En teoría, Turquía es un aliado de la OTAN. En teoría, también, Turquía está en negociaciones con la Unión Europea para ser miembro de pleno derecho. En realidad, ambas cosas son ilusiones.
En septiembre de 2010, aviones turcos y chinos realizaron ejercicios conjuntos en el espacio aéreo turco. En 2011, el gobierno turco anunció planes para construir un misil balístico con un alcance de 2.500 kilómetros. En 2012, Turquía se unió a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) como socio de diálogo. (Otros socios de diálogo fueron Bielorrusia y Sri Lanka; los observadores fueron Afganistán, India, Pakistán, Irán y Mongolia). Desde entonces, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha dicho en numerosas ocasiones que Ankara abandonará su intento de ingresar en la UE si se le ofrece ser miembro de pleno derecho de la OCS.
En septiembre de 2013, Turquía anunció que había seleccionado a una empresa china para la construcción de su primer sistema de defensa aérea y antimisiles de largo alcance. Después de que Ankara desechara ese contrato, pasó a adquirir el sistema S-400 de fabricación rusa, lo que provocó la suspensión de Turquía del consorcio multinacional liderado por Estados Unidos que construye el avión de combate de quinta generación F-35. La controversia del S-400 también desencadenó las sanciones estadounidenses CAATSA contra Turquía.
El distanciamiento sociopolítico de Turquía con respecto a Occidente no ha dejado de crecer. Una nueva investigación, realizada por la encuestadora turca Areda Survey, ha demostrado lo siguiente:
- El 54,6% de los turcos considera que Estados Unidos es la mayor amenaza para la seguridad de su país, mientras que el 51% piensa que la mayor amenaza es Israel; el 31,1%, los Emiratos Árabes Unidos; y el 30,7%, Arabia Saudita.
- El 35,5% de los turcos considera que Estados Unidos no es fiable; el 32,8% piensa que es un Estado colonialista.
- El 72,2% se opone a cualquier tipo de cooperación con Estados Unidos.
- Cuando se les pregunta con cuál de los dos países debería Turquía desarrollar sus relaciones, el 78,9% dice que con Rusia, frente al 21,1% que defiende la cooperación con Estados Unidos.
- El 58,2% de los turcos piensa que Rusia es su aliado estratégico.
- El 69,3% piensa que la adquisición del sistema ruso S-400 fue una decisión correcta.
La autoexclusión de Turquía con respecto a Occidente y a las instituciones occidentales no es gratuita. Una nueva investigación en Europa muestra cómo los europeos, que en su día estaban entusiasmados con la adhesión de Turquía a la UE, ahora sienten que Turquía no pertenece a su cultura política.
En abril, el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores encuestó a más de 17.000 personas en 12 países europeos. La encuesta reveló que:
“Turquía es el único país que más europeos ven como un adversario que como un socio necesario. Teniendo en cuenta que Turquía es un miembro de la OTAN -a diferencia de China, Rusia, India y Japón, todos los cuales los europeos consideran menos amenazantes- este resultado es bastante preocupante. Sólo el 25% de los europeos ve a Turquía como un socio necesario, y solo el 4% la ve como un aliado con valores e intereses compartidos. En Alemania, el 41% de los encuestados considera a Turquía un adversario”.
“Nuestra encuesta muestra que los europeos desean en general una política exterior de cooperación y no de confrontación. La idea de “asociaciones estratégicas” está profundamente arraigada en el ADN de los europeos. Al mismo tiempo, los europeos entienden que hay aspectos de sus relaciones con Rusia, China y Turquía que hacen que estos países sean rivales o incluso adversarios”.
Turquía no es mejor percibida al otro lado del Atlántico. El uso de la palabra “genocidio” por parte del presidente Joe Biden el 24 de abril tal vez no fue un cambio de juego en las profundamente problemáticas relaciones entre Estados Unidos y Turquía, pero aumenta el aislamiento político de Turquía, debilita sus argumentos sobre si hubo o no un genocidio entre 1915 y 24, y desestabiliza aún más lo que queda del poder blando de Ankara. “El pueblo estadounidense honra a todos los armenios que perecieron en el genocidio que comenzó hoy hace 106 años”, dijo el presidente Biden en el Día del Recuerdo Armenio. Con esa declaración, Biden se convirtió en el primer presidente estadounidense en reconocer el genocidio armenio.
Más recientemente, el embajador John Bolton, ex asesor de seguridad nacional del presidente Donald Trump, dijo que se ha unido al consejo asesor del Proyecto de Democracia Turca, una institución recién lanzada, “para arrojar luz sobre la oscura situación” en Turquía.
El Proyecto Democracia Turca es “una organización de política internacional sin ánimo de lucro, no partidista, formada en respuesta al reciente giro de Turquía hacia el autoritarismo”, dice su sitio web.
“Es hora de hacer sonar la alarma sobre Turquía”, escribió Bolton en su anuncio en Twitter. A continuación, describió a Ankara como un aliado fiable de la OTAN que se ha acercado incómodamente a Rusia.
El 1 de julio, Estados Unidos incluyó a Turquía en una lista de países implicados en el uso de niños soldados durante el último año, colocando así por primera vez a un aliado de la OTAN en dicha lista. Se trata de una medida que probablemente complique aún más los ya tensas relaciones entre Ankara y Washington. El Departamento de Estado de Estados Unidos determinó en su Informe sobre Trata de Personas de 2021 que Turquía estaba proporcionando «apoyo tangible» a la división Sultán Murad en Siria, una facción de la oposición siria que Ankara ha apoyado durante mucho tiempo y un grupo que, según Washington, reclutaba y utilizaba niños soldados.
El sentimiento de distanciamiento entre turcos y occidentales es mutuo y creciente. Es un resultado inevitable de la islamización total de Turquía en las últimas dos décadas. Occidente tiene ahora que lidiar con una pequeña Rusia.