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Portada » Opinión » Van cayendo las máscaras en el camino hacia el acuerdo nuclear con Irán

Van cayendo las máscaras en el camino hacia el acuerdo nuclear con Irán

Por el profesor Eyal Zisser

por Arí Hashomer
2 de febrero de 2022
en Opinión
Van cayendo las máscaras en el camino hacia el acuerdo nuclear con Irán

Al entrar en la Casa Blanca hace aproximadamente un año, el presidente estadounidense Joe Biden hizo de la renovación del acuerdo nuclear con Irán de 2015 una de las principales prioridades de su administración. Sus portavoces dijeron que un acuerdo era necesario para eliminar la cuestión iraní de la agenda, al menos por el momento, para que él y su administración pudieran dedicarse a los asuntos verdaderamente importantes para Washington, a saber, su rivalidad con China en Extremo Oriente.

El régimen iraní también parece ansioso, aunque mucho menos que Biden, por alcanzar un nuevo y mejor acuerdo nuclear que le proporcione un alivio de las sanciones y le permita estabilizarse y reforzar su posición a nivel interno.

Sin embargo, a pesar de estos puntos de partida, no ha habido ningún avance en el último año, y las negociaciones se prolongaron repetidamente mientras una crisis tras otra mantenía alejados a Washington y Teherán. A decir verdad, fueron los iraníes quienes crearon estas crisis e incluso suspendieron las conversaciones en alguna ocasión, como si no tuvieran ningún interés en un nuevo acuerdo. Washington, por su parte, se vio arrastrado, respondiendo tímidamente a los movimientos de Irán y principalmente a sus provocaciones.

En cierto momento, hace uno o dos meses, parecía que los estadounidenses habían renunciado a la posibilidad de llegar a un acuerdo. En Washington, los funcionarios llegaron a comentar que todas las opciones estaban sobre la mesa, una insinuación torpe y particularmente inauténtica de que era posible un ataque militar.

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Sin embargo, milagrosamente, y en medio de un contexto de crecientes tensiones entre Washington y Pekín y Moscú -que incluso abrió un nuevo frente contra Estados Unidos en Ucrania-, las conversaciones se reanudaron, y los portavoces iraníes y estadounidenses predicen ahora un inminente avance que llevará a ambas partes al anhelado acuerdo. Incluso el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, dio luz verde a un acuerdo, declarando que «las conversaciones, y por extensión, un acuerdo con el enemigo, no significan la rendición de Irán».

Los negociadores, al parecer, se merecen un premio Nobel, aunque no por la paz sino por su increíble teatralidad. Después de todo, los iraníes necesitan un acuerdo desesperadamente, más de lo que están dispuestos a admitir. Sin embargo, han proyectado un aire de indiferencia como si todo el asunto apenas les afectara. Los estadounidenses, por el contrario, proyectan indecisión y debilidad, y sobre todo un extremo afán por llegar a un acuerdo a toda costa.

Los iraníes son maestros de la negociación y se basan en el principio de que todos los acuerdos deben firmarse en el último momento y no un instante antes, que es lo que parece que está ocurriendo.

No hay que tomar demasiado en serio las amenazas de las partes, ni el ambiente calamitoso que a veces intentan proyectar. Sin duda, todos los parámetros de un acuerdo se determinaron el día en que Biden pisó el Despacho Oval, y desde entonces, los iraníes se han limitado a mejorarlos en relación con su proyecto nuclear, que está mucho más avanzado que hace un año.

El acuerdo, con toda probabilidad, no puede detenerse ni mejorarse; por tanto, Irán seguirá estando a un paso de conseguir un arma nuclear bajo sus auspicios. Lo que sí se puede hacer es intensificar la lucha contra Irán en todo Oriente Medio, en Siria, Irak y ahora también en Yemen. Esta lucha está demostrando ser eficaz, especialmente en Siria, cuenta con el apoyo regional e internacional, y puede ganarse.

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