Nuestros corazones, desgarrados y afligidos, están con las familias de los secuestrados. Imaginar su sufrimiento nos hiere en lo más profundo. Pero es en estos momentos de oscuridad, cuando la tragedia nos golpea con la muerte accidental a manos de nuestros soldados, que debemos ser firmes y claros en nuestro entendimiento.
Nuestros soldados, enfrentados a la sombra constante del terrorismo, actuaron bajo la creencia de enfrentar una amenaza inminente. No son meros errores; son las crudas realidades de un conflicto despiadado. La ley judía, con su sabiduría ancestral, nos enseña que, en tales circunstancias, la culpa no puede recaer en aquellos que actúan bajo la presión de la guerra. No hay lugar para la culpa en un campo minado de incertidumbres.
La Halajá (Ley judía) nos ilumina con un principio crudo, pero necesario: …