El derribo de un avión de la fuerza aérea de Rusia por parte de las fuerzas del gobierno sirio durante un ataque israelí con cazas F-16 en Siria fue una consecuencia predecible del hacinamiento del campo de batalla sirio. Los rusos podrían estar realmente enojados por lo que sucedió, pero desde una perspectiva geopolítica, entienden que Israel no se abstendrá de más intervenciones militares en Siria cuando sea necesario. El interés nacional de Israel está en juego, y Jerusalén no permitirá que Irán aumente su presencia ya sustancial.
La prensa rusa y la opinión pública en general en Rusia ha sido excepcionalmente negativa hacia Israel en las últimas semanas tras el derribo de un avión militar ruso en la costa siria el 17 de septiembre que mató a 15 soldados rusos.
Los analistas rusos coinciden en gran medida en que, aunque el derribo del avión fue supuestamente causado “por un error israelí”, no habrá un deterioro importante de las relaciones bilaterales, y que esto no es un casus belli que obligue a Rusia a ir a la guerra con Israel económica o militarmente. Sin embargo, esto no significa que los rusos vean la situación bajo una luz positiva. Concuerdan, desde políticos de alto nivel hasta analistas y ciudadanos comunes, que la situación es bastante mala. Las relaciones bilaterales entre los países ciertamente se verán socavadas en cierta medida.
Se han hecho varias sugerencias sobre cómo penalizar a Israel, hasta e incluyendo la ruptura de relaciones diplomáticas. Sin embargo, estas opiniones están siendo expresadas principalmente por nacionalistas radicales. Esencialmente, toda la clase política comprende que Rusia e Israel se necesitan mutuamente, ya que ambos tienen intereses estratégicos en Siria.
Algunos analistas han sugerido que la situación podría, en principio, ser corregida por Israel si acepta pagar una compensación por el IL-20. Israel no ha indicado ningún deseo de cumplir con esta sugerencia.
Tras el derribo, se desarrolló una línea de pensamiento entre los políticos y los analistas de que el incidente puede compararse con lo que ocurrió en los cielos turcos en noviembre de 2015, cuando los turcos derribaron un avión de combate ruso. Estas comparaciones se han descartado desde entonces, ya que los rusos sostienen que el piloto turco tenía la misión expresa de derribar el caza Su-24.
Otros señalan que, como resultado de la escalada del conflicto entre Moscú y Ankara, ambas partes perdieron más de $ 40 mil millones, y las consecuencias de una confrontación similar con Israel podrían ser aún más destructivas para Rusia. Esta preocupación se basa en la opinión popular de la posición de Israel en el sistema político y financiero internacional y su poderoso poder de cabildeo en el extranjero, particularmente en la Casa Blanca.
La opinión más amplia también es que si resulta que los eventos que condujeron al incidente fueron parte de un juego intencional de Israel en el que sus militares pusieron deliberadamente a un avión ruso en peligro de estropear las relaciones de Moscú con Damasco, esto no se dejará sin respuesta.
Los analistas rusos y muchos políticos de nivel medio han sugerido que Jerusalén malinterpretó el acuerdo con Rusia para permitir que Israel alcance ciertos objetivos en Siria. Ese acuerdo, argumentan, era un recurso temporal, no un estado permanente que debe darse por sentado. Desde su punto de vista, las explicaciones de Israel sobre el ataque con cazas F-16 en Siria, después de lo cual las fuerzas del gobierno sirio derribaron el IL-20: que Israel estaba atacando “las instalaciones de infraestructura del ejército sirio que producían armas de destrucción masiva para la organización terrorista Hezbolá” y “estas armas estaban destinadas a ser utilizadas contra Israel”, no pueden servir de excusa.
Los analistas más radicales asociados con el Kremlin han dicho que Israel no quiere vecinos fuertes y está haciendo todo lo posible para debilitarlos. La guerra en Siria es beneficiosa para Israel, argumentan, porque los árabes que de otra manera estarían unidos en su odio al Estado Judío están comprometidos en la destrucción mutua. Sin embargo, gracias a Rusia, la guerra está llegando a su fin, e Israel, si quiere preservar las posibilidades de algún tipo de paz, debe acostumbrarse al hecho de que tendrá que respetar la soberanía territorial de sus vecinos. Incluso los funcionarios de la Duma del Estado han sugerido que Israel tendrá que dejar de atacar objetivos en la provincia de Latakia, en la costa de Siria, ubicada a unos 500 kilómetros de las fronteras de Israel.
Los rusos moderados han expresado la opinión de que las acciones israelíes no fueron deliberadas. Lo más probable es que, razonan, los pilotos israelíes decidieron usar un avión ruso como escudo en el lugar y lo hicieron por su propia iniciativa. Pocos creen que Israel hubiera hecho esto a propósito, ya que Jerusalén no desea complicar sus relaciones con Rusia.
La lógica rusa dice que al principio, Israel no se opuso al régimen en Siria, pero luego, cuando apareció la oportunidad de eliminar a Assad, Israel comenzó a contactar a la oposición e incluso le proporcionó armas. Sin embargo, Assad ganó al final, e Israel se encontró en el lado perdedor. En esa situación, aumentar las tensiones a propósito con Rusia sería profundamente imprudente.
Igor Delanoe, subjefe del Observo Franco-Russian Analytical Center y especialista en política internacional, cree que la coordinación entre los militares rusos e israelíes seguirá vigente, ya que beneficia tanto a Moscú como a Jerusalén. “Tienen un entendimiento común de que la confrontación entre ellos no es rentable para ambos”, dijo a RIA Novosti. En vista del contexto geopolítico general, es muy poco probable que, incluso después de un incidente tan trágico, las relaciones ruso-israelíes se deterioren sustancialmente. Las tensiones persistirán, pero los Estados entienden que se necesitan mutuamente.
Para Rusia, alienar a Israel en el campo de batalla sirio sería un acontecimiento desafortunado. Moscú está tratando de mantener una posición dominante en Siria después de haber obtenido importantes victorias. Lograr esto se volverá cada vez más difícil a medida que el campo de batalla sirio se llene más. Los rusos entienden que, en vista de los imperativos de seguridad de Israel, la intervención israelí intermitente tendrá lugar. También saben que Israel seguramente tendrá que responder nuevamente, incluso si los Altos del Golán no están directamente amenazados. Esta es una situación geopolítica difícil. Moscú ve el valor del entendimiento entre los dos países, pero es probable que las complicaciones militares vuelvan a ocurrir de vez en cuando. La cooperación es esencial para Rusia e Israel, pero la separación total de sus zonas militares e intereses para que ambas partes sean completamente seguras es imposible.