Saleh Arouri, vicepresidente del ala política de Hamás, fue responsable de algunos de los peores bombardeos en Israel de la Segunda Intifada. Fue liberado de la prisión y deportado. Ahora está de regreso para ayudar a negociar un cese al fuego entre Israel y Hamás en Gaza.
En septiembre de 2017, Rusia recibió a Saleh Arouri, un alto funcionario del ala militar de Hamás, a quien pocos meses antes el ministro de Defensa de Israel, Avigdor Lieberman, había calificado como un “peligroso terrorista”.
En Moscú, Arouri se reunió con el viceministro de Relaciones Exteriores para asuntos de Medio Oriente, Mikhail Bogdanov. Israel se indignó y protestó con inusual vehemencia contra el jefe de Bogdanov, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov. El ministro de Asuntos y Herencia de Jerusalén, Zeev Elkin, oriundo de Rusia y hablante ruso que asiste al primer ministro Benjamin Netanyahu en sus contactos con Rusia, envió a Lavrov un documento detallado con los actos terroristas de Arouri y trató de poner un toque personal en la objeción de Israel a la reunión, diciéndole a Lavrov que los tres adolescentes que fueron asesinados en junio de 2014 –un acto por el cual Arouri reivindicó su responsabilidad en nombre de Hamás– habían sido secuestrados en una parada de autobús en Alon Shvut, donde solía vivir su propia familia. Elkin le dijo a Lavrov que su propio hijo esperaba en la misma parada casi todos los días.
Ahora, un año más tarde y en medio de otra ronda de ataques de los terroristas de Hamás, Israel ha atenuado su narración sobre Arouri. Puede que no sea un invitado bienvenido, pero por primera vez en años, Israel está permitiendo que el hombre que, según Lieberman, “es responsable de los ataques mortales contra Israel por parte de Hamás”, ingrese a Gaza durante unos días para tomar su parte en las negociaciones con Israel y los egipcios para tratar de resolver la situación en la Franja de Gaza. Arouri, quien actualmente es el líder adjunto del ala política de Hamás, incluso está entrando a Gaza con un destacamento de seguridad israelí para asegurarse de que ni un solo pelo en su cabeza sea dañado. Al menos no esta vez.
El papel de Arouri en las conversaciones para un acuerdo en Gaza y sus estrechos vínculos con el líder militar de Hamás, Yahya Sinwar, requieren que su estrategia y táctica sean escrutadas, particularmente porque tienen un efecto directo sobre cómo se comporta Hamás en sus conversaciones con Israel. Deberíamos comenzar con los resultados finales de Arouri y Sinwar: una negativa total a devolver los cuerpos del teniente Hadar Goldin y del sargento del Estado Mayor Oron Shaul, quien fue asesinado durante la Operación Margen Protector en 2014, como parte del alto el fuego a corto plazo que Egipto y la ONU están tratando de negociar. Arouri y Sinwar tampoco están dispuestos a considerar la liberación de Avera Mengistu y Hisham al-Sayed, dos civiles israelíes que han estado cautivos desde que cruzaron la valla fronteriza en 2014 y 2015, respectivamente.
En lo que respecta a Sinwar y Arouri, las negociaciones sobre el regreso de los soldados y cautivos caídos de Israel deben tomar parte por separado y solo después de que la ayuda humanitaria silenciosa y básica se restaure en Gaza. Su precio por el regreso de los cuerpos y los cautivos es alto: la liberación de 80 palestinos que fueron liberados de la prisión como parte del intercambio por el soldado cautivo Gilad Shalit y luego encarcelados por actividades terroristas y la liberación de cualquier agente de Hamás que aún esté encarcelado en Israel, incluso aquellos cuyas manos están empapadas en sangre, como Abdullah Barghouti, que actualmente cumple 67 cadenas perpetuas. Barghouti supervisó docenas de ataques terroristas y atentados suicidas que se cobraron 66 vidas y dejaron unos 500 heridos en algunos de los peores atentados de la década de 2000: los bombardeos en la pizzería Sbarro, Ben-Yehuda Street, Café Moment en Jerusalén, y el bombardeo en autobús en la calle Allenby en Tel Aviv.
La insistencia del dúo en que sus prisioneros sean liberados no es para nada aleatorio. El propio Sinwar, que fue sentenciado a cinco cadenas perpetuas en prisión por terrorismo, fue liberado como parte del acuerdo Shalit. Dejó a muchos amigos en prisión, muchas de cuyas manos son tan sangrientas como las suyas, y siente que les debe algo. La historia de Arouri es similar. Fue encarcelado en Israel durante años y liberado en 2010 con la condición de que abandone el país. Arouri supervisó de cerca las negociaciones que condujeron a la liberación de Shalit e incluso mantuvo la cartera de prisioneros palestinos durante un breve período de tiempo.
Abbas está preocupado
Después de que Israel lo deportó, Arouri intentó establecerse en Jordania. Pero los jordanos le temían y se negaron a permitir que se quedara. Luego se dirigió a Siria, pero la guerra allí lo llevó a abandonar Siria por Turquía. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan y su gente le dieron una cálida bienvenida a Arouri. Arouri pasó unos seis años allí y desde Estambul planeó una serie de intentos de ataques terroristas en Judea y Samaria. Solo la presión de Israel y Estados Unidos llevó a Turquía a expulsarlo de sus fronteras. Su siguiente parada fue en Qatar, pero la presión continua de Israel y los Estados Unidos lo obligó a empacar y moverse una vez más, esta vez a Líbano. En Beirut, Hezbolá le dio la bienvenida a Arouri con los brazos abiertos. Una vez allí, comenzó a fortalecer los lazos de Hamás con Irán (que también respalda a Hezbolá), que dijo que fue el único país dispuesto a públicamente suministrar ayuda a Hamás, tanto de manera práctica, como en la forma de asesoramiento de expertos.
Hace años, Arouri dijo que “la resistencia [es] la esencia de la existencia palestina”. Arouri explicó que Hamás en Gaza siempre se encontraba en una de dos situaciones: “Ya sea preparándose para el combate o en combate. Nada más le importa a Hamás”.
Esa caracterización, al parecer, también se aplica al propio Arouri: nada más le importa. Él está luchando o preparándose para luchar. Sus acciones en los últimos años como jefe de Hamás para Judea y Samaria en la sede de Hamás en el extranjero lo demuestran: nunca dejó de intentar ejecutar ataques terroristas en su área asignada o mejorar la infraestructura militar de Hamás allí.
No mucha gente lo recuerda, pero había dos partes en los grandes planes de Arouri, que la agencia de seguridad Shin Bet expuso en 2014. La parte más conocida del plan involucraba una serie de complots para grandes ataques terroristas que podrían haber causado grandes bajas. La gente de Arouri planeó secuestrar israelíes en Judea y Samaria, así como en el extranjero; una serie de incursiones en los poblados israelíes; volar un automóvil con trampa explosiva en los centros de las ciudades israelíes; y ataques tanto al tren ligero como al estadio Teddy en Jerusalén. La segunda parte del plan maestro implicaba derrocar a la Autoridad Palestina y reemplazarla con Hamás. Según el Shin Bet, muchos de los 93 sospechosos que arrestó en ese momento, residentes de 37 diferentes aldeas palestinas en Judea y Samaria, formaban parte del plan para organizar un golpe de Estado contra la Autoridad Palestina.
El papel central que Arouri – el hombre que planeó derrocar al presidente de la AP, Mahmoud Abbas – juega en las conversaciones entre Israel y Hamás es una espina en el lado de Abbas, y Abbas no tiene motivación para ayudar a alcanzar un acuerdo de cese del fuego, aunque él tiene un papel que jugar en el marco de un alto el fuego que los egipcios y la ONU están tratando de poner en marcha. Se pedirá a Abbas que elimine las sanciones que puso en marcha contra Hamás en abril de 2017 en respuesta al intento de asesinato en Gaza del primer ministro palestino Rami Hamdallah. Abbas recortó el dinero que la AP suministraba para la atención médica en Gaza, así como el dinero destinado a pagar el agua y la electricidad para los residentes de Gaza.
Abbas es un gran obstáculo en el camino de un alto el fuego. El líder de la Autoridad Palestina insiste en que Hamás acepte sus condiciones para que la Autoridad Palestina asuma la responsabilidad de la Franja de Gaza. También insiste en que cualquier acuerdo con Hamás se basa en la reinstauración de las instituciones de la OLP en Gaza y no en una reconciliación Hamás-Autoridad Palestina o en una elección presidencial en la Autoridad Palestina. Abbas no oculta su temor de que un alto el fuego entre Hamás e Israel cortará los últimos vínculos que unen a Gaza con la Autoridad Palestina. Para Abbas, Arouri es una bandera roja que le recuerda cuán grande es el peligro que representa Hamás.
Cohetes de Judea y Samaria
Israel es sabio con Arouri y con el papel que desempeña en las conversaciones de alto el fuego con Hamás en Gaza. El pasado de Arouri y su aspiración de relanzar atentados terroristas letales en Judea y Samaria le dieron a la parte israelí una pausa -hay espacio para hacer demandas adicionales a Hamás como parte del marco de cese al fuego- ¿un compromiso de Arouri y Hamás en el extranjero para detener la actividad diseñada para incitar al terrorismo en Judea y Samaria? Todavía no está claro si la idea es aceptable, o si el problema se ha planteado con Hamás, pero el razonamiento es claro.
Desde que fue liberado de la prisión, Arouri no ha dejado de tratar de importar el terror a Judea y Samaria. En nombre de Hamás, se atribuyó la responsabilidad por el secuestro y asesinato de Gil-ad Shaer, Naftali Frankel y Eyal Yifrach en 2014. Participó en la organización y dirección de la gran infraestructura de Hamás en Judea y Samaria que el Shin Bet ha descubierto en los últimos años. Incluso intentó comenzar a fabricar cohetes y misiles que Hamás dispararía a las ciudades del centro de Israel y la costa. Una vez habló sobre el plan, expresando la esperanza de que la “resistencia” en Judea y Samaria lograría obtener cohetes, y cuando se le preguntó si eso era posible, dejó en claro que “en la Franja de Gaza se fabricaron cohetes bajo un estado de bloqueo, por lo que también podemos superar las dificultades en Judea y Samaria”.
Israel arrestó por primera vez a Arouri, oriundo de la aldea de Aroura, cerca de Ramallah, en 1992. Fue sentenciado a cinco años de prisión por pertenecer a una organización terrorista. Desde entonces, ha cumplido varias condenas de distinta duración. La última vez que lo liberaron fue el 30 de marzo de 2010, con la condición de que abandonara el país. Las circunstancias de su liberación y el acuerdo aún están en secreto. Hubo rumores (que fueron denegados) de que Israel hizo un trato con él que si ayudaba a negociar la liberación de Shalit, sería expulsado y deportado. Pero la verdad es casi seguro que es menos complicada y la orden de detención administrativa bajo la cual fue encarcelado no pudo extenderse debido a la falta de pruebas.
Lo cierto es que Israel lamenta amargamente haberlo enviado fuera del país.
“En retrospectiva, está claro que hubiera sido más fácil vigilarlo desde Judea y Samaria”, dijo un alto funcionario de seguridad.
“Conoce a Israel muy bien, habla hebreo con fluidez, es muy dedicado, se dedica a la renovada cercanía entre Hamás e Irán y ve el panorama general”, explicó el funcionario, quien agregó que Hezbolá ayudó a Arouri a mudarse al barrio Dahiya de Beirut, uno de los lugares más seguros en Líbano.
Bajando el precio
Antes del último deterioro en las comunidades adyacentes a Gaza el miércoles y el jueves, Israel y Hamás estuvieron llevando a cabo conversaciones sobre dos fechas diferentes. Lo inmediato se centró en asegurar un alto el fuego sostenido, uno que incluiría a Hamás para detener las violentas manifestaciones fronterizas y su campaña de terrorismo incendiario utilizando globos y cometas incendiarias. Aparentemente se esperaría que Israel restableciera la actividad completa en el cruce Kerem Shalom. Pero eso no es suficiente para Hamás. Exige que Israel incremente el suministro de electricidad a Gaza y elimine el bloqueo económico.
Las conversaciones a más largo plazo apuntan a un acuerdo más amplio que incluiría el regreso de los cuerpos de Goldin y Shaul, así como de los cautivos Mengistu y Al-Sayed. Las conversaciones han planteado la posibilidad de construir un puerto marítimo para el uso de Gaza en Alejandría, así como una central eléctrica y un aeropuerto en el Sinaí, todos los cuales se construirían bajo los auspicios de la ONU, bajo supervisión egipcia y con financiamiento de Qatar, la Unión Europea y los EE. UU. La primera etapa del proyecto de infraestructura implicaría una inversión de $ 650 millones. Hamás preferiría que estas instalaciones se construyeran dentro de la Franja de Gaza, pero Israel se niega. Israel está preocupado de que si se erigen en Gaza, sin ninguna inspección, Hamás los explotará para rearmarse.
Mientras tanto, las familias Goldin y Shaul continúan abogando por el retorno de los restos de sus hijos y no están dispuestos a aceptar la separación entre los dos “acuerdos” diferentes. El profesor Simcha Goldin, padre de Hadar, dijo esta semana que el presidente estadounidense, Donald Trump, se había asegurado de que Corea del Norte devolviera los cuerpos de soldados estadounidenses que tenía cautivos antes de sentarse con el líder norcoreano Kim Jong Un.
“Nadie puede decirnos que Hamás es más duro que Corea del Norte”, dijo Goldin.
En una entrevista al canal 20, Goldin incluso rechazó las afirmaciones de que la presión de las familias perjudicaba las negociaciones y enfatizó que cuando se trataba de Hamás, no había “ninguna cuestión de precio”, por lo que la presión de las familias no podía afectar negativamente el proceso.
“No estamos exigiendo la liberación de terroristas. Todo lo que queremos es entrar en negociaciones en una posición de poder, una posición de presión sobre Hamás y hacer que Hamás sienta que continuar reteniendo los cuerpos de Hadar y Oron es una carga [para ellos]. Lamentablemente, la persona que durante cuatro años ha elevado el ‘precio’ cada vez que cede a las demandas de Hamás es el primer ministro. Nosotros, la familia Goldin, somos los únicos que están bajando el precio, presentando una firme postura”, dijo.