Desde mi óptica, aunque limitada por la información a la que tengo acceso, percibo que la estrategia militar en Gaza se ejecuta con astucia y precisión. Sin embargo, la lenta y metódica profundización del control de las Fuerzas de Defensa de Israel en la región me inquieta profundamente. Es imperativo no menospreciar el impacto psicológico que representa para una organización terrorista, armada apenas con RPG, el resistir más de dos meses ante el ejército más poderoso del Medio Oriente, dotado de cazas F35 y los tanques más avanzados del planeta. La percepción del enemigo y la narrativa que crea son cruciales, moldeando su moral y avivando el deseo de sus seguidores de aniquilarnos.
Todos comprendemos que, en el laberinto de Gaza, la premura es un aliado del fracaso, especialmente por la existencia de túneles, y que un avance lento y cauteloso es, en realidad, la táctica militar más acertada para alcanzar nuestros objetivos, minimizando las bajas. Lento, pero sin vacilaciones. Además,