inteligencia que se filtran a los medios de comunicación, ésta incluye muchos detalles, entre ellos la matrícula del coche del agresor. “Una matrícula de la República Popular de Donetsk – E982XH DPR, en Moscú – una matrícula de Kazajistán 172AJD02, y al salir – una matrícula ucraniana AH7771IP”.
¿Qué sentido tiene revelar todos estos detalles? Cuantos más detalles, más debe ser verdad. Y, sin embargo, el detalle clave -cómo sabe Moscú que esto está relacionado con los “servicios especiales” ucranianos- no está claro.
Ese es siempre el problema con la información: Cuando se dan muchos detalles, pero ningún detalle sobre la parte de las pruebas, se utiliza para ocultar la realidad. ¿Por qué iba a utilizar el autor del atentado un Mini Cooper? ¿No es un coche llamativo y extraño para una operación de este tipo? Si tiene que traer municiones e instalarlas en un gran todoterreno, ¿es razonable concluir que una mujer actuando sola lo hizo, utilizando a su hija como cobertura?
Y lo que es aún más interesante, los artículos de los medios de comunicación rusos dicen que el autor del atentado estaba vigilando a la “periodista”, no a su conocido padre. Este es un punto clave, porque los medios de comunicación occidentales y otros asumieron que el objetivo era el padre, que llegó al lugar de la explosión después de que ésta se produjera.
Cuando se utiliza un dispositivo de control remoto para hacer estallar un auto, ¿no es necesario seguir el coche o estar en la carretera cerca para hacerlo estallar? ¿Y por qué apuntar a la hija? Rusia no acusa a Ucrania de una larga lista de atentados contra intelectuales y periodistas. ¿Cree Moscú que de repente, tras meses de guerra, los servicios secretos ucranianos decidieron apuntar a esta única persona?
Según el informe, el Toyota Land Cruiser se dirigía a las afueras de Moscú cuando fue volado. El diario ruso Izvestia dice, tras entrevistar a un experto, que “los organizadores del crimen podrían haber estado preparando un atentado contra el padre del fallecido”. Pues bien, ¿qué es: el autor del crimen vigiló a la hija o al padre? “El motivo del asesinato podría ser las actividades sociales de la fallecida”, decía.
El contexto general aquí parece apuntar a un conveniente caso abierto y cerrado en el que la narrativa ya estaba preparada de antemano. Los comentaristas prorrusos y los apologistas de Moscú ya habían atacado a Ucrania y a Occidente por este acto “terrorista”. Ahora los medios de comunicación rusos dicen que fue un “crimen”, y no está claro si la retórica aumentará.
Los próximos pasos de Rusia
Ahora hay varias opciones abiertas para Rusia. Al culpar a los servicios de inteligencia ucranianos, Moscú está echando la culpa a Kiev. Pero también ha indicado que se trata de un trabajo de una sola persona, y no parece afirmar que haya un equipo de agentes ucranianos corriendo por Moscú apuntando a otros. Así que la línea oficial, hasta el momento, es que una persona hizo esto a instancias de Kiev, y que monitorearon a un periodista. ¿Creará Moscú esta conspiración para afirmar que se trata de una especie de campaña de “terror” o de asesinato?
Para Moscú, las conspiraciones y los asesinatos tienen una larga historia, y siempre hay una pregunta: “¿Quién se beneficia?” ¿A quién beneficia el asesinato de un comentarista como Dugina? No se trata de un gran objetivo de alto perfil.
Los comentaristas en línea han sugerido incluso que se ha exagerado el papel del padre de Dugina. Si eso es cierto, ¿por qué querría Ucrania eliminar a su hija? ¿Qué conseguiría esto, salvo arrojar una luz negativa sobre las acciones de Kiev? Esto ocurre cuando Ucrania ha logrado atacar los depósitos de armas y los campos de aviación rusos, y preparar el terreno para una contraofensiva.
¿El ataque en Moscú le da una excusa para aumentar el esfuerzo bélico? Hasta ahora, a pesar de que los medios de comunicación informan de que Rusia se está quedando sin municiones, parece que aún no ha comprometido sus fuerzas más serias.
Al pretender resolver el caso con tanta rapidez y encontrar a un único autor, Moscú se ha eximido de su incompetencia: no se dio cuenta de que un equipo de asesinos se había infiltrado en la capital. Más bien, ni siquiera fue capaz de advertir la presencia de una persona en un Mini Cooper, el mismo coche utilizado en la película The Italian Job.
Valdrá la pena ver si la retórica de Moscú cambia en los próximos días para culpar a “terroristas” o “nazis” del ataque. Estos son los términos habituales que Rusia utilizaría para calumniar a Ucrania, no el término más común de “criminales”. Si los responsables son criminales, la respuesta es un juicio penal, no una guerra ampliada.