Desde aquel 7 de octubre crucial, Israel ha desencadenado un proceso implacable de desnazificación contra Hamás. Sin embargo, este esfuerzo apenas roza la superficie de lo que es necesario.
Es imperativo que los líderes del estado y los maestros de la comunicación intensifiquen este proceso con contenido vigoroso y penetrante. El objetivo doble es ineludible: primero, desmantelar cualquier intento de legitimar a Hamás, impidiendo su resurgimiento como un socio viable en futuras negociaciones; segundo, condicionar a la opinión pública internacional para aceptar, sin titubeos, la erradicación de Hamás en los túneles, empleando cualquier medio que Israel considere justificado.
La analogía entre el régimen nazi y entidades terroristas como Hamás y Daesh no solo es pertinente, sino alarmantemente precisa. Existe un hilo siniestro que enlaza la determinación suicida de los nazis, luchando hasta su aniquilación total, con las ambiciones desmedidas y sanguinarias de jihadistas como Sinwar y Deif. Esta temática, explorada por numerosos historiadores de la Segunda Guerra Mundial, plantea una interrogante crucial: ¿Favoreció la exigencia de rendición incondicional de los Aliados a un fin más temprano del conflicto, o, por el contrario, solidificó a Alemania bajo la sombra de Hitler, prolongando la guerra?
Churchill, en una reflexión tardía, desestimó la idea de que tal demanda extendió la guerra. Incluso el pueblo alemán y su liderazgo militar, inicialmente en una alianza férrea con Hitler, especialmente tras el fallido atentado del 20 de julio de 1944, comenzaron a desvincularse de él. Como Goebbels reconoció a principios de 1945, el partido nazi era vilipendiado y despreciado, llegando a un punto de ruptura en su influencia. La presión militar indudablemente aceleró su caída en desgracia pública.
Israel, hoy, se enfrenta a dos desafíos colosales: la opinión pública internacional, un ente voluble, mutable, y el manejo de los túneles. La percepción global hacia Israel ha mutado drásticamente desde el inicio del conflicto. Incluso los aliados más cercanos de Israel se retuercen incómodos ante el creciente costo humano, especialmente hacia poblaciones consideradas “no involucradas”. Las características geográficas y demográficas del sur de la Franja de Gaza, combinadas con el invierno inminente, presagian un agravamiento de la crisis humanitaria. Quizás Israel erró al no lanzar un ataque total desde el comienzo. Las afirmaciones de que el tiempo está del lado de Israel parecen desconectadas de la cruda realidad.
En un movimiento decisivo para contrarrestar la percepción negativa a nivel mundial, Israel debe implementar una estrategia para desviar la atención global, minimizando la visión de los palestinos en Gaza como víctimas. El foco se centra en el talón de Aquiles de Europa: el amargo recuerdo del Holocausto. Las medidas a tomar son contundentes:
- Campaña “Rendición Incondicional”: Una campaña internacional agresiva será lanzada, con Churchill, Roosevelt y Stalin, conocidos por su victoria sobre los nazis, como figuras centrales. Frente a ellos, se contrastarán Sinwar y Deif de Hamas, en una representación cruda de la batalla actual.
- Juicio Público por Crímenes Contra la Humanidad: Se promoverá un juicio público contra los líderes de Hamás, inspirado en la iniciativa de Vyacheslav Molotov de 1942 que llevó a los Juicios de Nuremberg. Esta acción busca transferir la responsabilidad legal y moral a la comunidad internacional, reduciendo la presión sobre Israel y convirtiéndola en un aliado en la persecución de Hamás.
- Legislación Específica Contra Hamás: Se propone una ley, en la línea de la “Ley para el Juicio de los Nazis y sus Colaboradores”, aplicable a miembros de Hamás y sus simpatizantes. Esta ley negará cualquier legitimidad a Hamás, cerrando la puerta a futuras negociaciones.
- Distribución de Material Sin Censura: Se difundirá la grabación del 7 de octubre en todas las plataformas y en todos los idiomas, exponiendo los hechos sin filtros.
La Estrategia de los Túneles: Sin una solución inmediata para su destrucción y con el tiempo de guerra limitado, los túneles de Hamás se convierten en un punto crítico. Israel debe abordarlos como un arma no convencional, atacándolos desde el principio de las operaciones para evitar que se conviertan en una ventaja táctica para Hamás.
Esta estrategia de desnazificación propuesta contra Hamás es una medida audaz que requiere que Israel trate los túneles de Hamás con prioridad máxima, enfrentándolos de manera decisiva y estratégica desde el inicio.
Para asegurar la neutralización de los túneles, Israel considerará todos los medios posibles, incluyendo bombardeos aéreos y la inundación con agua de mar. En casos extremos y de ser viable, se contempla incluso el uso de gas letal. La destrucción de estos túneles, junto con sus ocupantes, es fundamental; sin ella, Israel podría enfrentar un fracaso en su campaña, aun cuando controle partes de la superficie en la Franja de Gaza.
La lucha contra Hamás y sus repercusiones, que capturan la atención de todo Oriente Medio, deben servir para revivir en nuestra era y en el mundo postmoderno el concepto de “guerra total” del teórico militar Carl von Clausewitz. Esto implica un compromiso total con la destrucción del enemigo y su armamento apocalíptico, siendo esta también la manera más humana de proteger a los inocentes. Esta estrategia es clave para generar el cambio necesario en la frontera sur, sin recurrir a engaños ni artimañas. Es crucial entender que no habrá una segunda oportunidad para esta campaña.