Israel destruye instalaciones nucleares y balísticas de Irán en 12 días, retrasa su programa atómico y demuestra superioridad militar.
Operación León Naciente debilita a Irán
Israel ejecutó una operación militar sin precedentes contra el programa nuclear y balístico de Irán, conocida como Operación León Naciente, que culminó tras 12 días de intensos ataques. La ofensiva, finalizada recientemente, asestó un golpe devastador a las ambiciones atómicas de Teherán, destruyó instalaciones clave y eliminó a científicos y comandantes fundamentales. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) demostraron una capacidad operativa asombrosa, penetraron las defensas iraníes y establecieron superioridad aérea sobre la capital enemiga.
La inteligencia israelí, con una precisión quirúrgica, identificó las ubicaciones exactas de generales y expertos nucleares iraníes. Misiles y drones atacaron apartamentos y centros de mando, lo que permitió decapitar las estructuras de liderazgo de Irán. Además, comandos israelíes realizaron operaciones en suelo iraní, construyeron una instalación de drones y lograron el contrabando de sistemas de misiles, lo que facilitó la demolición de las defensas antiaéreas iraníes.
El programa nuclear iraní sufrió un retraso significativo. La destrucción de las instalaciones obligará a Teherán a optar por un enfoque secreto y compartimentado si desea reconstruir su capacidad atómica, un proceso lento y plagado de desafíos. Asimismo, la fuerza de misiles balísticos de Irán quedó diezmada, con la pérdida de más de la mitad de sus existencias y varios comandantes clave. Aunque Irán podría intentar rearmarse, Israel mantiene una vigilancia estricta y está preparado para una nueva intervención si detecta avances.
La respuesta iraní fue limitada y poco efectiva. Teherán lanzó ataques que causaron la muerte de 28 israelíes, además de 1.400 heridos y 15.000 desplazados, cifras considerablemente menores a las que Israel había anticipado. Los aliados regionales de Irán, como Hezbolá, no intervinieron durante la ofensiva, lo que expuso la debilidad de la red de proxies iraníes. Un ataque iraní contra una base estadounidense, que se había anunciado previamente, no causó daños significativos, lo cual reforzó la percepción de impotencia de Teherán.
Contexto de la victoria israelí
La Operación León Naciente reflejó el éxito previo de Israel contra Hezbolá en 2024. En esa campaña, las FDI utilizaron inteligencia acumulada durante años para neutralizar a miles de combatientes y asesinar a líderes de la organización terrorista. Después de dos meses de operaciones terrestres, Hezbolá aceptó un alto el fuego, lo que debilitó su influencia en el Líbano. La inacción de Hezbolá durante los ataques a Irán evidenció su incapacidad para prestar apoyo a su principal patrocinador.
El impacto de la ofensiva contra Irán aún se evalúa. Inspectores internacionales y agencias de inteligencia analizan los escombros con el fin de determinar la magnitud del daño. Sin embargo, la operación rompió la barrera psicológica que impedía un ataque directo a las instalaciones centrales de Irán. La pérdida de liderazgo militar, infraestructura nuclear y cientos de soldados dejó a Teherán en una posición vulnerable, mientras Israel consolidó su estatus como potencia militar dominante en la región.
Datos clave de la Operación León Naciente
- Duración: 12 días de ataques coordinados contra objetivos nucleares y balísticos iraníes.
- Daños: Destrucción de instalaciones nucleares clave y más del 50% del arsenal de misiles de Irán.
- Pérdidas iraníes: Cientos de soldados, científicos nucleares y comandantes eliminados.
- Respuesta iraní: 28 israelíes muertos, 1.400 heridos, 15.000 desplazados.
- Inacción de aliados: Hezbolá no intervino en apoyo a Irán durante la ofensiva.
En contraste, la operación en Gaza, conocida como Operación Carros de Gedeón, plantea desafíos distintos. Esta campaña, iniciada tras el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre de 2023, busca la “victoria total”, según la definición del primer ministro Benjamín Netanyahu, entendida como el desarme de Hamás, su expulsión del gobierno de Gaza y la liberación de todos los rehenes. A diferencia de las campañas contra Hezbolá e Irán, los objetivos en Gaza son más ambiciosos, lo que ha prolongado la guerra durante más de 630 días.
La presencia de rehenes complica las operaciones en Gaza. Las FDI evitan las áreas donde podrían estar los cautivos, lo que deja secciones de la Franja sin conquistar. La estrategia actual, diseñada por un nuevo jefe del Estado Mayor y el ministro de Defensa, prioriza ejercer presión sobre Hamás para negociar la liberación de rehenes, en lugar de buscar una derrota militar total. Esta postura ha llevado a dos ceses al fuego, incluido uno de dos meses tras la asunción de Donald Trump en 2025.
Desafíos en Gaza frente a victorias regionales
La campaña en Gaza avanza lentamente como resultado de un diseño deliberado. Las FDI iniciaron operaciones terrestres en la ciudad de Gaza, después en Jan Yunis en diciembre de 2023 y, posteriormente, en Rafah en mayo de 2024. Esta cautela responde al uso intensivo de potencia de fuego para proteger a las tropas y a la necesidad de despejar túneles y registrar viviendas. A diferencia de las operaciones en Irán y Líbano, las FDI no atacan múltiples frentes al mismo tiempo, lo que prolonga la guerra.
La política interna de Israel también influye. Mientras que las campañas contra Hezbolá e Irán contaron con un consenso político amplio, el caso de Gaza genera divisiones. Miembros de la coalición de Netanyahu, como Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, promueven el restablecimiento de asentamientos judíos en Gaza, una idea que Netanyahu no respalda públicamente, pero tampoco descarta para conservar el apoyo de su gobierno. Esta ambigüedad ha impedido definir un plan claro para el futuro de Gaza tras Hamás.
Informes recientes indican que Donald Trump y Netanyahu negocian una solución que contemplaría el fin de la guerra. Esta incluiría el control temporal de Gaza por parte de estados árabes hasta que la Autoridad Palestina pueda asumir el gobierno, junto con la normalización de relaciones con Arabia Saudita y Siria. Aunque Netanyahu desmintió estos reportes, la posibilidad aún se mantiene.
Si esta visión no se concreta, Israel mantendrá su supremacía militar regional, atacará a Hezbolá cuando lo considere necesario y mantendrá una estrecha vigilancia sobre Irán. En Gaza, la ofensiva continuará, lo que incrementará los costos para soldados y civiles, con rehenes aún en riesgo y sin un desenlace claro.