Durante la noche del viernes, la Fuerza Aérea Israelí llevó a cabo ataques aéreos contra instalaciones militares en Irán, lo que se saldó con daños significativos al programa de misiles del régimen islámico y sus defensas aéreas. Estos ataques pusieron de manifiesto las capacidades avanzadas de largo alcance de la aviación israelí.
A pesar de los daños causados, el programa nuclear de Irán no fue afectado, lo que indica que el gobierno de Israel consideró la presión ejercida por Estados Unidos para contener el alcance de las operaciones. Queda por determinar si el impacto en la infraestructura de misiles y las defensas aéreas de Irán abre la posibilidad de futuros ataques por parte de Israel.
Informes de medios estatales iraníes revelaron que los objetivos alcanzados se localizaron en tres áreas principales: Teherán, Juzestán, en el suroeste, e Ilam, en el oeste del país.
El ataque, que Israel ha denominado “Operación Días de Arrepentimiento”, involucró a decenas de aviones de la IAF, los cuales fueron acompañados por aviones cisterna en un recorrido de aproximadamente 1,600 kilómetros desde el territorio israelí. La IAF logró establecer una superioridad aérea casi innegable en el espacio aéreo iraní.
Aunque los medios de comunicación estatales iraníes intentaron restar importancia a los efectos del ataque, este demostró la capacidad de Israel para realizar ataques profundos en el territorio iraní y llevar a cabo operaciones complejas en múltiples oleadas sin sufrir pérdidas.
Desde el cuartel general de las FDI en Tel Aviv, el teniente general Hezi Halevi, Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, supervisó la operación junto con el comandante de la IAF, el mayor general Tomer Bar.
La Unidad de Portavoces de las FDI afirmó que la misión fue un éxito, destacando que todas las aeronaves regresaron sin daños.
Tras los ataques, un alto funcionario de la administración Biden fue citado por Reuters, afirmando que, aunque Washington estaba listo para responder a posibles represalias por parte de Irán, el presidente Joe Biden no esperaba que Irán intensificara la situación.
Este comentario se enmarca dentro de un contexto más amplio de presión estadounidense sobre Israel para evitar ataques directos contra el programa nuclear iraní, especialmente con las elecciones en Estados Unidos a la vista y en medio de esfuerzos diplomáticos por parte de EE. UU. destinados a prevenir una implicación directa en un conflicto con Irán.
De este modo, el ataque se presenta no solo como una acción militar de Israel, sino también como un movimiento diplomático. Al evitar un enfrentamiento directo en torno al tema nuclear, se le ofreció al régimen iraní la posibilidad de desescalar la situación.
La cuestión táctica que surge tras la operación es si los ataques de Israel han debilitado lo suficiente las capacidades de misiles y defensas aéreas de Irán para influir en futuros compromisos.
Si la red de defensa aérea iraní fue efectivamente debilitada, Israel podría tener una ventaja en cualquier posible operación posterior. La duración del ataque, que se extendió por varias horas y consistió en múltiples oleadas, sugiere un esfuerzo sostenido y metódico para disminuir las capacidades de respuesta militar de Irán.
En este momento, se desconoce el alcance del daño infligido a los sitios de producción de misiles de Irán, pero es posible que esto retrase los esfuerzos de Teherán para reponer y modernizar su arsenal de misiles balísticos, lo que podría debilitar un elemento clave de su estrategia militar.
Una pregunta estratégica esencial ahora es si Israel anticipa una “Etapa B”.
A pesar de que los recientes ataques lograron beneficios tácticos, la decisión de Israel de no atacar las instalaciones nucleares iraníes sugiere que un futuro ataque podría depender de la respuesta de Irán o de cualquier cambio que se perciba en su camino hacia la producción de una bomba nuclear.
Si el ataque reciente ha deteriorado las defensas aéreas y las capacidades de misiles de Irán, Israel podría encontrar que una segunda oleada orientada a objetivos más sensibles o estratégicamente importantes sería más factible.
Sin embargo, los avances nucleares de Irán continúan. Según Sima Shine, directora del Programa de Investigación sobre Irán y el Eje Chiíta en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv, en un período de dos a tres semanas, Irán podría enriquecer suficiente uranio para crear tres dispositivos nucleares.
El esfuerzo paralelo para desarrollar una cabeza nuclear tomaría más tiempo, aunque Shine también subrayó que Irán podría optar por crear simplemente una bomba sin un sistema de lanzamiento. “Estamos hablando de un rango de seis meses a un año y medio”, explicó. “Lo que se necesita es una decisión política” de parte de Teherán.
A la luz de estos desarrollos, la atención en la producción de misiles y las defensas aéreas indica que Israel está llevando a cabo una estrategia a largo plazo, buscando debilitar la amenaza militar inmediata de Irán mientras deja la puerta abierta para futuros ataques.
Así, la “Operación Días de Arrepentimiento” se perfila como una maniobra cuidadosamente calculada, aunque surgen interrogantes críticas sobre lo que está por venir y si Israel ha sentado las bases para una confrontación más decisiva con el programa nuclear de Irán.