A modo de preámbulo a su discurso de despedida a principios de esta semana, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se atribuyó el mérito del alto el fuego recientemente negociado entre Israel y Hamás.
Aunque los términos del acuerdo actual reflejan los de una propuesta realizada por Biden en mayo pasado, Hamás se negó en ese momento a aceptarlos porque, comprensiblemente, creían que Biden presionaría a Israel para hacer más concesiones. Además, tenían la esperanza de que Irán y sus aliados terroristas los rescataran.
Por el contrario, Israel aceptó con reticencia la propuesta de Biden en primavera. Su vacilación se basaba en la creencia razonable de que, si rechazaban el acuerdo, la administración Biden podría socavar su esfuerzo de guerra. Sin embargo, debido a que el apoyo estadounidense es crucial para el esfuerzo de guerra de Israel y la prioridad de rescatar a la mayor cantidad posible de rehenes, Israel firmó el acuerdo en mayo.
Sin duda, las circunstancias han cambiado desde mayo.
Yahya Sinwar ha muerto. Hezbolá ha quedado neutralizado (literal y figurativamente). Bashar al-Asad ya no está, e Irán se ha debilitado considerablemente. Pero ni siquiera esos cambios fueron suficientes para convencer a Hamás de aceptar el acuerdo actual. Hamás aún confiaba en el modelo de apaciguamiento, rendición y “desescalada” promovido por la administración Biden y en el ascenso de la facción progresista antisemita dentro del Partido Demócrata para su salvación.
Aunque la debilitación de sus enemigos ha mejorado la seguridad de Israel, estos nuevos hechos no fueron suficientes para convencer a Israel de que Estados Unidos estaba de su lado. Gran parte de su éxito contra Hamás, Hezbolá, los hutíes e Irán se logró ignorando los consejos y objeciones de la administración Biden.
El hecho de que el presidente electo Donald Trump asuma el cargo el lunes es el factor decisivo tanto para Hamás como para Israel. Hamás ahora cree que este es el mejor acuerdo que puede obtener. Israel se siente seguro al saber que tratará con una administración que lo respalda. El historial de Trump sobre Israel en su primer mandato habla por sí solo.
Sin embargo, en lo que respecta al acuerdo actual sobre los rehenes, las palabras importan.
Trump dejó en claro que “habrá graves consecuencias” si los rehenes no son liberados para el 20 de enero, día de la investidura.
Mike Waltz, asesor de seguridad nacional de Trump, al ser consultado sobre el acuerdo, declaró: “Hemos dejado muy claro a los israelíes, y quiero que el pueblo de Israel me escuche, que si necesitan volver a intervenir, estaremos con ellos. Si Hamás no cumple los términos de este acuerdo, estaremos con ellos”.
Durante su audiencia de confirmación como secretario de Defensa, Pete Hegseth afirmó ante el Senado que apoya que “Israel destruya y elimine a todos los miembros de Hamás”.
Del mismo modo, Marco Rubio, nominado por Trump como secretario de Estado, ha cimentado su reputación como experto en política exterior, en gran parte gracias a su apoyo inquebrantable al estado judío.
Compárese estas palabras y acciones con el lamentable historial de la Casa Blanca de Biden. La historia no tratará con indulgencia a la administración Biden.
No es posible saber hoy si este es un buen acuerdo para Israel y los civiles palestinos. Ellos son las únicas personas que importan en esta ecuación.
De cara al futuro, hay tres factores que considerar para juzgar el acuerdo:
- ¿Está Hamás destruido como fuerza militar y entidad gobernante? Ningún acuerdo puede considerarse un éxito a menos que Hamás haya sido derrotado. Es probable que queden remanentes de la organización terrorista, pero el punto es si serán relevantes para la reconstrucción y el gobierno de Gaza. Actualmente, no se sabe quién ocupará el vacío dejado por la derrota de Hamás. En cualquier caso, solo Israel puede garantizar su seguridad y la de los palestinos. Por lo tanto, Israel no puede aceptar una retirada total de Gaza ni renunciar a la posibilidad de regresar si es necesario. También debe mantener el control del Corredor Filadelfia, la frontera entre Gaza y Egipto, por donde se han introducido la mayoría de las armas de Hamás. Israel no puede confiar en Egipto ni en ningún organismo internacional para garantizar su seguridad.
- ¿Han sido liberados los rehenes? Se cree que aún quedan 98 rehenes en Gaza, siete de ellos estadounidenses. No se sabe con certeza cuántos están vivos o muertos. En la primera fase del acuerdo, se liberarán 33 rehenes a cambio de cientos de terroristas palestinos presos, muchos de ellos condenados a cadena perpetua por asesinar a israelíes. Los primeros 33 rehenes representan la parte sencilla. En las negociaciones de la Fase 2, las cuestiones sobre la retirada de tropas israelíes y quién gobernará Gaza tras la derrota de Hamás ganarán relevancia. Es difícil imaginar que Hamás libere más rehenes sin la promesa de una retirada total de Israel y garantías de un papel para Hamás en el gobierno de Gaza. Israel nunca aceptará esto. La administración Biden probablemente presionaría a Israel para hacer esas concesiones, pero el gobierno de Netanyahu confía en que Trump no lo hará. Esta es la principal razón por la que el acuerdo fue posible.
- ¿Habrá un cambio de régimen en Irán? Incluso si Hamás es eliminado, mientras no haya un cambio de régimen en Irán, este ciclo se repetirá. El ayatolá está enfocado en destruir a Israel y usa principalmente a sus aliados para avanzar en ese objetivo. Nunca debemos olvidar que el 7 de octubre fue un ataque de Irán contra Israel, y Hamás fue solo el arma elegida. Ojalá exista un acuerdo entre Israel y la próxima administración de Trump para atacar las instalaciones nucleares de Irán y debilitar aún más al régimen. Entonces, será tarea del pueblo iraní derrocar a los mulás. Si hay un cambio de régimen en Teherán, Hamás y sus aliados terroristas estarán condenados. Sin un benefactor, estos grupos no tienen futuro.
En resumen, tiene sentido que Israel acepte este acuerdo. Al menos, es una oportunidad para liberar a 33 rehenes sin comprometer su seguridad nacional. Además, demuestra que la sociedad israelí es una cultura de vida y un faro de civilización occidental rodeado de cultos de muerte nihilistas.
Aunque Biden ideó el acuerdo, Trump es su verdadero artífice. El tiempo dirá si tiene éxito, pero sin duda vale la pena intentarlo.
Sobre el autor: Eric Levine es miembro fundador del bufete de abogados de la ciudad de Nueva York Eiseman, Levine, Lehrhaupt & Kakoyiannis, PC. Es ensayista, comentarista político y recaudador de fondos para candidatos republicanos.