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Portada » Opinión » El viejo truco del buen diablo justiciero

El viejo truco del buen diablo justiciero

por Arí Hashomer
5 de agosto de 2018
en Opinión
Tamimi: “Todos deberíamos abofetear a los soldados de Israel”

La adolescente árabe Ahed Tamimi habla en una conferencia de prensa en las afueras de la aldea cisjordana de Nabi Saleh el 29 de julio de 2018, después de terminar su condena de ocho meses de prisión por golpear a un soldado israelí. (AFP Photo / Abbas Momani)

El viejo truco de las personas malvadas haciéndose pasar como piadosas siempre ha funcionado como un encanto. En Israel, cuando los delincuentes comparecen ante un juez, muchos usan un kippa blanco y brillante, porque saben que de alguna manera misteriosa los hace ver como personas decentes, incluso cuando todo el mundo sabe que son despiadados.

Esta táctica es igualmente efectiva en la arena política. Joshua Yevin, fundador del primer movimiento clandestino de la derecha judía, mostró una visión misteriosa del futuro cuando escribió en 1933 sobre lo que llamó “el buen diablo”. “El buen diablo [es] el diablo que está totalmente comprometido con el bien y la misericordia”. Este demonio, escribió Yevin, “está equipado con las técnicas más avanzadas para la ‘justicia universal’ [él] lleva el ‘ideal humano más elevado’ en sus labios: es a él a quien no se puede combatir, derrotar o destruir… para quien se atrevería a levantar su mano contra el buen diablo protegido de los pies a la cabeza con una armadura de misericordia”.

La excitación reciente sobre la nueva heroína palestina Ahed Tamimi (en la foto) demuestra al buen diablo en acción. Tamimi, encarcelada durante ocho meses por abofetear a un oficial de las FDI, nunca ha ocultado su deseo de que algún día Israel deje de existir. Pero Tamimi, como esos criminales, se presenta hábilmente como un santo que captura los corazones de la extrema izquierda y los árabes israelíes que se identifican como palestinos. Esta extraña alianza entre estos dos extremos opuestos niega cualquier pretensión de rectitud desde el principio. Y, sin embargo, para asombro o diversión de muchos israelíes, los judíos liberales y los militantes musulmanes se vuelven cada vez más audaces, y ahora están usando todas las plataformas disponibles para gritar su justa indignación por lo que consideran una injusticia israelí cruda e inexcusable.

Hablar de justicia en lugar de tierra, que ahora sucede con más frecuencia que nunca, resulta ser un señuelo irresistible para muchas personas que están hartas de las molestias omnipresentes de una cosa llamada el “Estado Judío”. Hablar solo de la tierra, los palestinos saben mejor que nadie, tiene un defecto fatal. Limita a un futuro Estado palestino a Judea y Samaria, algo que corta el “derecho de retorno” de los [mal llamados] refugiados palestinos a sus hogares anteriores a 1948.

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Cambiar el énfasis de la tierra a la justicia permite matar dos pájaros de un tiro. Como dice el argumento, si la “ocupación” es injusta, entonces Israel mismo es injusto; y si Israel es injusto, entonces no tiene derecho a existir. Hablar de judíos israelíes como personas injustas y palestinos como personas justas, justifica la lucha continua por la realización de los dos principales objetivos palestinos: establecer un Estado palestino en el lugar de Israel y reasentar a esos perpetuos refugiados en sus antiguas casas en Tel Aviv, Haifa y Ashkelon. Este concepto retorcido de justicia palestina solo puede venir a expensas de Israel, por lo que el Estado Judío tiene que desaparecer.

Esta táctica conocida como la “política de la justicia” fue adoptada con entusiasmo por todos aquellos que no pueden soportar la visión de un Estado Judío, y la presencia de “Santa Tamimi” les da la confianza que necesitan para justificar el peculiar estilo de justicia palestina. Tras la salida de la cárcel, de Ahed Tamimi, el árabe miembro de la Knésett, Aymen Odeh, jefe del partido Lista Árabe Conjunta, dijo que apoya a “Tamimi y su lucha contra la ocupación… Espero que continúe en su lucha y espero que todo el pueblo palestino se resista a esta maldita ocupación. Queremos vivir en un lugar de justicia y paz”. Odeh, que habla en nombre de la justicia, espera el día en que Israel ya no sea el hogar judío. Odeh, no se puede dejar de mencionar, pertenece a la facción musulmana Ahmadiyya, que es considerada herética por los sunitas de la corriente principal.

Desde el otro lado, Guri Mintzer, el millonario israelí que cubrió los gastos legales de Tamimi, estaba tan jubiloso como Odeh, si no más. “Tuve el honor y el privilegio de participar en la fiesta de liberación de Ahed, la Juana de Arco palestina… pase lo que pase, nos mantendremos a su lado. La justicia siempre gana”, escribió Mintzer en su página de Facebook. Y nada menos que Dana Olmert, hija del ex primer ministro israelí Ehud Olmert, escribió que “la ocupación terminará, y será a causa de estas mujeres, Tamimi y por Gabi Laski, quien representó a Tamimi ante las abominables autoridades de ocupación. Todo el poder a Tamimi. Una joven que no se derrumbó a pesar del horror, la violencia y la injusticia”.

Tamimi, por cierto, ganó un considerable aumento de peso durante su “abominable” detención en una cárcel de Israel.

Tanto Mintzer como Laski son miembros del partido post sionista Meretz, que, como el partido de Odeh, espera facilitar un futuro en el que un Estado árabe palestino viva en paz junto a un Estado de Israel decididamente no judío. Este es el sentido de justicia del buen diablo.

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