El objetivo estratégico de Hamás, desde su fundación hasta el día de hoy, es la destrucción de Israel y la expulsión de todos los judíos que sobrevivan. Sus tácticas varían, ya que las que fracasan son reemplazadas por nuevas con la esperanza de que estas tengan más éxito para lograr su objetivo.
En orden cronológico, la primera táctica fue el envío de terroristas suicidas que hacían volar sus bombas en vehículos públicos, restaurantes y centros comerciales. La táctica fracasó (aunque causó cerca de mil civiles israelíes muertos y diez mil heridos) cuando el público israelí no sucumbió al terror, y el gobierno israelí construyó una cerca (que, en gran parte, sigue los contornos de las fronteras del armisticio de 1949).
La segunda táctica fue disparar cohetes, (de fabricación iraní y también local) a las comunidades israelíes adyacentes a Gaza. Esta táctica fracasó cuando Israel desarrolló el sistema anti-cohetes denominado “Cúpula de Hierro” que tuvo gran éxito en destruir los cohetes disparados desde Gaza. Si no hubiese existido la Cúpula de Hierro, los 4.000 cohetes que Hamás disparó a Israel durante la Guerra del 2014 hubiesen causados ruinas, destrucción y miles de muertos.
La tercera táctica fue construir túneles, a un costo de millones de dólares cada uno (dinero que podía haber sido utilizado para el beneficio de la población de Gaza construyendo hospitales, escuelas e industrias que diesen empleo). El objetivo era enviar terroristas por estos túneles a las poblaciones fronterizas de Israel para masacrar a los habitantes y llevar cautivos a los sobrevivientes. Esta táctica también fracasó cuando Israel desarrolló tecnología que ubica los túneles para poder destruirlos.
La cuarta táctica, cuyo primer aniversario fue celebrado por Hamás hace algunas semanas, es enviar miles de terroristas de Gaza a las cercas fronterizas para invadir Israel. Muchos de ellos son elementos armados de Hamás y empleados de la administración de Hamás y sus familiares.
La quinta táctica fue la de enviar globos incendiarios que, con bajo costo, ha causado enormes daños a los cultivos y bosques de la región israelí que limita con Gaza, daño ecológico que tardará muchos años para recuperarse.
Israel hasta ahora ha logrado evitar que las turbas incitadas por Hamás crucen la cerca y lleguen a pueblos israelíes. El costo a los palestinos de estas agresiones violentas es alrededor de 200 muertos desde hace un año y miles de heridos.
Es inaceptable que Israel haya sido y siga siendo criticado, condenado y tachado de “reacción desproporcionada” por defender sus fronteras de la invasión de enemigos obsesionados por el odio y el fanatismo. Pero, el mundo en general, y los palestinos en especial, deben entender que Israel no está dispuesto a suicidarse (como si lo están algunos países europeos en forma consciente o subconsciente, al abrir sus puertas en forma descontrolada a millones de islámicos), Israel hará siempre todo lo posible, aun si sus críticos lo califican de desproporcional, para resistir y sobrevivir.